Merkel enfrenta una semana complicada con elecciones regionales y negociación
El partido de la canciller alemana, Angela Merkel, todavía desorientado por la frágil victoria en las legislativas y a una semana del inicio de las negociaciones para formar gobierno, espera obtener un resultado contundente este domingo en los comicios regionales de Baja Sajonia.
La misión de la canciller consiste en encontrar en los próximos meses una mayoría para su cuarto mandato. Para ello debe convencer al Partido Democrático Libre (FDP) y a los Verdes que se unan a la Unión Demócrata Cristiana (CDU) en el gobierno.
Las negociaciones para esta coalición, que en principio parece contra natura, comenzarán el 18 de octubre y podrían durar varios meses hasta finales de año. Un fracaso a la hora de llegar a un acuerdo implicaría la convocación de elecciones anticipadas.
Pero antes de sentarse a negociar, la canciller debe hacer campaña en Baja Sajonia, donde por el momento las buenas noticias para los conservadores se hacen esperar.
Antes de las legislativas del 24 de septiembre, la CDU se mostraba muy confiada en su capacidad para imponerse frente a los socialdemócratas y a los Verdes en esta región del norte de Alemania.
Y tenía indicios para este optimismo ya que las elecciones anticipadas se precipitaron después de que una parlamentaria ecologista dejó la mayoría que aglutinaba el gobierno regional SPD para unirse a la CDU.
Entonces, los sondeos otorgaban a los conservadores una ventaja de ocho puntos sobre el SPD.
– Codo a codo –
Pero este impulso duró poco. Según el último sondeo publicado esta semana, los socialdemócratas estarían ahora en posición de ganar las elecciones del domingo por un estrecho margen (33% contra 32%).
En las legislativas el partido de Merkel registró su peor resultado desde 1949 (32,9%) y los comicios quedaron marcados por la llegada al parlamento de la extrema derecha (AfD).
«Es sin duda importante para Merkel. Una victoria en Baja Sajonia la reforzaría demostrando que la Unión Demócrata Cristiana gana (con ella) las elecciones regionales», indicó el politólogo Oskar Niedermayer.
Por este motivo, la canciller se fijó como objetivo «una CDU fuerte» en este escrutinio, dijo en una entrevista a la televisión regional NDR.
Entre jueves y viernes tiene previsto al menos cuatro mítines electorales.
Pero por el momento, parece ser que son los socialdemócratas quienes ganan terreno, pese al resultado catastrófico en las legislativas, donde obtuvieron su peor registro de la posguerra.
Conservar el poder en Baja Sajonia sería «un salvavidas» para Martin Schulz, líder del SPD, explicó el politólogo Michael Bröning de la fundación Friedrich Ebert, ligada al este partido.
Esta región, donde el gigante del automóvil Volkswagen tiene su sede, es clave para la economía.
Sea quien sea el ganador el domingo, Merkel tendrá que hacer malabares el 18 y 20 de octubre para que conservadores, liberales y Verdes negocien la formación de un gobierno, un ejercicio complicado en el que unos la presionan hacia la derecha y otros tiran hacia la izquierda.
– «Delirios de izquierda» –
Los liberales se vanaglorian de ser euroescépticos, en un momento en que la canciller fue llamada por el presidente francés, Emmanuel Macron, a trabajar en una revisión ambiciosa del proyecto europeo.
Un ejemplo palpable de la tensión entre estos socios improvisados es la declaraciones de Alexander Dobrindt, uno de los líderes bávaros, que aseguró que los suyos no van a «tolerar los delirios de izquierda» de los ecologistas.
«Los partidos tienen posiciones diametralmente opuestas que no quieren abandonar», explicó Niedermayer.
«Yo soy escéptico sobre la posibilidad de un acuerdo», dijo, exponiendo que las formaciones tienen posturas opuestas en «una decena de temas» de fondo como la crisis de los refugiados, la seguridad interior, el clima, las relaciones con la UE, la fiscalidad y la salud.
Sin embargo, el experto también apuntó que «todas las partes están bajo mucha presión. Ya que las alternativas, un gobierno de minoría u otras elecciones, es algo que el pueblo alemán no quiere».