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Países de la UE pactan recorte del 90 % de CO2 para 2040 aunque con muchas flexibilidades

Javier Albisu

Bruselas, 5 nov (EFE).- Los países de la Unión Europea (UE) llegaron este miércoles a un acuerdo político para reducir sus emisiones contaminantes en un 90 % para 2040 respecto a 1990, aunque diluyendo ese esfuerzo con flexibilidades.

El pacto se alcanzó por mayoría cualificada tras casi 24 horas de negociaciones con los votos en contra de Eslovaquia, Hungría, Polonia y República Checa y las abstenciones de Bulgaria y Bélgica, según las posiciones expresadas en la sesión pública.

Permitirá también que la UE actualice sus planes climáticos de cara a la inminente cumbre del clima COP30 que Naciones Unidas organiza en Belém (Brasil).

El bloque comunitario, que ya debería haber entregado a la ONU sus planes climáticos actualizados diez años después del Acuerdo de París de 2015, se comprometerá a reducir en 2035 entre el 66,25 % y el 72,5 % de CO2 respecto a 1990 (rango que en el extremo alto se alinea con un 90 % para 2040), informó el Consejo.

El texto definitivo tendrá que negociarse aún con el Parlamento Europeo, idealmente antes de que acabe el año.

Fijar un objetivo de CO2 para 2040 es un paso intermedio entre la reducción del 55 % respecto a 1990 comprometida para 2030 y la neutralidad climática que la UE ha prometido alcanzar en 2050.

Representa además el marco legal sobre el que se irán construyendo normas para alcanzar ese objetivo, que afectarán a todos los sectores económicos, desde la industria y el transporte hasta la agricultura o la producción de energía.

«El objetivo está en línea con la ciencia», tiene el apoyo de países que representan a más del 80 % de la población de la UE y aporta «orientaciones a la industria», dijo el ministro de Clima de Dinamarca, Lars Aagaard, cuyo país ejerce la presidencia rotatoria del Consejo de la UE.

Flexibilidades y revisión

Las flexibilidades acordadas por los ministros incluyen la posibilidad de completar un 5 % del recorte comprando derechos de emisión a terceros países, con la posibilidad de aumentarlo otro 5 % adicional, si bien no está definido si se acabarían utilizando fondos europeos para financiar esas compras.

España había señalado que el 90 % suponía una «línea roja» y pedía limitar los créditos internacionales al equivalente del 3 % equivalente de las emisiones netas de la UE en 1990 propuesto inicialmente por la Comisión Europea, que ahora tendrá que diseñar un sistema de adquisiciones y control de esos derechos de emisión.

«El texto, aunque no es perfecto, es muy bueno», resumió la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Sara Aagesen.

Esta exigencia planteada por Italia, de ejecutarse plenamente, conllevaría que el esfuerzo de reducción real se quede cerca del 80 %, es decir, alejada del mínimo del 90 % de reducción neta doméstica que cree necesario el consejo de expertos independientes que asesora a la Comisión Europea en las políticas climáticas.

«Sobre el papel, puede no sonar mal, pero en la práctica, la dependencia de compensaciones internacionales de hasta un 5 % y la inclusión de un «freno de emergencia» para los sumideros de carbono podrían reducir el objetivo doméstico real a menos del 85 %», afirmó la ONG ecologista WWF.

Los créditos podrán utilizarse a partir de 2036 y, como proyecto «piloto» entre 2031 y 2035.

El comisario de Acción Climática, Wopke Hoekstra, restó importancia a ese aspecto en rueda de prensa, donde dijo que «no importa dónde reducimos emisiones, es física».

«Lo que tenemos que hacer es reducirlas», subrayó el neerlandés, quien aseguró que se ha llegado a «un acuerdo pragmático, ambicioso, con velocidad y flexibilidad» y señaló que las políticas climáticas deben ir «de la mano» con conceptos como la «competitividad», la «previsibilidad» y la «independencia».

Los Estados miembros también pactaron revisar el objetivo general cada dos años, en función de los avances científicos y tecnológicos.

Además, para contentar a Polonia, los Veintisiete acordaron retrasar un año, hasta 2028, la entrada en funcionamiento del sistema de comercio de emisiones ETS 2, diseñado para poner un precio al CO2 del transporte rodado y los sistemas de calefacción de los edificios.

Los ministros se comprometieron también a revisar el objetivo general cada cinco años.

Sumideros de carbono

La meta acordada por los Veintisiete también tendrá en cuenta la evolución de los llamados «sumideros de carbono», de forma que si los bosques, praderas o humedales absorben menos CO2 de lo proyectado, en parte por el avance de las temperaturas y la escasez de lluvia, no se obligará a los países a compensar ese déficit en otros sectores económicos.

Se trata de una exigencia que acordaron los jefes de Estado y de Gobierno de los países de la UE en la cumbre europea celebrada a finales del pasado octubre. EFE

jaf/ahg/cc

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