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“La participación democrática de la V Suiza, prioridad absoluta”

Lombardi en una reunión.
Filippo Lombardi en un círculo de compañeros de partido. 2020

Filippo Lombardi dispone de una excelente red de contactos y conoce todos los secretos del oficio. Este animal político es el nuevo presidente de la Organización de Suizos en el Extranjero (OSE). Entrevista.

SWI swissinfo.ch: Sr. Lombardi, usted mismo fue una vez suizo en el extranjero. Después de sus estudios, vivió 6 años en Bruselas. ¿Cómo fue?

Filippo Lombardi: Entonces era joven y tenía menos preocupaciones que la mayoría de los suizos residentes en el extranjero de hoy. Las cuentas bancarias, el voto electrónico, las pensiones, no tenía todas estas preocupaciones materiales. Iba y venía a mi antojo.

Al respecto, usted se adelantó a tu tiempo. Hoy en día, muchas de las suizas y de los suizos se van durante unos años y luego vuelven al país.

Sí, la proporción de personas que residen en otro país durante poco tiempo aumenta constantemente, gracias a la libre circulación y a la movilidad profesional. Es algo que debemos tener en cuenta.

Respecto a la libre circulación, ¿no está usted en un conflicto de intereses? Como ciudadano del Tesino, se ha quejado reiteradamente de los efectos de la libre circulación de personas en su cantón. ¿Cuál es su posición?

La situación de la frontera en el Tesino, con los trabajadores transfronterizos italianos, es diferente que la de otras fronteras nacionales. Pero eso no tiene nada que ver con la entrada en vigor de los acuerdos bilaterales con la Unión Europea. El problema se hizo dramático en 2008, con la crisis económica que sufría Italia en ese momento. Llegaron entonces trabajadores altamente calificados dispuestos a realizar cualquier trabajo con casi cualquier salario. Tuvimos que sensibilizar a Berna sobre el asunto. Defiendo resueltamente la libre circulación de personas, pero el problema persiste en el Tesino.

Lombardi

Sobre la persona

Filippo Lombardi, de 65 años, fue miembro del Consejo de Estados [cámara alta del Parlamento Federal] por el Tesino durante 20 años y es uno de los más eminentes especialistas en política exterior en Suiza.

En 2019, la reelección en el Consejo de Estados se le escapó por 45 votos solamente.

Lombardi sucede a Remo Gysin en la presidencia de la OSE. También forma parte del ayuntamiento de Lugano y es presidente del club de hockey Ambri-Piotta.

En 2011, usted presentó la iniciativa parlamentaria que dio lugar a la Ley de la Quinta Suiza. ¿Cómo sucedieron las cosas?

Se remonta a 2005, cuando era miembro del Consejo de los Estados [cámara alta] y pedí al Consejo Federal [Gobierno] estimar el valor de la Quinta Suiza para la Confederación, también en términos económicos. Por aquel entonces, en Suiza y en el Parlamento prevalecía aún la opinión de que los suizos residentes en el extranjero eran unos aprovechados, que eran una carga para el sistema de pensiones, un negocio deficitario para la Confederación. Por cierto, esta actitud se observa todavía, y no solamente en el Parlamento. Algunos dicen: emigraron, ya no pagan impuestos, así que ¿por qué debemos ocuparnos de ellos?

¿No es una pregunta legítima?

Me parece una posición arrogante y muy cerrada. En realidad, muchos trabajan para empresas suizas, vienen como turistas a visitar su país de origen, muchos regresan después de unos años y aportan su experiencia. Además, muchas y muchos siguen pagando impuestos, por ejemplo, sobre su patrimonio o sus réditos en Suiza. Además, muchas personas mayores emigran porque pueden vivir un poco más confortablemente en otra parte con su jubilación (AVS). No se trata de aprovechados, sino de personas que alivian la carga de nuestro sistema sanitario y social. Han cotizado toda su vida y, cuando se jubilan, Suiza se ahorra millones. Habría que corregir esta visión completamente errónea de la Quinta Suiza

¿Y cómo surgió la Ley de la Quinta Suiza?

El Consejo Federal tardó cinco años antes de dar respuesta a mi postulado de 2005. En resumen, dijo: sí, los suizos residentes en el extranjero son un recurso para el país, pero es demasiado difícil cuantificar su aporte económico. Además, el Consejo Federal propuso una reorganización de las numerosas leyes y ordenanzas relativas a los suizos en el extranjero. Para su rápida aplicación lancé entonces mi iniciativa parlamentaria.

Esta ley no ha impedido grandes decepciones en los últimos tiempos: No hay voto electrónico, ni cuentas bancarias, cuestiones de seguridad social sin resolver. ¿Fue suficiente la presión de la Organización de Suizos en el Extranjero (OSE)? ¿No debería tener más parlamentarios en Berna?

Creo que la Organización de Suizos en el Extranjero está relativamente bien conectada con el Parlamento. Si comparamos la situación actual del Parlamento con la de hace veinte años, hemos avanzado mucho. La simpatía por la Quinta Suiza ha aumentado claramente.

En gran parte gracias a usted. ¿Queda alguien hoy en día que forje alianzas como lo hizo usted?

El problema es que hay que encontrar a alguien que reemplace a Filippo Lombardi en el Parlamento Federal… Por supuesto, nadie es irremplazable, pero un grupo no se forma solo. Alguien tiene que coordinarlo y motivarlo regularmente. Seguiré poniendo a disposición la influencia en el Parlamento. Los diputados Carlo Sommaruga (Partido Socialista) y Laurent Wehrli (Partido Liberal Radical PLR/derecha liberal), son miembros del Comité de la OSE y forman un buen dúo.

Pero los reveses tenían otras causas. En lo que concierne al voto electrónico se conjugaron muchas cosas: razones técnicas, competencia de los cantones en el sistema federal, costos, seguridad de los datos.

Con el voto electrónico, el margen de maniobra era limitado. ¿Cómo ve la cuestión bancaria?

También fue un caso de fuerza mayor. Los bancos son empresas privadas que escapan a la influencia del Estado. Intentamos llegar al límite. No pudimos imponerlo, pero conseguimos encontrar el Banco Cantonal de Ginebra, que hoy ofrece sus servicios a los suizos residentes en el extranjero sin discriminación.

Usted tiene una excelente red de contactos, se entiende bien con todo el mundo, conoce a todo el mundo…

Sí, sin duda, eso es útil.

¿De qué manera pone al servicio de la OSE esas ventajas?

Tenemos que hacer una cierta autocrítica y admitir que, como organización, nos hemos preocupado demasiado por nosotros mismos en los últimos años: La reorganización de la oficina, los estatutos, la elección directa en el Consejo de la OSE, un problema muy difícil de resolver. Luego la presencia pública, la página web, el cambio de nombre…

¿Así que la OSE volverá a mirar hacia el exterior?

Nos concentramos en nuestras prioridades durante una reunión en octubre. Por supuesto, la relación entre Suiza y Europa y entre Suiza y el mundo seguirá siendo importante. La participación democrática en todas sus formas, en particular el voto electrónico, seguirá siendo la prioridad absoluta, puesto que, si la Quinta Suiza puede votar, automáticamente tiene más peso. Pero pienso que también debemos ofrecer más servicios. Recibimos muchas peticiones sobre casos particulares muy personales y cada caso es diferente. Creo que nuestras actividades de asesoramiento para la Quinta Suiza deberían ampliarse.

La relación con la UE es un tema importante: Suiza fue dura con Europa. ¿Qué hay que hacer ahora?

Por un lado: la UE no nos ayudó realmente en la fase final. Un poco más de flexibilidad de su parte habría permitido un resultado. Había cólera, y eso no es una buena base para las negociaciones. Suiza no pidió las negociaciones, sino la UE. Ya en junio de 2012, la UE escribió al Consejo Federal que la vía bilateral estaba muerta. Esas no fueron las palabras de Christoph Blocher, sino de José Manuel Barroso. Y en ese entonces, el Consejo Federal dio la única respuesta correcta. Escribió que la vía bilateral era la única que podía obtener una mayoría en Suiza. Luego, por otro lado, se descarriló. La UE quería demasiado y no negociamos bien. Suiza hizo concesiones demasiado pronto.

Quiere decir entonces que no fue Suiza la que presionó a la UE, sino que fue Bruselas la que presionó a Suiza

Digámoslo así: Bruselas lleva mucho tiempo queriendo facilitarse la vida, porque es difícil llevar a cabo una negociación adicional con Suiza y elaborar un tratado adicional por cada modificación de la legislación europea. Es comprensible, y la solución más práctica para Bruselas sería que Suiza estuviera en el Espacio Económico Europeo y adoptara automáticamente su legislación. Incluso con sus Estados miembros, la UE parece a menudo muy centralizada. En Suiza tenemos una tradición diferente. La Confederación acepta que cada cantón encuentre sus propias soluciones para aplicar las leyes federales de forma federalista

¿Lo cuenta con mucha calma, casi con optimismo?

Bueno, ya no estoy en primera línea. Por una parte, pienso, por supuesto, que debemos encontrar una solución con la UE. Por otra, Suiza también tiene que negociar más con otros países para obtener otros acuerdos de libre comercio y relaciones políticas. Necesitamos otros aliados, no solamente la UE.

Mercosur está en la agenda. ¿También piensa en China? ¿Rusia? ¿EE UU?

Sí, son países económicamente más importantes que San Marino, el Vaticano y Mónaco.

Traducido del francés por Marcela Águila Rubín

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