‘No al ALCA’, veinte años del pacto latinoamericano que rechazó la subordinación a EE.UU.
Florencia Pessarini
Buenos Aires, 5 nov (EFE).- Veinte años después de la Cumbre de las Américas de Mar del Plata, donde cinco presidentes latinoamericanos frenaron el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que el entonces presidente estadounidense, George W. Bush, buscaba imponer a la región, el país anfitrión e inspirador de aquel hecho histórico, Argentina, tiene el Gobierno más ultraliberal de las ultimas décadas.
Bush aterrizó en la ciudad costera argentina para asistir los días 4 y 5 de noviembre de 2005 a la Cumbre en medio de un enorme operativo de seguridad y con un acuerdo bajo el brazo que buscaba eliminar todo tipo de aranceles sobre los bienes y servicios comercializados en la región.
El ALCA, cuyas bases se firmaron en 1994 durante la primera Cumbre de las Américas de Miami y sus condiciones fueron negociadas en los años siguientes, debía ultimarse en la cuarta edición de Mar del Plata.
El espíritu del acuerdo era, en última instancia, la imposición de un modelo neoliberal en el continente: “Nuestro objetivo con el ALCA es garantizar a las empresas estadounidenses el control de un territorio que va desde el Polo Ártico hasta la Antártida, y el libre acceso, sin ningún obstáculo o dificultad para nuestros productos, servicios, tecnología y capital en todo el hemisferio”, explicó entonces el secretario de Estado de EE.UU., Colin Powell.
La decisión de frenar el acuerdo se tejió entre los presidentes de Argentina, Néstor Kirchner, y de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, a los que luego se sumaron el venezolano Hugo Chávez, el uruguayo Tabaré Vázquez y el paraguayo Nicanor Duarte Frutos.
Aquello desató un movimiento popular alineado bajo la consigna ‘No al ALCA’.
«Un acuerdo no puede ser un camino de una sola vía, de prosperidad en una sola dirección», dijo Kirchner en la cumbre de 2005, frente al incómodo rostro de Bush.
El fallecido Chávez reveló después que Kirchner le había dicho: «Hugo, vamos a derrotar a esta gente por cansancio. Cuando yo necesite que tu hables y hables y hables para cansarlos, te doy la palabra». Ese día, le asignó la palabra tres veces.
Mientras los presidentes americanos negociaban en el hotel Hermitage, miles de personas se manifestaban contra Bush y el acuerdo. Y así organizaron su cumbre paralela.
A aquella Cumbre de los Pueblos acudieron sindicalistas y organizaciones de derechos humanos como Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, el líder cocalero boliviano Evo Morales -cuando aún no era presidente-, el cantautor cubano Silvio Rodríguez y el astro del fútbol Diego Maradona, quien tomó el micrófono para expresar: “La Argentina es digna, echemos a Bush”.
Tras todos las críticas expresadas por los presidentes, las negociaciones del ALCA se enfriaron y el tratado nunca se aplicó.
“Aquel momento marcó una nueva etapa de dignidad y soberanía para nuestra América”, recordó Evo Morales este miércoles en sus redes sociales, al matizar: “Hoy lamentablemente vemos cómo Estados Unidos vuelve a ejercer la presión sobre nuestra región. Gobiernos entreguistas vuelven a endeudar a sus pueblos aplicando políticas de ajuste y dependencia que solo traen dolor a las grandes mayorías”.
Los contrarios al ALCA, veinte años después
Dos décadas después del pacto latinoamericano contra el ALCA, organizaciones políticas, sociales y sindicales de América Latina y el Caribe volvieron a reunirse en Mar del Plata en dos jornadas de reflexión que culminaron este miércoles con la intervención del gobernador peronista de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof.
“Lo que ocurrió aquí fue una especie de nueva declaración de independencia de todos los países latinoamericanos”, dijo Kicillof, quien llamó a contraponerse a «esta nueva ultraderecha, este fascismo que ronda por toda América Latina».
La expresidenta argentina y viuda de Kirchner, Cristina Fernández, en prisión domiciliaria tras ser condenada por irregularidades en la concesión de obras, publicó un video de su fallecido esposo en aquella cumbre y expresó: “Imágenes y palabras de cuando Argentina era Nación y marcaba rumbo”.
Meses después de aquella IV Cumbre de las Américas, Kirchner canceló de un solo pago la deuda de 9.500 millones de dólares que Argentina tenía con el Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo con el que el país sudamericano ha firmado más de una veintena de programas, en su mayoría fallidos y que siempre han impuesto a la ciudadanía agresivas políticas de ajuste.
Argentina estuvo desde entonces libre de las revisiones anuales de su economía por parte del FMI hasta 2018, cuando el presidente Mauricio Macri (conservador) volvió a pedir al organismo préstamos récord por 56.300 millones de dólares, de los cuales se desembolsaron unos 44.500 millones.
El actual presidente argentino, Javier Milei, acordó este año un nuevo programa por 20.000 millones de dólares con el Fondo que ha llevado al país al mayor endeudamiento externo de su historia.
En octubre pasado, el Gobierno ultraderechista de Argentina firmó un acuerdo de estabilización cambiaria con el Departamento del Tesoro de Estados Unidos por una cuantía de hasta 20.000 millones de dólares y recibió el apoyo explícito del presidente Donald Trump para las elecciones legislativas.
Desde la asunción de Milei, en diciembre de 2023, Argentina ha pasado a las antípodas de aquella cumbre de Mar del Plata. EFE
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