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La vía chilena a una democracia más directa: el modelo suizo

El pueblo chileno ha exigido más democracia y menos centralismo. Por ello, al redactar la nueva Constitución varios diputados han tomado a Suiza como modelo, aunque algunos piensan que se han excedido en el intento. 


personas con pancartas
En espera de la llegada de Gabriel Boric al Palacio de La Moneda. Con banderas, pancartas y fotos, los chilenos celebran el triunfo de su nuevo presidente el 11 de marzo de 2022, día de la toma de posesión. Vanessa Rubilar Quintana

Paulette Baeriswyl lleva dos meses en Suiza. Esta chilena de 38 años, con antepasados suizos, irradia alegría y mientras habla sus largos cabellos resbalan sobre su rostro. Baeriswyl ha participado en el proceso constitucional de Chile. Durante un año fue asesora de Margarita Vargas, delegada indígena en la Asamblea Constituyente. La Constitución Federal de Suiza ha sido su más fiel compañero durante todo ese tiempo. “Chile puede aprender mucho de la democracia suiza”, dice Baeriswyl, que cursa un doctorado en la Universidad de Zúrich, donde también da clases de Historia del Derecho. 

Paulette Baeriswyl
La abogada Paulette Baeriswyl en la Universidad de Zúrich. Thomas Kern/swissinfo.ch

En Chile se ha redactado una Constitución completamente nueva durante los últimos doce meses. Para ello, los miembros de la Asamblea Constituyente recabaron información por todo el mundo, incluyendo Suiza.

En un referéndum celebrado en octubre de 2020, el pueblo chileno encargó a una Asamblea Constituyente, elegida especialmente para la ocasión, la redacción de la nueva ley fundamental. Muchos diputados han mostrado su interés por una mayor democracia, la descentralización del Estado y la convivencia de los distintos pueblos indígenas con la sociedad mayoritaria chilena. 

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El 4 de septiembre de 2022 el pueblo tendrá que pronunciarse sobre la nueva Constitución redactada. Las encuestas predicen un resultado ajustado. El chileno Javier Couso, catedrático de Derecho en la Universidad de Utrecht, no se desanima por ello: “De cualquier manera, el proceso constitucional chileno es un paso hacia más democracia, el pueblo chileno quiere más codeterminación, y países como Suiza son un ejemplo para eso”. 

Nacida de la crisis 

En octubre de 2019 gran parte de la población chilena salió a las calles contra el entonces gobierno de derecha de Sebastián Piñera y el sistema económico neoliberal. A pesar del uso masivo de la violencia y de las continuas violaciones de los derechos humanos, el gobierno fue incapaz de poner fin a las protestas. Pronto mucha gente exigió una nueva constitución como una forma de refundación del país, con más derechos sociales y mayor participación democrática. Finalmente, el 15 de noviembre de ese mismo año, una amplia coalición de diputados decidió abrir un proceso constitucional. 

La población tenía la sensación de falta de participación política, dice Couso: la elección de parlamentarios y del presidente ya no era suficiente. El país también estaba demasiado centralizado. Casi la mitad de la población vive en la capital, Santiago, y casi todas las empresas importantes pagan sus impuestos en esa ciudad, aunque tengan sus centros de producción en otra zona del país.

“La gente de las regiones se ha sentido aislada”, nos dice Couso. Y Chile lleva años sin poder resolver el conflicto con las comunidades indígenas. En su día fueron expulsados de sus tierras y su cultura fue suprimida. 

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La nueva Constitución es, a ojos de sus partidarios, un intento de rectificar todo eso. Y, además, con la mirada puesta en Suiza, subraya la delegada constitucional Camila Zárate. Esta activista medioambiental, que fue elegida para la Asamblea Constituyente como representante de la ciudad portuaria de Valparaíso, afirma: “Las experiencias de multilingüismo dentro de un país, la estructura federal o la democracia directa de Suiza nos han inspirado mucho”. Por otro lado, para una mayor protección del medio ambiente, se utilizó también como modelo el ejemplo de Ecuador. 

Con la nueva Constitución, Chile conocerá varios instrumentos de democracia directa. Por ejemplo, están previstas las iniciativas legislativas y los referendos. En Suiza, hay tres elementos esenciales de la democracia directa. En Chile, habrá cuatro en el futuro. 

Las 16 regiones del país van a tener mucha más autonomía respecto del Estado central, y se va a crear una “Cámara de Regiones” según el modelo suizo, es decir, un Consejo de los Estados. Independientemente de su tamaño poblacional, las regiones estarán representadas en esa cámara con un número igual de diputados. El número exacto lo determinará una reforma legislativa que aún está pendiente. 

Reparación 

Cuando Baeriswyl, chilena que anteriormente también trabajó en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, se enteró del nuevo proceso constitucional y de que una conocida diputada del pueblo indígena kawésqar había sido elegida para la Asamblea, ofreció su ayuda como consultora. La diputada Margarita Vargas aceptó con agradecimiento. Baeriswyl, que habla de su experiencia en la Asamblea llena de energía y entusiasmo, afirma: “Para mí, se trataba también de hacer justicia y de estar presente en la fundación de un Estado que diera más derechos a los indígenas”, dice Baeriswyl.

Como descendiente de colonos y como persona que ha estudiado y viajado mucho por el mundo, considera que tiene una responsabilidad especial. Si se aprueba la nueva Constitución, sería la primera en Chile redactada por representantes elegidos democráticamente. 

No todo el mundo está satisfecho 

No obstante, los sondeos muestran que al menos el 40% de la población votará en contra de la nueva Constitución. Para muchos críticos, los aspectos que promueven una ampliación del Estado de bienestar van demasiado lejos. La revista económica liberal The Economist se hace eco de una “lista de deseos” de los políticos de izquierda que no puede ser financiada por el presupuesto nacional. 

Otro aspecto bastante criticado es la extensión de la Constitución, que con sus 388 artículos es bastante larga en comparación con otras. El profesor de Derecho Couso afirma: “Dado que los partidos de derecha no lograron una minoría de bloqueo en la Asamblea, quedó claro bastante pronto que rechazarían la nueva Constitución”. La impronta feminista e indígena cogió desprevenidos a muchos sectores de una sociedad todavía muy conservadora. 

Paulette Baeriswy
Paulette Baeriswyl vive en Zúrich desde 2015, es chilena con raíces suizas y doctoranda en Historia Jurídica Internacional. En la imagen, en la biblioteca del Instituto de Derecho de la Universidad de Zúrich. Thomas Kern/swissinfo.ch

“La mayoría de izquierda quiere imponer una Constitución al resto de la población”, afirmó la política democristiana Ximena Rincón en un programa de tertulias de la televisión chilena. El proyecto de Constitución es una “revancha” y no conduce a un mayor consenso y diálogo. 

Muchos descendientes de colonos suizos consideran también que los cambios previstos en la nueva Constitución son demasiado profundos. Muchos colonos siguen viviendo en territorios indígenas y a veces se ven amenazados por grupos de activistas militantes. De vez en cuando se producen incendios provocados, con víctimas mortales ocasionales. Baeriswyl dice de los colonos: “Tienden a ser conservadores y temen perder sus privilegios. Más bien deberían aprender de la democratización de los últimos 70 años en Europa, afirma. 

La sociedad chilena está muy dividida y la lucha por la nueva Constitución tiene una gran carga emocional. Hasta ahora no está claro si los elementos de democracia directa aportarán más estabilidad política, teniendo en cuenta la falta de voluntad de una política orientada al consenso y de un gobierno construido sobre la base de la concordia. 

Urnas
En referéndum celebrado el 20 de octubre de 2020, la ciudadanía chilena se pronunció por la redacción de una nueva Constitución. Vanessa Rubilar Quintana

Por su parte, los adversarios de la nueva Constitución confían en que se produzca un rechazo el 4 de septiembre. Cuentan ya con una comisión de expertos para redactar un segundo proyecto de Constitución tras la votación. 

Para la diputada Zárate, en cambio, está claro que el pueblo chileno quiere más codeterminación: “Nunca he visto tanto interés en un proceso político”. Está segura de que la nueva Constitución será aprobada.  

Si Baeriswyl se sale con la suya, Suiza también debería ser tomada como modelo en cuanto a la diversidad de los medios de comunicación. Porque “para que una democracia funcione, se necesita también pluralismo en los medios de comunicación, y eso no existe en Chile en este momento”. Los periódicos y canales de televisión más importantes de Chile pertenecen a empresarios de la derecha que actualmente hacen campaña más o menos abierta por el rechazo a la nueva Constitución. 

Adaptado del alemán por José M. Wolff

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