Navidad agridulce para los cristianos de Irak
En las mejillas de Imama Behnan hay lágrimas, pues esta cristiana de Irak estaba «impaciente» por celebrar Navidad en una iglesia de su ciudad recuperada por el ejército de manos de los yihadistas, y en vez de eso ve con tristeza crucifijos rotos y el campanario dañado.
«Lo que siento es indescriptible. Estábamos impacientes» de poder regresar a Qaraqosh, dice Behnan, cuyas palabras se funden con el sonido de las campanas de la iglesia siriaca católica Mar Yohanna.
Su regreso definitivo a esta ciudad de mayoría cristiana del norte de Irak no está programada por ahora.
Qaraqosh, retomada por el ejército al EI a fines de octubre tras dos años de ocupación, sigue invivible y sus habitantes tendrán que estar pacientes antes de volver a sus casas, muchas de ellas destruidas.
Para los refugiados, una parte de los cuales fue instalada de manera provisional en el Kurdistán iraquí, la Navidad es sólo un paréntesis encantado, donde la alegría del regreso, así sea provisional, se mezcla con la pena inmensa.
«Lloro por Qaraqosh, por nuestra casa», dice Imama Behnan, con una pañoleta en su cabeza y un crucifijo alrededor del cuello.
Cuando llegaron en 2014, los yihadistas «nos obligaron a dejar nuestras casas y robaron nuestro dinero», forzando a la inmensa mayoría de los habitantes de Qaraqosh a huir.
Pero «cuando regresamos, habían incendiado» las casas, dice. «Esperábamos la liberación, pero no esta liberación. Estábamos impacientes por entrar y ver brillar nuestras casas».
Unos 15 km más al oeste, en Mosul, el ejército iraquí sigue su ofensiva para desalojar a los yihadistas, pero su resistencia es encarnizada. La recuperación total de la segunda ciudad de Irak, último bastión yihadista en ese país, tomará todavía mucho tiempo.
– «Verdadero ambiente de Navidad»
En todo Qaraqosh y en la iglesia, se observan los estigmas de la ocupación yihadista.
El campanario fue destruido parcialmente y puede verse un crucifijo roto detrás del altar. Un altar con un aviso que dice «en memoria de los soldados del Califato islámico» muestra que faltó tiempo y recursos para restaurarlo antes de la Navidad. «El Estado islámico vencerá», proclama claramente otra inscripción.
Aunque no «venció» en Qaraqosh, el EI ocupó de todas maneras la ciudad durante más de dos años, «dos años en los que no asistimos a misa aquí», cuenta Rassen Yohanna.
«Hoy si se siente un verdadero ambiente de Navidad», se congratula Rassen. «Es nuestra tierra, nuestro país, nuestra región. Todo el mundo quiere regresar».
El padre Yonan Hanno quiere ver en esta misa un nuevo recomienzo, «en especial porque es la misa de Navidad», pero advierte que el retorno a la normalidad está lejos.
«Hoy estamos muy contentos de estar libres, pero esta liberación es insuficiente todavía. Las fuerzas de seguridad están aún presentes. Nuestra zona es considerada casi como una zona militar», indica.
«Los habitantes podrán comenzar a regresar sólo cuando la zona sea totalmente estabilizada. Muchos de entre ellos no se sentirán seguros sino cuando hayan regresado a sus casas».