
Michaelina Wautier, la pintora barroca olvidada que Viena sitúa a la altura de Rubens
Núria Morchón
Viena, 30 sep (EFE).- El Museo de Historia del Arte (KHM) de Viena abre este martes una exposición inédita: por primera vez dedica una muestra en exclusiva a una pintora barroca, Michaelina Wautier (1614-1689), una artista redescubierta a la que se coloca a la altura de maestros consagrados como Rubens.
La muestra rescata a una creadora cuya obra se perdió durante siglos o se atribuyó a otros pintores masculinos, nacida en los Países Bajos españoles y que el KHM considera una de las artistas más fascinantes de su época.
«Michaelina Wautier es uno de los redescubrimientos más significativos de la historia del arte. El KHM muestra aquello que durante siglos fue ignorado o atribuido a otros», explicó el director del museo, Jonathan Fine, durante la presentación de la exposición.
La muestra, que se puede visitar hasta febrero de 2026, exhibe 31 de las 35 obras conocidas de Wautier, lo que permite apreciar la amplitud y la audacia de su pintura, marcada por un estilo propio en una época en la que las mujeres tenían escaso acceso a la formación artística.
En contraste con contemporáneas como Clara Peeters o Rachel Ruysch, centradas en naturalezas muertas o escenas domésticas, Wautier se aventuró en géneros reservados a los hombres: grandes lienzos históricos y mitológicos en los que plasmó la anatomía masculina.
Su obra más célebre, ‘El triunfo de Baco’ (1655–59), ocupa un lugar central en la exposición. El monumental lienzo de 2,7 por 3,5 metros acabó en la colección del archiduque Leopoldo Guillermo de Austria, gobernador de los Países Bajos españoles, y se conserva en Viena desde 1659.
En el lienzo el dios del vino aparece rodeado por un gran cortejo, pero es una joven mujer con una túnica rosa y el pecho descubierto la que fija la mirada en el espectador.
Esa figura, interpretada como un autorretrato velado de la artista, simboliza la confianza y la singularidad con que Wautier se representó en un universo masculino dominado por pintores como Rubens o Van Dyck.
El cuadro fue atribuido erróneamente a discípulos de Rubens o a Luca Giordano hasta los años sesenta del siglo pasado, pues se consideraba imposible que una mujer hubiera pintado una obra de tal tamaño y fuerza, repleta de cuerpos masculinos.
El prejuicio de muchos historiadores les llevó a «no creer que una mujer hubiera pintado ciertas obras, especialmente aquellas con desnudos masculinos», indicó la comisaria de la muestra, Gerlinde Gruber.
«La confianza con la que representó el cuerpo masculino desnudo no tiene precedentes en el arte europeo temprano moderno», destacó.
La artista flamenca firmó dos de sus obras con un mensaje desafiante en latín que también describe su personalidad: ‘Michaelina Wautier invenit et fecit’, que significa ‘Michaelina Wautier lo inventó y lo hizo’.
Gruber destacó que Wautier no solo rompe con las expectativas tradicionales sobre las mujeres artistas de su época, sino también por «su innovación, sutil humor y profundidad psicológica».
Wautier es autora de al menos de 35 obras, con un trabajo artístico que abarca desde retratos y pinturas históricas, hasta guirnaldas florales y temáticas decorativas, demostrando una técnica, un uso del color y de la luz excepcionales.
Heredera de Rubens y Van Dyck, Wautier nació en el seno de una familia de buena posición social, donde tuvo acceso a una educación en anatomía y a círculos artísticos e intelectuales que le permitieron desarrollarse como artista.
Entre las seis piezas que se exhiben por primera vez en la muestra vienesa se encuentran ‘Los cinco sentidos’ (1650), un conjunto de cinco óleos que representan cada uno de los sentidos, así como ‘Guirnalda floral con una libélula’ (1652).
El KHM, aunque alberga cuatro obras de Wautier, incluida su obra maestra ‘El triunfo de Baco’, no es la primera institución en rescatar a la artista del olvido, ya que la primera exposición individual dedicada a la artista tuvo lugar en 2018 en Amberes, pero sí es la mayor retrospectiva hasta ahora.
La exposición plantea además interrogantes sobre la abrupta desaparición de Wautier del panorama artístico: su último cuadro firmado data de 1659, treinta años antes de su muerte, algo que todavía despierta interrogantes entre los expertos.
El director del KHM reconoce que «prácticamente no sabemos nada de ella por los documentos históricos, casi todo lo que conocemos es por sus pinturas».EFE
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