
Karim Aïnouz ahonda en sus orígenes con un documental autobiográfico
Marta Garde
Cannes (Francia), 10 jul (EFE).- El brasileño Karim Aïnouz no es ajeno a hablar de la inmigración en su carrera cinematográfica, pero con el documental «Marinheiro das montanhas» ahonda en sus propias raíces con un viaje al país natal de su padre, Argelia, que presenta a modo de memoria audiovisual dedicada a su madre.
Aïnouz (Fortaleza, 1966) cogió su cámara en 2019, cruzó el Mediterráneo desde Marsella y en su relato de ese periplo, que duró seis semanas, intercala imágenes del pasado con sus nuevas vivencias en ese pueblo de la Kabilia, Tagmut Azuz, en el que se redescubre a sí mismo.
Un viaje temporal y espacial, narrado por él mismo, en el que busca respuestas sobre su identidad, con un padre ausente al que no conoció hasta los 18 años, pero que trasciende lo personal y tiene un trasfondo político.
«Es una carta a mi madre, pero en última instancia es una película sobre el colonialismo, sobre cómo nos ha privado de tantas cosas. Al venir de lugares que no giran en torno a Europa o EE.UU. conocemos muy poco de nuestra propia historia», dijo el director este sábado a EFE.
«Marinheiro das montanhas» se ha proyectado en el marco de las Sesiones Especiales de la 74 edición del Festival de Cannes, que tiene lugar del 6 al 17 de julio. En 2019, último año de su celebración física, triunfó en la sección Una Cierta Mirada, la segunda en importancia, con «A vida invisível de Eurídice Gusmão».
Aquella contenía una denuncia al patriarcado y esta última lleva implícito un llamamiento a abrir la mirada, a entender el pasado común y el impacto que han tenido en algunas naciones el colonialismo y el nacionalismo, que anima a combatir.
«El surgimiento de movimientos nacionalistas extremos, especialmente en Europa, está forjados por al miedo al otro. Como si el otro fuera peligroso y no simplemente uno más que puede ser una experiencia enriquecedora en vez de dañina», añade el también autor de «Madame Sata» (2002) o del documental «Aeropuerto Central» (2018).
De las ramificaciones de ese repliegue nacional o personal no se sale indemne.
«Pienso en Brasil hoy y en este monstruo (Jair Bolsonaro) que ha sido votado, no simplemente puesto ahí. También eso dice mucho de Brasil. La cantidad de cosas que se han destruido en dos años tardará dos generaciones en recuperarse. Es la misma dinámica de los países que han tenido poder y dinero y un fuerte pasado colonial. Se tarda mucho en reequilibrar las cosas», dice.
Con esta cinta, «autobiográfica y muy íntima», Aïnouz trata de organizar su propia historia y la de aquellos alrededor. Se acerca a la vida y al país de una figura paterna con la que casi no ha tenido contacto y a la que no ha informado de este filme.
Se encuentra por primera vez con familiares e imagina la vida que habría podido tener de haber nacido allí. Y lo narra con cariño a esa madre fallecida en 2015, Iracema, abandonada antes de que él naciera por la persona con la que proyectó una vida en común.
Los inicios de esa relación posteriormente rota se entrecruzan con archivos históricos de la independencia de Argelia y movimientos recientes de protesta en ese país. Un fresco con el que el director abraza sus orígenes diversos.
«Todos provenimos de diferentes lugares, nadie viene de un sólo sitio. En la película digo la frase ‘Quiero volver a mis hogares y no a mi casa’. Espero que permita a aquellos que vienen de distintos sitios a aceptarlos en lugar de tener que suprimirlos o que elegir uno».
Un mensaje que confía en que cale en una amplia audiencia: «Sueño con que la película pueda hacer sentir cosas a la gente y tener una amplia acogida, pero también entiendo que está narrada en portugués con subtítulos y que no es la narrativa clásica que solemos ver. Es un híbrido entre documental y ficción».
Sin saber todavía cuál será su recorrido comercial, Aïnouz vive como «un milagro» estar de nuevo en Cannes tras este tiempo de confinamientos y pandemia.
«Hubo un momento el año pasado en el que no sabíamos qué iba a pasar. Así que es una sensación increíble. Parece que estuve ayer aquí y al mismo tiempo que ha pasado una eternidad. Es un sentimiento extraño, pero positivo en general», concluye. EFE
mgr/ie
© EFE 2021. Está expresamente prohibida la redistribución y la redifusión de todo o parte de los contenidos de los servicios de Efe, sin previo y expreso consentimiento de la Agencia EFE S.A.