
Los gigantes nipones del motor asumen el castigo continuado de los aranceles de Trump
Antonio Hermosín Gandul
Tokio, 6 ago (EFE).- Los gigantes nipones del motor Toyota, Honda y Nissan están encajando ya en sus cuentas el golpe de los aranceles impuestos por Estados Unidos desde el pasado abril, y buscan vías para amortiguar la continuidad de esas tasas, pese a que se rebajarán con la entrada en vigor el jueves del acuerdo comercial entre Tokio y Washington.
El anuncio unilateral del pacto arancelario por parte del presidente estadounidense, Donald Trump, el pasado 23 de julio fue acogido con una mezcla de sorpresa, alivio y cierta resignación por parte del Gobierno nipón y de la industria nipona del automotriz, principal músculo exportador de la cuarta economía mundial.
En busca de garantías ante los vaivenes de Trump
Los aranceles «recíprocos», como los llama Trump, pasarán a ser del 15 % para todas las importaciones niponas a partir del jueves según el acuerdo, que fija así una tasa inferior al 25 % adicional con el que había amenazado a Japón -y aplicado de facto desde abril a sectores como el del motor- el mandatario de la Casa Blanca.
Pero esto significa que los aranceles que pagarán los fabricantes nipones del automotriz serán seis veces mayores que los aplicados antes del regreso de Trump al poder, a lo que se suma el temor de que el líder republicano incremente estas tasas a su antojo y en cualquier momento si lo considera oportuno para presionar o castigar a Japón.
El Ejecutivo nipón, de hecho, ha enviado esta semana a Washington a su negociador jefe en materia de aranceles, Ryosei Akazawa, con la misión de obtener alguna garantía por escrito de que los aranceles al motor serán en efecto del 15 %, y ante la confusión que han causado en Tokio los diferentes recursos legislativos empleados por Trump durante sus maniobras de intimidación comercial.
Pérdidas multimillonarias en el sector
Mientras tanto, los principales fabricantes nipones del automotriz han sufrido ya un notable deterioro de sus resultados financieros, y se aprietan el cinturón ante lo que está por venir en el resto del ejercicio.
Honda Motor, el segundo mayor fabricante automovilístico japonés, presentó este mismo miércoles unos resultados con un desplome de su beneficio neto del 50,2 % entre abril y junio, debido principalmente al impacto de los aranceles de Estados Unidos, su principal mercado.
A la espera de ver el desarrollo del reciente pacto comercial, Honda calcula que su beneficio neto para todo el ejercicio fiscal nipón, que concluirá en marzo de 2026, caerá un 49,8 %.
Toyota, la firma número uno global por volumen de ventas, tiene previsto anunciar precisamente el jueves sus resultados para el primer trimestre del año fiscal, para el que la mayoría de analistas calculan una caída de su beneficio operativo de alrededor del 30 %.
El tercer fabricante nipón, Nissan Motor, anotó por su parte unas pérdidas netas de 115.800 millones de yenes (677 millones de euros) entre abril y junio, y tras cerrar el ejercicio previo también en rojo, con uno de sus peores resultados que se recuerdan.
Nissan, que no ha publicado estimaciones financieras para el año fiscal en curso ante la incertidumbre arancelaria, emprendió a raíz de su catastrófico ejercicio 2024 un proceso de reestructuración que incluye el despido de unos 20.000 trabajadores en todo el mundo (un 15 % de toda su plantilla) y el cierre de 7 de sus 17 plantas globales.
Los otros fabricantes nipones están recurriendo a ajustes de precios, revisiones de sus planes de inversión o explorando ideas como importar a Japón coches «made in America» con vistas a mitigar el impacto arancelario.
Honda anunció el pasado mayo un recorte de su I+D para vehículos eléctricos puros ante la menor demanda de estos coches, para centrarse más en su catálogo híbrido, lo que se sumó al retraso de su proyecto para construir una planta de baterías eléctricas en Canadá.
Toyota, asimismo, se comprometió en abril a una inversión adicional en una de sus plantas estadounidense para reforzar su producción híbridos, y contempla importar a Japón coches fabricados en EE.UU. o distribuir en el archipiélago nipón automóviles de marcas estadounidenses con vistas a contentar a la Administración Trump, según los medios nipones. EFE
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