
Irán incrementó casi un 50 % su producción de uranio enriquecido en los últimos tres meses
Viena, 13 jun (EFE).- El programa nuclear de Irán, atacado este viernes por Israel, ha avanzado mucho en los últimos meses, sobre todo en cuanto al enriquecimiento de uranio, aunque la República Islámica no dispone de armas atómicas, según el OIEA, la agencia nuclear de la ONU.
Irán ha aumentado entre febrero y mayo en casi un 50 % su producción de uranio altamente enriquecido (60 %), de acuerdo con el último informe técnico del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), emitido el pasado 31 de mayo.
Ese nivel de pureza ya es muy cercano al 90 % necesario para la fabricación de bombas.
Con más de 408 kilos de uranio al 60 % a mediados de mayo, Irán disponía de suficiente material para fabricar numerosas bombas.
El Instituto de Ciencia y Seguridad Internacional (ISIS), liderado por David Albright, un antiguo inspector del OIEA, estimó en un informe de la semana pasada que Irán necesitaría apenas dos o tres días para enriquecer los 25 kilos de uranio al 90 % necesarios para una bomba nuclear.
A este ritmo, Irán podría llegar a tener 15 bombas en apenas dos meses, advirtió el ISIS en su informe del 9 de junio.
Si bien los inspectores del OIEA no confirmaron en su último informe técnico pasos concretos para la fabricación de armas atómicas en Irán, calificaron como «motivo de seria preocupación» la acumulación de uranio altamente enriquecido.
Además, el OIEA destacó explícitamente que la República Islámica es el único país no poseedor de armas nucleares que produce material con esa elevada pureza.
Irán aseguraba necesitar el uranio que produce para aplicaciones médicas y para un reactor científico en Teherán, ya que para su única central de generación de energía atómica, en Bushehr, al sur del país, ha firmado con Rusia un acuerdo a largo plazo para recibir combustible nuclear.
En el acuerdo atómico multinacional de 2015, conocido como JCPOA, Irán se comprometía a limitar su producción de uranio en menos de 300 kilos y con una pureza máxima del 3,67 %.
Con el colapso gradual de ese acuerdo, tras el abandono de Estados Unidos en 2018, Irán fue aumentando sus capacidades nucleares y al mismo tiempo reduciendo los accesos para los inspectores del OIEA.
Si bien el pacto, firmado en su día por Irán junto con EE.UU, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania, ya no se cumplía en gran parte, la agencia nuclear de la ONU mantiene hasta hoy una presencia permanente de inspectores en el país.
El programa nuclear iraní está repartido por numerosos centros situados en diferentes partes del país, todos muy vigilados y algunos incluso bajo tierra por razones de seguridad, como la fábrica de enriquecimiento de uranio de Fordow, en el centro de Irán.
Mientras, la principal planta de enriquecimiento se encuentra en Natanz, en el centro de Irán, donde hay miles de centrifugadoras, de diferentes modelos y velocidades, para purificar uranio.
El OIEA confirmó hoy que esa planta fue atacada por la aviación de Israel.
En el pasado, hubo algunos incidentes de sabotaje en Natanz, atribuidos por Irán a Israel y sus aliados occidentales, como un gran ataque cibernético que en 2010 causó la destrucción de cientos de centrifugadoras.
Irán, que en 1970 firmó el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), dispone además de un reactor de agua pesada, en Arak, al suroeste de Teherán, donde podría producir plutonio, otro material con el que se puede fabricar armamento nuclear.
Sin embargo, desde la firma del JCPOA Irán no prosiguió con sus planes originales para ampliar ese reactor, lo que el OIEA viene verificando y confirmando cada tres meses desde 2016.
Otra importante instalación nuclear es la planta de reconversión de uranio, situada en Isfahán, al sur de Teherán.
En ese lugar, también protegido con baterías antiaéreas, el uranio se convierte en gas para su posterior enriquecimiento en la planta de Natanz.
Isfahán acoge además un centro de investigación atómico -con diferentes reactores de pequeño tamaño- construido en la década de 1970 con asistencia de Francia.
A finales de 2022, Irán anunció la construcción de una nueva central nuclear energética, en Darkhovin, al sur del país, con un reactor de 360 MW de potencia, inferior a los 1.050 MW que tiene la planta de Bushehr, que funciona desde 2011. EFE
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