
Para el Gobierno polaco, la ultraderecha puede ser el mal necesario para lograr mayoría
Miguel Ángel Gayo Macías
Cracovia (Polonia), 10 oct (EFE).- Los sondeos pronostican una subida de la extrema derecha en Polonia de cara a las elecciones del domingo, lo que permite prever que para forjar una mayoría el Gobierno ultranacionalista saliente tendrá que recurrir a compromisos que radicalicen los ya agrios enfrentamientos con Bruselas.
Jaroslaw Kaczynski, el líder del gubernamental Ley y Justicia (PiS), acuñó hace años la expresión: “a la derecha de nosotros, solo hay un muro”, que implicaba que una formación aún más derechista sería tan extremista que no tendría futuro en un país democrático.
El partido ultranacionalista, libertario y antisistema Konfederacja (“confederación”) ha roto ese muro y se ha aupado como tercera fuerza política de Polonia tras normalizar un discurso ultra y antidemocrático.
Su cúpula sufrió una accidentada renovación hace unos meses, cuando un congreso general -que incluyó la denuncia del robo de urnas y cruces de amenazas y acusaciones- reemplazó a personajes como el polémico Korwin-Mikke, conocido por actuaciones como comerse su declaración de la renta en público para protestar por los impuestos.
EXPERTOS EN EL LENGUAJE DE LAS REDES
Ahora, la nueva dirección está en manos de Krzysztof Bosak y Slawomir Mentzen, ambos jóvenes y expertos en el lenguaje de las redes sociales.
Estos han sido capaces de captar la atención de los polacos de las grandes ciudades -antes, su banco de votos era eminentemente rural-, y de lograr que la generación que votará por primera vez el 15 de octubre lo vaya a hacer mayoritariamente por ellos, según los sondeos.
Bosak, de 41 años, diputado de manera intermitente desde los 23, era conocido por atípicas intervenciones parlamentarias, como cuando pronunció dos discursos en el mismo día para conmemorar una ocasión histórica patriótica y no bajó de la tribuna hasta medianoche, con un ujier como único público.
Se define como «hipermoderado» y concurrió como candidato a las últimas elecciones presidenciales, en 2020, además de ser el encargado de presentar los postulados de Confederación de cara a los medios, como hizo en el debate electoral emitido anoche por la televisión polaca.
El otro líder de Confederación es Slawomir Metzen, dueño de un bufete de abogados con más de 5.000 clientes, entre ellos celebridades de internet, cantantes de rap y una conocida boxeadora, y alardea de que cualquiera de sus tres secretarias podría ser «Miss Polonia».
Mentzen regenta además un negocio de tiendas de armas deportivas, una marca de cerveza y un bar donde varios carteles prohíben la entrada a los «políticos traidores a la patria».
Bajo la dirección de Mentzen y Bosak, Confederación ha pasado de tener un apoyo del 6 % de los votos y once parlamentarios a despuntar con una esperanza de voto que en ocasiones rebasa el 14 % y una proyección de más de 50 escaños.
POLEXIT, PROHIBICIÓN DEL DIVORCIO Y FIN DE LA AYUDA A UCRANIA
El programa que propone Confederación reúne un «Polexit» que enmiende el «lavado de cerebro a los polacos» que supuso la entrada en la Unión Europea, la defensa de la «verdadera derecha tradicional», frente a un Gobierno al que consideran demasiado tibio y el lema «iglesia, escuela y campo de tiro», que enaltece el cristianismo, el patriotismo y el entrenamiento militar para todos los polacos.
Según los expertos, su principal baza es su habilidad para plantear una visión simplificada pero efectiva de los problemas sociales, con abundancia de eslóganes fáciles de asimilar, como «una casa, dos coches, tres hijos y tanta huella de carbono como te dé la gana».
La prohibición total del divorcio y del aborto, permitir el castigo corporal «si no deja marcas» a los hijos y la exhibición pública de cualquier símbolo totalitario son propuestas que para una parte de la población caracterizan a Confederación como, más que un partido político, una propuesta rebelde atrevida, y por tanto muy atractiva.
El fin de la ayuda de todo tipo a Ucrania era uno de los principales escollos que separaban al gobernante Ley y Justicia de Confederación.
Sin embargo, el reciente distanciamiento entre Varsovia y Kiev, que en opinión de algunos tiene en parte un origen electoralista, podría ayudar a limar diferencias entre el Gobierno saliente y los constructores del «nuevo muro» ideológico polaco. EFE
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