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“No hay que esperar una hecatombe”

Luego de dos años de proceso y de 66 audiencias, las víctimas del amianto obtuvieron justicia. Keystone

El veredicto del Tribunal de Turín ha permitido conocer la verdad en el caso del amianto. Para François Iselin, que desde hace treinta años sigue de cerca el expediente, la decisión judicial debe servir de advertencia para evitar el uso desconsiderado de todos los productos cancerígenos.

La sentencia pronunciada el lunes (13.02) en Turín no pone fin a la saga judicial contra Eternit S.A. Además de la apelación, otros procedimientos comenzarán muy pronto en Italia.

El veredicto representa un punto de partida importante para aquellos que se ocupan de la salud de los trabajadores de la construcción y, en general, de cualquier ciudadano.

De acuerdo con el profesor de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) y experto del Comité de Ayuda y Orientación para las Víctimas del Amianto (CAOVA), François Iselin, este proceso habría podido evitarse si se hubiesen  tomado en consideración, más rápidamente, los numerosos estudios sobre la nocividad de ese material.

swissinfo.ch: El procurador Raffaele Guariniello declaró que el proceso de Turín es histórico en el ámbito de la seguridad laboral. ¿Para usted, qué significa?

François Iselin: Algo efectivamente importante, pero también me parece necesario relativizar. Los dos acusados recibieron una condena por daños causados a miles de víctimas, pero cada año hay 10 veces más de personas afectadas en el mundo. Los problemas son similares e inclusive más graves en Brasil, Nicaragua, España, Francia y muchos otros países. Este proceso es apenas el inicio.

Stephan Schmidheiny fue juzgado, es cierto, pero apenas por uno de muchos aspectos en las que está implicado. Su responsabilidad resulta ser mucho mayor ya que estuvo al frente de una multinacional que ha expuesto a muchísimas personas a esa sustancia en diversas partes del mundo.

swissinfo.ch: ¿Cuáles son las enseñanzas de este proceso?

F.I.: Desde mi punto de vista, no debemos tener más procesos de este tipo. Por un lado, esta sentencia no hará resucitar a los muertos y, por otro, podía perfectamente haberse evitado.  

A partir de la década de los años 50 y 60, los científicos publicaron estudios en los que se demostraba la nocividad de este mineral. Pero estas investigaciones no tuvieron impacto alguno. No porque fuesen controvertidas, sino porque no funcionó la transmisión de estos conocimientos entre científicos, instituciones de prevención, sindicatos y autoridades políticas.

Actualmente hay miles de productos señalados como riesgosos para la salud… pienso en las radiaciones de los teléfonos celulares o en ciertas nanopartículas… Existen informes muy serios sobre la peligrosidad de muchos productos industriales. Hay que intervenir desde el momento en que hay sospechas y no esperar una hecatombe.

swissinfo.ch: ¿Este veredicto servirá de advertencia a los industriales que no han hecho lo suficiente para garantizar la seguridad de sus trabajadores y de la población en general?

F.I.: Es un hecho contundente que muchos industriales están dispuestos a asumir riesgos enormes, sobre todo con productos cancerígenos, porque saben que la latencia es suficientemente larga (periodo entre el momento en que se contrae una enfermedad y la aparición de los primeros síntomas ndr).

Schmidheiny esperó demasiado. Si hubiera abandonado el uso del amianto cuando (en 1975) tomó las riendas de Eternit. S.A en Suiza, la catástrofe habría sido menor. Pero se empecinó en seguir utilizándolo hasta que ya no le resultó rentable. Lo dejó porque ya no le redituaba.

A partir de la década de los 60, autoridades, sindicatos y otros debieron decirle: “Basta, el amianto es demasiado peligroso, sabemos que es un potente cancerígeno que causará muchas víctimas”. En cambio, su uso continuó durante muchos años más.

swissinfo.ch: Dieciséis años de condena para los dos inculpados y una larga lista de resarcimientos… ¿Esperaba una sentencia similar?

F.I.: No, estaba muy pesimista. Schmidheiny cuenta con un enorme apoyo a escala diplomática y financiera, además de gozar de un buen prestigio en Suiza. Es una persona con cierta fama en el ámbito del denominado ‘capitalismo verde’.

Pero, aunque fuera condenado a un solo mes de prisión, su prestigio se desvanecería igual. El veredicto provocará consecuencias dramáticas para todas las empresas que fundó y, de algún modo, también para Suiza.

¿Cómo se pudo permitir a esta persona actuar tranquilamente cuando justo este país fue el primero en usar el cemento amianto y por ende tenía la mayor experiencia sobre los riesgos asociados a su empleo? ¿Por qué las autoridades helvéticas no intervinieron de inmediato advirtiéndole: “Querido señor Schmidheiny, Usted está jugando con fuego”?

swissinfo.ch: Los dos inculpados no se presentaron en ningún momento durante el proceso y ahora se inicia el procedimiento para la apelación. ¿Piensa que un día Stephan Schmidheiny terminará realmente tras las rejas?

F.I.: No creo que sea el aspecto central. Lo esencial es que este proceso ha permitido sacar a relucir la verdad.

No sé si un día será extraditado de Suiza o de Costa Rica, donde vive gran parte del año. Tendrá el problema de no poder viajar fácilmente, y para las personas como él, no poder viajar es una catástrofe.

swissinfo.ch: El Tribunal Federal de Suiza rechazó en 2008 tres denuncias penales contra varias personas -entre ellas, Stephan y Thomas Schmidheiny-, por prescripción del caso. ¿Cree que aún pudiera establecerse una ofensiva judicial en suelo helvético?

F.I. Sí, porque este veredicto va a abrir puertas. Para este tipo de casos, el lapso de prescripción de 10 años es absurdo. Hay buenas posibilidades de que la Corte Europea de Derechos Humanos de Estrasburgo entre en materia sobre el recurso presentado contra esta sentencia.

Además, no hay que olvidar que Turín inicia ahora el proceso Eternit-bis, que podría provocar mucho malestar en Suiza, ya que concierne a los inmigrantes italianos que enfermaron en los establecimientos helvéticos de Eternit S.A. y pone en tela de juicio, entre otros, al Suva (el seguro nacional suizo en caso de accidentes, ndr).

Es necesario conocer lo que ocurrió en Suiza; pero en eso soy un poco más pesimista.  

En Turín, el proceso fue ganado gracias a la movilización de las partes civiles. Hubo personas que vinieron a las 66 audiencias para dar su testimonio, para traer pruebas… En Suiza no veo grupos de presión similares. Basta decir que a Turín no estuvo presente ningún representante del mundo sindical o de la política suizos…

El veredicto pronunciado del lunes 13 de febrero por el tribunal de Turín no marca el final del proceso judicial contra Eternit. Hay otros procedimientos pendientes.

El primero debería concernir a las personas que cayeron enfermas tras  el inicio de las audiencias preliminares del actual proceso, el 6 de abril de 2009, y que por lo tanto, quedaron excluidas. Alrededor de 180.  

El segundo, a los inmigrantes italianos que enfermaron en las fábricas suizas de Eternit. El Departamento Federal de Justicia y Policía (DJP) autorizó en octubre de 2007 la transferencia a la fiscalía de Turín de los archivos de la SUVA de los 196 trabajadores de las fábricas de Payerna (Vaud) y Niederurnen (Glaris).

Más de tres generaciones de la familia Schmidheiny trabajaron con el amianto y, en su apogeo, la familia controlaba las fábricas de Eternit en 16 países.

1901: El austriaco Ludwig Hatschek, adquiere la patente «Eternit» para explotar el amianto como aislante.

1903: la producción se desarrolla y Eternit Suisse SA abre en Niederurnen (Glaris). Ernst Schmidheiny senior entra al Consejo de Administración en 1920. En 1923, Eternit SA deviene el holding Amiantus SA.

1939: el seguro médico nacional suizo Suva reconoce las enfermedades pulmonares provocadas por el amianto como enfermedades profesionales.

1978: Stephan Schmidheiny se convierte en presidente del Consejo de Administración y anuncia el fin de la producción. Miles de edificios son saneados. Ya el amianto había sido prohibido desde 1975

1980: Amiantus SA posee 76% de Eternit S.p.a. en Génova, Italia, que hace bancarrota en 1986.

1992: inicio de los procesos en Italia por homicidios involuntarios.

2008: El Tribunal Federal rechaza la queja de tres personas de Glaris contra  Schmidheiny con el argumento de la prescripción de los hechos.

10 de diciembre de 2009: Inicio del proceso en Milán contra Stephan Schmidheiny y el barón belga  Jean-Louis de Cartier de Marchienne.

13 de febrero de 2012: La corte condena los dos acusados a 16 años de prisión e indemnizaciones millonarias. Schmidheiny anuncia que apelara la sentencia.

Traducción, Patricia Islas

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