Medio siglo de la lidia de la primera corrida de toros mexicanos en España

Paco Aguado

Madrid, 23 may (EFE).- Este fin de semana se cumplen cincuenta años de la lidia, en la plaza madrileña de Las Ventas, de la primera corrida completa de toros mexicanos en España, marcada con el hierro de Mimiahuapam, que se saldó con el triunfo de Antonio Lomelín y la vuelta al ruedo en el arrastre del más bravo, llamado Amistoso.

El anuncio de la corrida de una de las más prestigiosas ganaderías mexicanas en la feria de San Isidro de Madrid estuvo rodeado de no pocas dificultades.

Principalmente era la imposibilidad de exportar ganado de un país a otro, pues no existían entonces relaciones diplomáticas entre el gobierno de la dictadura española del general Franco y el del presidente de México, Díaz Ordaz.

Por mediación del ganadero español Álvaro Domecq y los representantes de la famosa firma vinícola Casa Domecq en México, pudieron solucionarse finalmente los trámites necesarios para que los toros atravesaran el Atlántico, e inmediatamente ser trasladados a Los Alburejos, la finca de Domecq en tierras de Jerez de la Frontera (sur español).

EL MEXICANO LOMELÍN CORTÓ UNA OREJA

La corrida de Mimiahuapam, propiedad de Luis Barroso Barona, estaba prevista para la feria de San Isidro de 1970, en la confirmación de alternativa de la entonces gran figura mexicana Manolo Martínez.

Sin embargo, el escaso tiempo que los toros tuvieron para recuperarse tras 21 días de travesía obligó a aplazar la cita al San Isidro del año siguiente.

Los toros charros, de puro encaste San Mateo, salieron por fin al ruedo de Las Ventas el 22 de mayo de 1971 para ser estoqueados por Victoriano Valencia, José Luis Parada y el mexicano Antonio Lomelín, que resultó el triunfador.

Cortó una oreja al segundo de lidia ordinaria, pues abrió plaza el rejoneador Fermín Bohórquez, que además resultó lesionado con un astado de su propia ganadería.

Pero la estrella del sexteto, ya todos con los cinco años cumplidos y de una excelente presentación, fue el bravo cuarto, Amistoso, número 133 y de 563 kilos de peso, al que se premió con la vuelta al ruedo en el arrastre, tras una buena faena que Valencia malogró al fallar con el estoque.

El éxito de los toros de Mimiahuapam tuvo entonces una gran repercusión en el mundo taurino, y especialmente en México, donde se consideró como un orgulloso hecho histórico que una corrida nacional triunfara en la cuna de la tauromaquia.

Con todo, aquella no fue la primera vez que un toro mexicano pisó un ruedo español, pues ya en 1929 se lidiaron cuatro astados de Piedras Negras, junto a otros cuatro de Clairac, en la plaza de El Chofre, en San Sebastián (norte español), a cargo de Marcial Lalanda, Cagancho, Manolo Bienvenida y el mexicano Heriberto García.

Ni tampoco iba a ser la última, pues solo quince años después del éxito de Mimiahuapam en Las Ventas se toreó otro encierro completo de la divisa de San Mateo en la plaza de Huelva (suroeste), para Ortega Cano, Tomás Campuzano y el mexicano David Silveti.

Del mismo modo, dos toros más de esta divisa, sobrantes de los que llegaron a España para dicha corrida, se lidiaron en el San Isidro del 1987 por el propio Silveti y el francés Nimeño II. EFE

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