La cibercampaña electoral no es decisiva
La publicidad electoral en 'Youtube', los 'blogs', los 'chats', además de otras páginas personales de los candidatos en Internet muestran que ese nuevo modo de comunicación florece también en Suiza.
Pero todo ese escenario palidece ante el profesionalismo del modelo estadounidense o ante la campaña presidencial francesa, opina el consejero político Mark Balsiger.
Durante las elecciones federales de 2003, un candidato de tres disponía de su página en la red. “Esta año, son dos de tres”, subraya Mark Balsiger, director de la agencia de relaciones públicas Border Crossing, en Berna.
El ‘World Wide Web’ se considera un nuevo medio para atraer al público. “Si uno lo conoce un poco, el Internet ofrece notables posibilidades en una campaña electoral”, explica. “Sobre todo, es uno de los pocos medios que permite acercarse al electorado potencial de forma directa, sin filtros”, afirma Mark Balsiger a swissinfo.
Pero, de acuerdo al experto, la mayoría de los candidatos lo utilizan sin mucho talento. Sus páginas personales (‘blogs’) no tienen ningún impacto, pues el público participa poco en ellos.
El ineludible ‘Youtube’
Actualmente, todo aquel político serio que quiera hacerse pasar por moderno y abierto debe colocar su publicidad electoral en la plataforma de video internacional ‘Youtube’. No obstante, la mayor parte de los filmes disponibles en ese portal parecen de aficionados.
“Muchos candidatos creen que es suficiente sentarse en su jardín y hablar sobre algún tema frente a una cámara convencional, manejada por sus hijos. Esos filmes son un horror. Además, el sonido es, con frecuencia, inaudible y el filme no se ha editado”, comenta Mark Balsiger. Su veredicto es implacable: “¡Así nadie se interesa por ellos!”
Lo más despiadado en ‘Youtube’ es que se marca el número de entradas, que en el caso de los videos pueden girar en torno a las 5 o 500, como máximo, según constataciones hechas por swissinfo.
Mark Balsiger señala la existencia de dos excepciones: la única forma de ampliar su público es acudir a videoespecialistas para editar las imágenes o mostrarse lo suficientemente provocador para llamar la atención de los medios.
La estrategia de la parodia
Otro ejemplo encontrado por swissinfo: el candidato bernés para diputado, Thomas Fuchs, difunde en Internet un video electoral con el tema del Estado social. Un grupo zuriqués de hip-hop retoma las imágenes para darles otro tono (ver enlaces).
El resultado: el público ha visto la parodia más de 75.000 veces, y el anuncio publicitario electoral original fue visto 35.000 veces, lo que resulta incomparablemente mejor que los resultados de otros intentos.
“Las parodias se aprovechan de los comentarios de los medios. Lo que permite al candidato mejorar su visibilidad, sin que esto le cueste un centavo”, analiza Balsiger.
Sin revolución a la vista
“Sin embargo, no espero que se llegue al profesionalismo que se constata en Estados Unidos, pues esto estaría en contra del sistema de milicias en vigor en Suiza. En los Estados Unidos y en Francia los políticos se apoyan en más estados-mayores y numerosos profesionales que disponen de presupuestos importantes y que sólo trabajan para las elecciones”.
La campaña electoral ha adquirido en pocos años un mayor peso que antes. Pero constituye una sobrecarga de trabajo porque los candidatos también están ocupados en su profesión, tienen familia, entretenimientos, etc.
“Ante esa situación no se contentarán con ponerse al nivel, sino que querrán explotar mejor sus posibilidades”.
Por otra parte, el suizo promedio no está convencido de que Internet sea suficiente para informarse. Por tanto, tampoco será mañana cuando las elecciones se decidan en el ciberespacio.
swissinfo, Etienne Strebel
(Traducido por P. Islas)
La presencia de los partidos en Internet constituye una fuente importante para las futuras investigaciones históricas.
La Biblioteca Nacional Suiza archiva también las páginas Web de los partidos en liza para las elecciones federales de 2007 y las siguientes. Guarda las páginas mediante un sistema desarrollado para las publicaciones y diarios electrónicos.
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