Los combates de rebeldes budistas contra el ejército arrecian en zona rohinyá
Los insurgentes budistas arakaneses libran combates desde hace unas semanas contra el ejército en una zona de Birmania golpeada ya por la rebelión de los musulmanes rohinyás, lo que obliga a los habitantes a huir, a veces con lo puesto.
«Los combates se llevan a cabo cerca. Las balas alcanzaron a nuestro colegio», detalla Kyaw Naing, que lleva refugiado desde hace dos semanas a pocos kilómetros de su aldea de Alecheung, en una pagoda budista cerca de Buthidaung, en el norte del estado Rakáin.
El, junto con otros 260 miembros de la etnia minoritaria Mro, se ve en medio de dos conflictos: entre las fuerzas armadas y los rebeldes arakaneses y entre el ejército y los insurgentes rohinyás.
En las últimas semanas hubo una ofensiva del Ejército de Arakán, que lucha por una mayor autonomía para la población budista(llamada también rakhines o arakaneses) en el oeste de Birmania.
Más de 5.000 personas abandonaron sus pueblos en enero para huir de los combates, según la ONU.
«Tuvimos que huir sin poder llevar nada», cuenta Kyaw Naing, de 24 años, a la AFP durante un viaje de prensa organizado por las autoridades birmanas. Esta es la única manera de acceder al área, que se encuentra bajo una fuerte presencia militar.
Zaw Win se vio obligado a irse de su aldea con las manos vacías. Fue el 13 de enero, cuando los rebeldes y el ejército combatían cerca.
La ONG International Crisis Group advierte, en un informe publicado el jueves que «el conflicto entró en una nueva fase peligrosa, en la que las divisiones étnicas están claramente en el primer plano».
La batalla más letal, hasta el momento, fue el 4 de enero, cuando 13 policías birmanos murieron y otros nueve resultaron heridos en ataques de los rebeldes.
– #ArakanDream2020 –
El descontento del grupo no es nuevo, pero se intensificó después de la victoria del partido de la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi en las elecciones legislativas de 2015.
Además de la lucha armada, estos rebeldes lideran una campaña activa en redes sociales, bajo el hashtag #ArakanDream2020.
El gobierno birmano no los ha incluido entre los grupos terroristas como ha hecho con el Ejército de Salvación Rohinyá de Arakán (ESRA). Este último lleva un tiempo tranquilo, después de que las represalias del ejército obligaran a huir a más de 720.000 rohinyás (una minoría musulmana) a Bangladés. La ONU calificó estos hechos de «limpieza étnica».
A raíz de la violencia de enero el gobierno pidió al ejército que lleve a cabo «operaciones de limpieza», una decisión que ha generado descontento. «Nos intentan intimidar», afirma bajo anonimato un arakanes a la AFP, asegurando que apoya a los rebeldes pero no se atreve a decirlo «por temor a ser detenido».
El reino de Arakán fue durante mucho tiempo independiente. Pero a finales del siglo XVIII fue conquistado por los birmanos.
Incluso entre los rohinyás que decidieron quedarse en Birmania después de la represión de 2017, el temor de ser víctima de los combates entre el ejército y los rebeldes budistas es fuerte.
«Por supuesto que les tenemos miedo, nos matarán si vienen», dice Kho Lar Myar, de 74 años, en el pueblo rohingyá, Thabyuchaung.