El escándalo de Espirito Santo amenaza la recuperación económica de Portugal
El escándalo financiero de Espirito Santo, un imperio financiero con ramificaciones en varios sectores de la economía portuguesa, podría arrastrar a otros grupos y frenar la recuperación económica del país, recién salido de un plan de rescate internacional.
El declive del grupo se aceleró el jueves con la imputación por blanqueo de capitales de Ricardo Salgado, exvicepresidente ejecutivo del Banco Espirito Santo (BES), y la demanda de puesta bajo control judicial de Espirito Santo Financial Group (ESFG), su principal accionista.
«Este caso llega en un contexto que ya era muy delicado. Las empresas portuguesas siguen estando muy endeudadas y la recuperación de la economía todavía es muy frágil», afirma Gilles Moec, economista en Deutsche Bank.
En el primer trimestre del año, el Producto Interior Bruto bajó un 0,6%, un revés inesperado para la economía portuguesa, que a principios de 2013 había logrado salir de dos años y medio de recesión.
Aunque los analistas hablaron entonces de un «accidente» que no iba a tener consecuencias en la recuperación, ahora temen que los problemas del grupo contagien toda la economía.
Por su parte, el presidente portugués, Anibal Cavaco Silva, admitió que los problemas del grupo podrían tener «un cierto impacto en la economía real».
El hasta ahora prestigioso grupo Espirito Santo es omnipresente en Portugal, con negocios en el sector de las finanzas, los seguros, los bienes inmobiliarias, la hostelería, la agricultura o la sanidad.
El BES, el principal negocio de este grupo familiar, que tiene el 20,1% de las acciones del banco, financia una de cada cinco empresas en Portugal y sus activos representan más de la mitad del PIB del país.
A través de la entidad, la familia ha vendido a sus clientes particulares títulos de deuda del grupo de alto riesgo.
– La hora de la verdad –
La hora de la verdad para el BES llegará el próximo miércoles, cuando presente sus cuentas semestrales, que pondrán al descubierto la magnitud de sus dificultades.
De momento, la importante exposición del banco a la deuda del grupo ha hundido sus acciones en bolsa y podría acarrearle pérdidas históricas.
El escándalo genera además desconfianza entre los inversores, que temen una posible intervención del Estado y crean un clima de incertidumbre que aumenta el coste de la financiación de las empresas.
Prueba de ello es que las tasas de interés a las que se financia Portugal han subido ligeramente en los últimos días.
«La familia Espirito Santo arrastrará en su caída a otros grupos portugueses, que verán cómo se evaporan miles de millones de euros, un dinero que ya no servirá par invertir. Es muy malo para nuestro país», vaticina el influyente hombre de negocios Miguel Pais do Amaral.
La primera víctima del caso ha sido Portugal Telecom, que tendrá que soportar el impago de 897 millones de euros por parte de Rioforte, una de las empresas subsidiarias de Espirito Santo International (ESI).
El impago ha tenido consecuencias en el proyecto de fusión de Portugal Telecom con el operador brasileño Oi y va cambiar la configuración del accionariado prevista inicialmente.
También se ha visto salpicado el hombre más rico de Portugal, Americo Amorim, que según el periódico Expresso, tiene deuda del grupo y podría haber perdido mucho dinero.