
El sector turístico en Túnez y Marruecos se recupera a medio gas

Sol, mar y playas paradisíacas. En este mes de octubre, Hammamet reúne todo los elementos para ser un destino ideal para los turistas, pero este sector continúa funcionando a medio gas en Túnez y Marruecos debido a la pandemia.
Haykel Akrout trabaja desde hace más de 20 años como director del lujoso hotel Bel Azur, con piscinas y un salón de talasoterapia, situado al lado de la playa de esta conocida localidad turística tunecina.
El año «2021 fue un poco mejor que 2020 (…). Pero continuó siendo dos veces menos bueno que 2019, a causa de las restricciones» sanitarias, explicó a la AFP.
Tras una agresiva ola del covid-19 en julio, su hotel, con 1.000 camas, tuvo que reducir su capacidad a la mitad y la mayoría de países europeos desaconsejaron viajar a Túnez.
Como la mayoría de los rusos entrevistados en Bel Azur, Elena Bakurova decidió viajar a este país del Magreb por sus «excelentes precios» para un «lugar soberbio».
Procedente de Vladivostok, en el extremo oriente ruso, vino unos días de vacaciones a esta playa tunecina para celebrar su 44º aniversario y también porque «quería descubrir África».
«Venimos todos los años con mi madre. Francia no es así en octubre. No podemos ir a la playa ni tomar el sol, allí hace frío», explica Yanis Merabti, de 28 años, un obrero de Lyon.
– «Supervivencia» –
«En estos momentos, hablamos de supervivencia, no estamos para nada en un contexto de rentabilidad», lamenta Akrout, cuyo hotel solo tiene el 30% de las camas ocupadas, 130 de ellas por rusos.
La temporada turística de 2021 supuso «una ligera mejora. Pero respecto a 2020 -un año catastrófico con una disminución del 80%-, estamos muy lejos de la actividad normal con un aumento del 11% este año», explica a la AFP Dora Milad, presidenta de la federación hotelera FTH.
Cuando el sector iba viento en popa, como en 2019, cuando hubo 9 millones de visitantes en Túnez, el turismo representó el 14% del PIB del país y trabajaron en él hasta 2 millones de tunecinos.
Marruecos, que también depende de este sector, experimentó una mejora con la reapertura de las fronteras a mediados de junio.
El país contabilizó más de 3,5 millones de visitantes a finales de agosto, mientras que el año anterior solo hubo 2,2 millones.
Pero los datos de este año resultan cuatro veces inferiores a los de 2019, con 13 millones de visitantes.
«La recuperación fue especialmente buena en las ciudades playera. Pero se ralentizó con las restricciones impuestas en agosto», explica a la AFP Hamid Bentahar, presidente de la Confederación de Turismo de Marruecos.
Entonces, el reino marroquí endureció sus restricciones sanitarias y limitó los viajes hacia localidades turísticas, como Marrakech o Agadir.
Para el invierno boreal, «ya es demasiado tarde», reconoce el director de Bel Azur.
Según él, el sector funciona «como un gran transatlántico, necesitaremos tiempo para ponerlo en marcha» y así «salvar la temporada 2022, tras haber firmado contratos con tour operadores».
Los profesionales esperan que el sector se recupere pronto, pero reconocen que deberán «replantear el turismo»
Túnez no puede conformarse «solo con el modelo de la playa y el camello. El turismo de masas ha demostrado sus límites», afirma Akrout.