
El recuerdo del terror sigue vivo en miles de lugares de memoria en todo el mundo
Redacción internacional, 22 oct (EFE).- La Real Casa de Correos de Madrid, que a partir de este miércoles es Lugar de Memoria Democrática en España, se suma a la larga lista de edificios con un pasado oscuro que a lo largo y ancho del planeta han sido reconvertidos durante los últimos años en memoriales del terror y la tortura.
El objetivo de todos ellos es mantener vivo el recuerdo de las atrocidades que se cometieron dentro para de evitar que se repitan.
Uno de los más tristemente famosos es la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) de Buenos Aires, que funcionó como el mayor centro clandestino de detención, tortura y desaparición forzada de Argentina durante la última dictadura militar (1976-1983). Se estima que por allí pasaron unas 5.000 personas, de las cuales sobrevivieron poco más de 200.
Los detenidos allí vivían en condiciones inhumanas, eran sometidos a interrogatorios con torturas, violencia sexual y muchos fueron asesinados y desaparecidos. También se documentaron casos de apropiación de bebés nacidos en cautiverio.
El edificio fue reconvertido en 2004 en el Museo Sitio de Memoria ESMA, espacio dedicado a preservar la memoria de las víctimas y promover los derechos humanos.
Otro de los centros de memoria más impresionantes del mundo es el museo del genocidio de Camboya.
Tuol Sleng, conocido también como la prisión S-21, fue centro de tortura y ejecuciones del régimen del Jemer Rojo (1975-1979) y en él murieron cerca de 1,7 millones de personas por trabajos forzados, hambruna y purgas políticas en busca de una utopía agraria comunista.
‘Que nunca se olvide’
En la Morzinplatz de Viena se alzaba, entre 1873 y 1938, el lujoso Hotel Metropole, símbolo de la elegancia imperial austrohúngara. Tras la anexión de Austria por la Alemania nazi en 1938, el edificio fue convertido en la sede de la Gestapo en Viena. Allí, la policía política del Tercer Reich llevaba a opositores para ser interrogados, torturados y, con frecuencia, deportados a campos de concentración.
En 1985, en el lugar que ocupaba, se erigió un monumento en recuerdo a las víctimas del nacionalsocialismo, construido con granito de las canteras de Mauthausen -el campo de concentración donde miles de prisioneros murieron por trabajos forzados- y coronado por la inscripción ‘Que nunca se olvide’.
Casa del terror
En el centro histórico de Budapest, otro elegante edificio esconde una historia de represión. Hoy en día se le conoce como la ‘Casa del Terror’ y es un museo dedicado a las víctimas de las dictaduras pronazi y comunista.
Durante la ocupación alemana, los nazis instalaron allí su cuartel general y prisión, donde se interrogaba y torturaba a opositores, judíos y miembros de la resistencia en los sótanos del edificio.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el inmueble fue ocupado por la policía secreta comunista (ÁVH) y entre 1945 y la revolución antisoviética de 1956 volvió a ser escenario de detenciones arbitrarias, torturas y ejecuciones.
Lugares de oscuro pasado de todo el mundo intentan hoy en día iluminar el camino que recorre los países para que no se repitan errores que ensombrezcan el futuro.
En Uruguay se han logrado identificar 160 espacios que funcionaron como centros de detención, tortura, asesinato o abandono de cadáveres.
Durante la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989) en Paraguay, la Dirección Nacional de Asuntos Técnicos (DNAT), una dependencia del Ministerio del Interior conocida como ‘La Técnica’, funcionó como un centro de reclusión y tortura para detenidos.
El centro se convirtió hace veinte años en un ‘Museo de las Memorias’, que tiene varias salas, una de ellas con objetos de tortura como cachiporras, látigos y bolas de clavos usados para golpear a los detenidos y grilletes para inmovilizarlos.
En Taiwan, el Parque Conmemorativo del Terror Blanco de Jing-Mei ocupa las antiguas instalaciones de una escuela militar que durante la ley marcial (1949-1987) sirvió como tribunal y centro de detención, donde fueron procesados y recluidos numerosos opositores políticos del entonces régimen autoritario del Kuomintang en Taiwán.
En las remotas islas de Andamán de la India, el Imperio Británico erigió la Prisión Celular, conocida como Kalapani o ‘Aguas Negras’, un experimento de ingeniería social diseñado para quebrar a los revolucionarios y activistas por la independencia de la India.
Hoy, las alas que quedan en pie y sus celdas funcionan como museo y un sitio de memoria que recibe visitas guiadas.
En Francia existen varios lugares de memoria histórica ligados a la represión nazi que han sido convertidos en memoriales, como el Campo de Natzweiler‑Struthof, en Alsacia, que fue el único campo de concentración establecido en territorio francés.
Uno de los edificios que mejor evoca el terror del régimen comunista en Rumanía es la prisión de Sighet. Convertida en museo tras la caída del régimen dictatorial en 1989, permite a los visitantes recorrer las antiguas celdas y conocer, a través de documentos, objetos y fotografías, la historia de cuatro décadas de represión.
En Grecia, el Museo de Resistencia Democrática y Antidictatorial está ubicado en uno de los cuatro edificios de Atenas que conformaban el antiguo cuartel de la policía de la junta militar que gobernó entre 1967 y 1974.
En Portugal, el Museo de Aljube Resistencia y Libertad, situado en Lisboa y dedicado a la memoria de la lucha contra la dictadura del Estado Novo (1926-1974), se localiza en el mismo edificio que sirvió de cárcel entre 1928 y 1965 de presos políticos durante la dictadura.EFE
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