
Sudán critica en ONU el «doble rasero» internacional en su guerra civil con paramilitares
Naciones Unidas, 26 sep (EFE).- El líder del Consejo de Transición de Sudán, Abdelfatah Al Burhan, criticó hoy en la Asamblea General de la ONU el «doble rasero» aplicado, en su opinión, por la comunidad internacional en la guerra que desde 2023 enfrenta al Ejército sudanés con la milicia paramilitar de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).
La ONU «debe asumir la responsabilidad de proteger a países en desarrollo ante la codicia de otras potencias que creen que pueden controlar nuestros recursos usando la fuerza y el poder del dinero», manifestó Al Burhan, quien culpó a las FAR de perpetrar un «genocidio» y «crímenes de lesa humanidad» en Sudán.
Este país pasa actualmente por la mayor crisis de desplazamiento forzado del mundo, con unos 8 millones de personas obligadas a huir de sus hogares, según cifras de la Organización Internacional de Migraciones (OIM). Además, se estima que casi 730.000 niños menores de 5 años sufrirán desnutrición severa en 2024.
Las RSF son una milicia paramilitar comandada por el general Mohamed Hamdan Dagalo («Hemetti») y establecida en 2013 durante el gobierno del dictador Omar Al Bashir para combatir a los rebeldes de la región de Darfur (oeste).
Sin embargo, después de que Al Bashir fuera depuesto en la revolución sudanesa de 2018 y 2019, las FAR empezaron a participar en operaciones antigubernamentales que desembocaron en la toma de control de importantes zonas del país.
«Se trata del desafío de un grupo (FAR) que recibe apoyo financiero, armamentístico y logístico local a escala local y regional (…) Es lamentable que estos gobiernos se presten a violar el derecho internacional y los derechos humanos en Sudán», añadió Al Burhan.
En un reciente informe de Amnistía Internacional (AI) se documenta la transferencia a Sudán de armas extranjeras de reciente fabricación, procedentes de países como China, Emiratos Árabes Unidos, Rusia, Serbia, Turquía y Yemen. Se probó también su utilización por parte de ambas partes en conflicto.
El Fasher, capital provincial de Darfur del Norte y ciudad de casi un millón de habitantes, ha sido uno de los principales focos del conflicto de Sudán, a pesar de los reiterados llamamientos del Consejo de Seguridad para que cesen los combates.
El enviado del secretario general de la ONU para Sudán, Ramtane Lamamra, ha exigido repetidamente a ambas partes que lleguen a un alto el fuego en la zona para acabar con un conflicto brutal y poco mediático que adquiere tintes religiosos, étnicos y donde se usan las violaciones como arma de guerra.
Al Burhan dijo también estar «comprometido» con las resoluciones de Naciones Unidas para Sudán, pero recalcó su postura a favor de una reforma del Consejo de Seguridad para «hacer frente a retos del terrorismo étnico e ideológico» que, según él, sufren los sudaneses a manos de las FAR.
EE.UU. y Arabia Saudí, que ejercen habitualmente como mediadores de este conflicto, patrocinaron el mes pasado una nueva ronda de diálogo en Ginebra para una tregua entre las partes, pero Al-Burhan decidió no participar en ella. EFE
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