Supervivientes de Al Fasher denuncian el «genocidio» cometido por paramilitares sudaneses
El Cairo, 2 nov (EFE).- Supervivientes de Al Fasher, capital del estado sudanés de Darfur Norte, en el oeste del país, relataron este lunes las atrocidades cometidas por el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) desde la toma de la ciudad por parte de los rebeldes hace más de una semana.
«En una semana, las FAR han ejecutado a tantos civiles que la tierra de Al Fasher ha cambiado. Puede verse la sangre desde el espacio. Esto es un acto de genocidio», denunció la portavoz de la ONG estadounidense Avaaz, Shayna Lewis, al inicio de una rueda de prensa virtual organizada por esa organización.
En el encuentro virtual, en el que participaron desplazados recién llegados a Tawila, donde se refugian miles de personas tras huir de los combates, Lewis denunció que las milicias están atacando comunidades enteras por motivos étnicos y que los testimonios recopilados apuntan a una campaña sistemática de asesinatos, violaciones, secuestros y saqueos.
«Las familias descubren la muerte de sus seres queridos a través de vídeos que circulan en redes sociales, en medio del apagón informativo impuesto por las FAR», advirtió, antes de subrayar que «Sudán no es una guerra olvidada, es una guerra que el mundo elige ignorar».
Entre los participantes estuvo el portavoz de la Coordinación General de Desplazados y Refugiados de Darfur, Adam Rajal, quien describió la situación en Tawila como «catastrófica». «Llegan heridos, enfermos, traumatizados. Casi todos son niños, mujeres o ancianos», afirmó.
Según Rajal, Tawila acoge a más de 700 niños no acompañados y «la mayoría de las familias han sido desplazadas hasta siete veces», situación que puede agravarse tras la caída de Al Fasher, que hasta el domingo de la semana pasada era el último bastión del Ejército sudanés en Darfur.
El portavoz pidió crear comités de documentación para preservar las pruebas de los crímenes y que los responsables sean llevados ante la justicia.
«Necesitamos una movilización internacional para detener esta guerra. Las mujeres están siendo las más afectadas por culpa de la violencia sexual», señaló.
Los supervivientes intervinieron para narrar sus estremecedores caminos desde Al Fasher a Tawila, entre los que se encontraba Mohamed, un hombre de 56 años, quien explicó que permaneció más de un año atrapado en la ciudad antes de escapar: «Vivíamos entre bombardeos diarios. No podíamos salir ni a buscar comida».
«Uno de mis hijos murió por un bombardeo en casa y otro, mientras compraba en el mercado. Mi esposa se encontraba con él y sobrevivió, pero está gravemente herida», explicó Mohamed con la voz entrecortada.
Cuando finalmente intentaron escapar, las FAR les registraron «hasta los pañales de los niños buscando oro», en medio de un saqueo indiscriminado contra todos los civiles que huían.
Hawa, embarazada de ocho meses y viuda, contó que las FAR la despojaron de todas sus pertenencias durante su huida. «El invierno se acerca y no tenemos nada. Cinco de mis hermanas murieron en esta guerra. Los soldados de las FAR nos trataron con una crueldad indescriptible», declaró.
Kamisa, originario de Sudán del Sur y residente en Al Fasher desde 2011, tuvo que pagar un rescate de unos 7.000 euros para poder escapar tras ser interceptado por las FAR en su camino hacia Tawila. «Me dijeron que todo aquel que saliera de Al Fasher era un objetivo, sin importar quién fuera», declaró.
Lewis cerró la sesión recordando que el conflicto ha provocado más de diez millones de desplazados y decenas de miles de muertos desde abril de 2023.
«Cada testimonio que hemos escuchado hoy es una llamada a la acción. Si la comunidad internacional no actúa ya, miles morirán este invierno por hambre, frío o enfermedad», advirtió. EFE
pab/rsm/psh