Ser activista de DDHH en Cisjordania significa arriesgar la vida

Issa Amro pasó una semana sombría. Detenido brevemente el 22 de junio por las fuerzas palestinas, el influyente activista de derechos humanos se enteró menos de 48 horas después que su amigo Nizar Banat murió tras haber sido arrestado por la Autoridad Palestina, de la que también era crítico.
Amro tenía mucho en común con Nizar Banat, cuya muerte provocó una oleada de ira en Cisjordania ocupada contra la Autoridad Palestina, del presidente Mahmud Abas, de 86 años y cuyo mandato debía terminar en 2009.
Ambos fueron originarios de Hebrón, ciudad del sur de Cisjordania donde viven unos 1.000 colones judíos bajo fuerte protección militar israelí entre más de 200.000 palestinos. Los dos compartían el compromiso con la libertad de expresión y habían perdido la cuenta del número de detenciones consideradas arbitrarias.
En las redes sociales escribían lo que pocos se atreven a decir en voz alta: las detenciones, pero también la «corrupción» en el seno de la Autoridad Palestina, y más generalmente las violaciones de derechos humanos por parte de las fuerzas palestinas.
Cuando estuvo detenido unas horas el 22 de junio tras publicar en Facebook una crítica a las detenciones «políticas», Amro pensó en su «amigo Nizar».
«Cuando me detuvieron bajo acusaciones infundadas, pensé que estaban decididos a deshacerse de nosotros», explicó a la AFP el activista, liberado sin cargos.
Pero en el caso de Banat, su familia acusa a las fuerzas de seguridad de golpearlo y «matarlo».
«No creo que hayan planeado matarlo, sino que usaron la violencia para silenciarlo», estima Amro.
Consultada por la AFP tras la muerte de Banat, la policía palestina no emitió comentarios. La Autoridad Palestina prometió una investigación «transparente y profesional».
– «Miedo» –
En un informe de 2018, la oenegé Human Rights Watch (HRW) denunciaba ya sobre «detenciones arbitrarias» realizadas por la Autoridad Palestina y consideraba que «la práctica sistemática de la tortura podría equivaler a un crimen de lesa humanidad».
Amro dice haber sido «torturado» en 2017 cuando estuvo detenido una semana, encerrado en un cuarto diminuto donde fue golpeado, sin poder ver a sus abogados, y lo amenazaron con «cortarle la cabeza».
Hoy «el ambiente tampoco es seguro para mí», dice este defensor de derechos humanos de 41 años, al que todos saludan cuando camina por la Ciudad Vieja de Hebrón: «Tengo miedo de que me maten, pero no me detendré».
«Mahmud Abas está (al frente) de una dictadura», afirma, agregando que tenía que «hablar de los presos políticos de la Autoridad Palestina, de las figuras públicas que son corruptas y que oprimen a su propio pueblo».
Alrededor del 84% de los palestinos cree que la Autoridad Palestina es corrupta, según una encuesta publicada a mediados de junio por una empresa de sondeos con sede en Ramala.
Los dirigentes palestinos temen «porque mi voz llega al extranjero, mientras que quieren ser la única voz del pueblo palestino», considera Amro.
Amro cuenta con el apoyo de Amnistía Internacional, que en los últimos años ha condenado repetidamente el «acoso» que ha sufrido a manos de las autoridades palestinas e israelíes.
– «Contra las asentamientos» –
Amro no solo denuncia a la Autoridad Palestina, que ejerce poderes limitados sobre un 40% de Cisjordania, territorio palestino ocupado desde 1967 por Israel.
Su compromiso nació en los años 2000 contra la colonización israelí -ilegal según el derecho internacional- en Hebrón, donde creó la oenegé «Juventud contra los Asentamientos».
Fue detenido decenas de veces, «a veces dos veces por semana, a veces por día», y luego liberado, dice.
En febrero de 2021, un tribunal militar israelí le impuso una condena de tres meses de prisión en suspenso y una multa de 3.500 shekeles por «organizar y participar en manifestaciones pacíficas», según él, cargos que tenían «una motivación puramente política», de acuerdo Amnistía.
Según la justicia israelí, estas manifestaciones eran «ilegales» y Amro se «opuso físicamente» a la detención.
«Veo a la Autoridad Palestina como un subcontratista de Israel», afirmó, añadiendo que aquella no puede actuar sin coordinación de éste.
Amro dice tenerle miedo a ambos.