La UE llega a la COP30 con un pacto para reducir un 90 % sus emisiones en 2040
Javier Albisu
Bruselas, 5 nov (EFE).- Con los Estados Unidos de Donald Trump en retirada del Acuerdo de París y un apetito global menguante por la descarbonización, la Unión Europea (UE) llega a la cumbre COP30 de Brasil con un acuerdo para reducir sus emisiones de CO2 en un 90 % en 2040 respecto a 1990, que quiere usar como palanca para reactivar el compromiso internacional contra el cambio climático.
«Tendremos completa unidad dentro de la Unión Europea y un mandato excepcionalmente fuerte que también nos permitirá pedir más a otros, dado que nos enfrentamos a un problema internacional», dijo este miércoles el comisario europeo de Acción Climática, Wopke Hoekstra.
El comisario neerlandés habló en rueda de prensa sin dormir, después de que los Veintisiete sellaran un difícil pacto tras casi 24 horas de negociaciones en Bruselas.
El objetivo de 2040 actúa como puente entre el 55 % de 2030 y la neutralidad de 2050 y permitirá formalizar ante la ONU el compromiso de recortar entre el 66,25 % y el 72,5 % en 2035.
La meta fijada por los Veintisiete para 2040, que aún debe negociarse con el Parlamento Europeo, mantiene el emblemático recorte del 90 %, pero suaviza su consecución con numerosas flexibilidades para los Estados miembros, preocupados por la competitividad europea.
La Comisión Europea entiende que las flexibilidades aportan pragmatismo a las políticas de una Unión Europea que sigue liderando la descarbonización, pese a que sólo es responsable del 6 % de las emisiones globales.
«Invitamos a todos los demás a sumarse a la UE en esta ambición porque necesitamos que otros hagan más. No tienen que hacerlo por nosotros, tienen que hacerlo por todos», agregó Hoekstra, quien aseguró que sólo el Reino Unido tiene planes climáticos más ambiciosos, con un 65 % en 2030 y un 81 % en 2035.
Las organizaciones ecologistas se muestran menos optimistas. La Red de Acción Climática considera el acuerdo «decepcionante» porque la flexibilidad «debilita el núcleo de la ambición climática europea» y Greenpeace avisa de que «actuar a medias en materia climática es profundamente irresponsable».
Otros analistas, en cambio, creen que es «una reducción brutal (…), un trallazo», dice a EFE un técnico diplomático, que agrega que el compromiso confirma una «dinámica imparable» de las políticas climáticas.
«Envía una señal largamente esperada a los inversores, las empresas y los socios internacionales de que la UE no seguirá la tendencia marcada al otro lado del Atlántico», señala el director del centro de pensamiento Strategic Perspectives, Neil Makaroff.
«Es irreversible», apunta otra fuente europea, que recuerda que «hace 20 años se instalaba 1 gigavatio de capacidad solar al año, mientras que ahora el mundo instala 2 gigavatios al día».
Prioridades
La Comisión quiere que la COP30 sirva para que la comunidad internacional reconozca que hay una «brecha» entre objetivos y resultados y que la dirección es «correcta», pero el progreso «no es suficiente».
«No se negociará el nivel de ambición, sino sobre la ambición en la implementación» para cerrar ese agujero, que proyecta un aumento de más de 3 grados a final de siglo.
Con los planes actuales, la ONU estima que se reducirían las emisiones entre un 11 y un 20 % en 2035, mientras que el recorte debería ser del 60 % para mantener vivo el objetivo de 1,5 grados.
Trump, China, el dinero y el precio al carbono
Hasta que apareció Trump, Washington y Bruselas eran aliados en clima. Pero la relación ha cambiado tanto que la Comisión ahora se conforma con que «Estados Unidos, responsable del 11 % del CO2 planetario, no obstruya que el mundo progrese en su acción climática».
Los equilibrios con Pekín son diferentes. Bruselas habría querido que China, que aporta el 30 % del CO2, entregara unas metas más agresivas, pero considera al gigante asiático un socio con el que colaborar.
«China ha dicho que su estrategia es ‘prometer de menos y cumplir de más’, y queremos ayudarles con el ‘cumplir de más'», ironiza un negociador.
La financiación para ayudar a los países en desarrollo será otro de los puntos calientes en Brasil.
«La UE está haciendo más que su contribución justa. Estamos decididos a seguir, pero no a sustituir a otros que hacen menos», señala una fuente oficial, que recuerda que los Veintisiete aportaron 31.700 millones de euros en 2024 y movilizaron otros 11.000 millones en inversiones privadas.
El bloque comunitario también quiere seguir impulsando los sistemas de precios al carbono, que la UE utiliza desde 2004 y que ahora están desarrollando países como Japón, China, México o Canadá.
La presencia conjunta de una delegación del máximo nivel europeo en Belém -encabezada por Ursula von der Leyen, Antonio Costa, Teresa Ribera y Wopke Hoekstra- buscará reafirmar el liderazgo climático europeo en un escenario internacional incierto. EFE
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