
Guararé vibra con la Mejorana: tradición, fe y folclore en el corazón de Panamá
Guararé (Panamá), 28 sep (EFE).- Guararé, un poblado del centro-sur de Panamá, despierta distinto cada septiembre. Sus calles, normalmente tranquilas, se llenan de música, bailes y visitantes que llegan de todo el país y del extranjero para vivir el Festival Nacional de la Mejorana, la cita folclórica más importante de esta nación centroamericana.
«El festival de la Mejorana representa las fuerzas vivas de la identidad de los pueblos, no solamente de Panamá, sino de esa esencia y de ese apego por nuestras tradiciones», explica a EFE el secretario de la Junta Directiva del Patronato del Festival de la Mejorana, Carlos Patterson.
En Guararé todo gira en torno a esta celebración. Familias enteras se preparan con meses de antelación: las mujeres bordan y planchan polleras, el traje típico femenino; los hombres afinan décimas (poemas de diez versos), los niños aprenden danzas y los jóvenes ensayan versos para los concursos.
«Lo primero es exaltar y promover la ejecución correcta de los instrumentos folclóricos de nuestra patria y también de las expresiones folclóricas, es decir, la cumbia panameña, el tamborito, la saloma, y de paso promover en las nuevas generaciones el amor por el folclore», manifiesta Patterson.
El directivo subraya que el de la Mejorana es el «festival folclórico más antiguo de América Latina», y lo califica como «un referente de la cultura del continente americano».
El Festival de la Mejorana nació gracias al folclorista Manuel Zárate (1899-1968), quien entendió que la diversidad cultural panameña merecía un espacio común. Tiene cada año una reina, a quien Patterson describe como «la embajadora nacional del folclore».
Y cada rincón de Guararé se convierte en escenario: el parque Viviana Pérez, la plaza central, con sus bailes, las casas que abren las puertas a los visitantes y las calles que se llenan de comparsas y desfiles.
De sus manos depende la mejorana
El festival lleva el nombre de la mejorana, un pequeño instrumento de cuerdas considerado el único netamente panameño y que, además, da vida a un género poético y a una danza.
El artesano Belisario Vega, quien con sus manos crea este instrumento clave en el festival, expresa a EFE el «orgulloso de ser el único aquí que confecciona la mejorana en Guararé».
Vega explica que lleva «ocho años confeccionando la mejorana» y que su inspiración fue su hermano, Camilo Vega, que por motivos de salud tuvo que dejar la actividad y le cedió el testigo.
Según relata, la clave para hacer una buena mejorana es escoger la madera adecuada y que esté en buen estado, “no rajada ni con polillas”. El proceso, detalla, le toma unos 15 días y su precio ronda los 180 dólares.
Vega confiesa que desea que «la juventud se fijara en esto, que se entraran más en folclore, para aprender a hacer la mejorana y que esto nunca muera».
El redondel de los valientes
Sobre la plaza central de Guararé, en el improvisado corral de cañaza, madera y caucho, decenas de hombres esperan el momento. Los toros resoplan detrás de la gran puerta roja y el murmullo de la multitud anticipa lo que está por estallar.
Con la primera irrupción de la res, de inmediato, los más valientes se cruzan en su camino. Unos provocan la embestida con una manta roja o hasta un simple cartón; otros corren hacia los postes buscando refugio.
Carlos Alberto González, de 30 años, es uno de los jugadores de toro y cuenta a EFE que tiene «de 7 a 8 años de estar en el Festival de la Mejorana», lo que, asegura, le da el rango de «torero profesional».
La diferencia con otras corridas en otras partes del mundo es clara: en Panamá el animal no muere. Desde 2012, la ley prohíbe el sacrificio en el ruedo; aquí se trata de juego, adrenalina y espectáculo popular, más que de sangre.
«Nosotros no permitimos que a los toros se le dé con garrocha o se les estropee, y se cuida que los toreros manejen bien el tema de amarrar a los a los toros para entonces llevarlos al toril», puntualizó. EFE
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