
S&P añade presión al debate presupuestario en Francia al rebajar la nota de la deuda
Ángel Calvo
París, 18 oct (EFE).- La agencia S&P ha añadido todavía más presión al debate presupuestario en Francia, en el que se juega el futuro el débil Gobierno actual, al rebajar por sorpresa la nota de la deuda porque no le parecen creíbles los objetivos oficiales para reducir los números rojos de las cuentas públicas.
La agencia de calificación ha provocado una verdadera ducha de agua fría en la noche del viernes al sábado, al cierre de una semana en la que el Ejecutivo del primer ministro, Sébastien Lecornu, se ha salvado al menos de momento al fracasar dos mociones de censura gracias a las cesiones a los socialistas, que van a seguir siendo cruciales para su supervivencia.
S&P ha puesto a la deuda francesa una nota de A+, equivalente de notable, en lugar del AA- (sobresaliente bajo) que tenía hasta ahora, algo que se podía esperar a la vista de lo ocurrido en los últimos meses, pero lo ha hecho sin esperarse al 28 de noviembre, que es lo que estaba programado en el calendario del Ministerio de Economía, y eso es una señal sobre las razones de su reacción anticipada.
En su comunicado, S&P explica el cambio porque «la incertidumbre sobre las finanzas públicas francesas sigue siendo elevada», en una clara alusión al hecho de que no se han despejado, ni de lejos, todas las nubes que oscurecen el panorama político.
Y eso significa que, aunque espera que se cumpla el objetivo de déficit del 5,4 % del producto interior bruto (PIB) este año, «en ausencia de medidas suplementarias significativas de reducción del déficit, el saneamiento de las cuentas será más lento de lo previsto».
En el proyecto de presupuestos para 2026, presentado el martes, se contempla un déficit del 4,7 % del PIB, dentro de una trayectoria para cumplir con el compromiso de Francia ante la Unión Europea de dejarlo en 2029 por debajo del 3 %, el límite fijado por el Pacto de Estabilidad.
S&P no se cree la trayectoria de reducción del déficit
Esa trayectoria es la que no resulta creíble para S&P en el escenario de una Asamblea Nacional con tres bloques irreconciliables y con muchas fricciones internas en dos de ellas. Hay que recordar que Fitch ya había rebajado la nota francesa en septiembre y que Moody’s tiene previsto revisarla el viernes 24.
Esas calificaciones no tienen implicaciones automáticas para las finanzas públicas, pero constituyen un indicador al que prestan atención los inversores y en consecuencia puede traducirse en un aumento del interés que Francia tendrá que pagar en las próximas emisiones de deuda.
Un escenario preocupante teniendo en cuenta que el Tesoro francés indicó esta semana que en 2026 tendrá que emitir un volumen récord de deuda de 310.000 millones de euros, equivalente al 10,1 % del producto interior bruto (PIB) del país.
Porque si se verifica, significará que el costo de financiación de la deuda va a incrementarse incluso más de lo programado. Ese costo, que era de 30.000 millones de euros anuales al empezar esta década, va a ser de 54.700 millones este año y de 59.300 en 2026, según el proyecto de presupuestos.
Pero el Banco de Francia ya da por hecho que con la dinámica actual, será superior a los 100.000 millones anuales en 2029-2030.
En espera de conocer el impacto de la rebaja de la nota atribuida por S&P, Francia tenía que pagar al cierre del mercado el viernes un 3,261 % por sus bonos a diez años, más que Grecia (3,223 %), España (3,104 %) y por supuesto Alemania (2,568 %).
Dentro de la zona euro, sólo les resultaba más cara la financiación de su deuda a Italia (3,356 %), Eslovaquia (3,285 %) y Lituania (3,410 %). EFE
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