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Papa: Los riesgos de una buena cosecha

Un producto que no es bien visto: una papa gigante (imagen de 1963) RDB

La producción de papa en Suiza batió récord este año. Sin embargo, los agricultores no se alegran del todo: los grandes supermercados bajan los precios y los procesadores no quieren saber nada de tubérculos con un tamaño superior al promedio. Solo las vacas en el establo se ponen contentas de recibirlos como forraje.

‘Charlotte’ debe tener una medida máxima de 60-120. Esto, al margen de perspicacias. Aquí se habla de la papa, el fruto de la tierra por antonomasia.

Dicho sencillamente: la variedad `Charlotte’, con la que se preparan muchos platos clásicos de la gastronomía helvética, debe tener un diámetro máximo de 60 milímetros y una longitud no mayor de 120 milímetros.

De lo contrario son demasiado grandes para los estantes de los supermercados o para las cacerolas de los consumidores, que cada vez más exigen aquellas de pequeño calibre. Solo pueden ser algo más grandes si van a parar a la industria que elabora con ellas papas fritas o crepitantes ‘chips’.

Condiciones climáticas ideales

Una primavera seca, un verano húmedo y un otoño cálido han hecho que las matas produzcan mayor número de tubérculos y que éstos sean de mayor tamaño.

Ruedi Fischer, presidente de la Asociación Suiza de Productores de Papa (ASPP) es bastante escéptico ante la frase ‘año récord’ y prefiere hablar de una cosecha por encima del promedio, como ya ocurrió en 2009. Algunas regiones registraron rendimientos superiores al 20% y aún mayores, mientras que en otras partes la cosecha fue normal.

‘Charlotte’ se bate en retirada

«A la gran cosecha, este año se añade el hecho de que el mercado está bajo gran presión. Sentimos que la batalla por la cuota en el mercado es especialmente fuerte”, dice Fischer a swissinfo.ch. Esto afecta particularmente a variedades tradicionales de papa como la ‘Charlotte’, cuyo consumo disminuye. 

Según Fischer, hay problemas menores con la industria de la papa, que elabora papas fritas o chips. “Esta industria compra casi toda la cosecha. Por ejemplo Mc Donalds adquiere el 100% de la producción de la variedad ‘Innovadora’”, según el presidente de este sector.

Para contrarrestar una sobreproducción, la compra debería limitarse en algunas regiones a 35 toneladas. Entonces los agricultores podrían proveer hasta 50 toneladas de papa. A diferencia de hace dos años, el gobierno federal ya no ayuda económicamente en lo que se refiere a la compra de la sobreproducción.

Papas para el ganado

Con el fin de aliviar la presión del mercado, la asociación de productores ha introducido el sistema de retención interno. Por la llamada desnaturalización de un quintal métrico, el campesino recibe 19 francos, lo que no es otra cosa que el empleo de papa como forraje para animales.  

“A las vacas les encanta comer papas, para los cerdos hay que cocinarla un poco”, explica Fischer. Estima que este año más de 10.000 toneladas de papas terminarán en los comederos de los establos.

“Los agricultores más tontos producen las papas más grandes”, reza un dicho popular. Este año, el clima ha hecho que los tubérculos alcancen un notable  crecimiento, independientemente de la inteligencia de sus cultivadores.

“Para los campesinos, las papas grandes no son nada buenas“, indica Fischer.  Especialmente cuando hay sobreoferta del producto, los procesadores y consumidores rechazan sin piedad a aquellas papas que se salen de la norma.

Según Fischer, los campesinos deben soportar reproches de que han dejado crecer demasiado a las papas. “Pero por las altas temperaturas a fines del verano determinaron un rápido crecimiento, incluso solo si la cosecha esperó de un fin de semana a otro”.

Cultivo que demanda fuerte inversión

La presión sobre los precios del mercado así como la desnaturalización como alimento de forraje han determinado que los campesinos reciban por su rica cosecha dinero contante y sonante, pero solo en relación de 1 a 1.

Otro razón para ello: «La papa es un cultivo que demanda fuerte inversión de capital”, dice Ruedi Fischer.  Ello comienza ya con la semilla. Por ejemplo, para una hectárea (10.000 metros cuadrados) se necesita alrededor de 3.500 francos para semillas de papa. A ello se suman pesticidas y fertilizantes por un valor de 2.000 francos por hectárea. La cosecha completa del tubérculo demanda más de 100.000 francos.

“Una hectárea de papas cuesta a los campesinos alrededor de 9.000 francos, antes de que retorne un solo franco. Y en eso todavía no se ha incluido el valor del trabajo”, apunta Fischer.

Oficialmente los cultivadores de papas reciben 48 francos por 100 kilos de la variedad ‘Charlotte’; por ‘Agria’, la variedad para la industria, 42 francos por quintal métrico.

“Pero este es solo el precio bruto-bruto-bruto, pues de allí se descontarán todavía los costos por la selección, las tarifas para las grandes cajas de almacenamiento, la contracción (pérdida de peso durante el almacenamiento), las pérdidas en el campo (entre 5 y 10%), los reclamos por deficiencias en la calidad así como la contribución a la asociación de productores”.

De hecho, el campesino recibe por un quintal de ‘Charlotte‘ de 38 a 40 francos neto, por ‘Agria’ de 34 a 37 francos.

Sin embargo, el presidente de la ASPP no quiere quejarse. Más bien él y su sector procuran aumentar en Suiza, país agrícola en el pasado, el ya extendido consumo de papas, entre otros medios, con campañas de publicidad.

La población en Suiza consume anualmente alrededor de 300.000 toneladas de papas, de las cuales la mitad en la preparación de la comida diaria, la otra mitad procesada como papas fritas, chips, etc.

El consumo de papas per cápita alcanza 46 kilos por año. Con ello, Suiza figura como uno de los menores consumidores del producto en Europa.  
 
En los primeros lugares en cuanto a consumo del tubérculo están Letonia (147 kilos), Polonia (126 kilos), Irlanda (123 kilos), Lituania ( 116 kilos) y Estonia (107 kilos). Al final está Bulgaria con 38 kilos (cifras de 2006)

El objetivo de la Asociación Suiza de Productores de Papa (ASPP) es aumentar el consumo del tubérculo en Suiza, otrora país agrícola.

 
En un año absolutamente productivo como 2011, el autoabastecimiento de papa sería posible.

Sin embargo, se importa papa, especialmente aquella que se cosecha tempranamente, en primavera. La importación total asciende a 15.000, incluso 20.000 toneladas anuales.

En Suiza hay cinco fábricas procesadoras de papas; gran parte de su producción lo constituyen papas fritas y chips.

La tendencia es que aumenta la cantidad de papa procesada. Las papas de pequeño tamaño han logrado mayores cuotas en el mercado. Por el contrario, la demanda de papas tradicionales, como la variedad ‘Charlotte’, está en declive.

Traducción, Rosa Amelia Fierro

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