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Fumar cannabis puede ser igual que beber alcohol

Un conductor que fuma cannabis podrá ser condenado como si hubiera bebido alcohol. Keystone

El Tribunal Federal, máxima instancia judicial del país, decidió asimilar el consumo de drogas suaves al alcoholismo y castigar de la misma forma a quienes lo consuman estando al volante.

El veredicto surge cuando en el Parlamento se discute un proyecto de despenalización del cannabis.

La Corte Federal revirtió este miércoles una condena del tribunal de policía de Berna que durante la inspección a un automovilista ebrio y drogado no tomó en cuenta este último estado para su dictamen. El acusado había fumado cannabis y bebido cerveza antes de provocar un accidente de tráfico.

El joven conductor fue sancionado con una pena leve, 5 días de cárcel y 500 francos de multa.

Falta grave y peligrosa

Los jueces federales estimaron que en este caso había que considerar el efecto del cannabis, comparable al que produce el consumo de alcohol cuando se conduce. Es decir, una falta grave y peligrosa.

La decisión judicial servirá, sin duda, a la causa de aquellos sectores que se oponen a que el Consejo Federal (gobierno) reforme la Ley sobre estupefacientes y renuncie a la propuesta despenalización del consumo de cannabis.

En efecto, el pasado mes de septiembre el Consejo Nacional (Cámara Baja) rehusó, por 96 votos contra 89, entrar en materia y postergó asi la revisión de la ley en cuestión.

Al término de un debate apasionado de dos días, los diputados -contrariamente a los senadores (Consejo de los Estados), que en diciembre del 2001 habían aceptado modificar la ley-, rechazaron la revisión.

Peligro de amalgama

Michel Graf, director adjunto del Instituto Suizo de Prevención del Alcoholismo y otras Toxicomanías (ISPA) dijo a swissinfo que esta decisión judicial podría dar lugar a una amalgama entre partidarios de la despenalización del cannabis y sus adversarios.

“Nosotros estamos de acuerdo en que una persona que fumó cannabis en una fiesta y después conduce su vehículo tenga la misma responsabilidad jurídica que el que bebió alcohol, pues se trata de un tema de seguridad pública”, señala.

“El problema está en lo que se va a controlar. Es decir, saber si lo que se quiere medir determina la capacidad para conducir de una persona, y ahí entramos en un tema técnico y médico”, agrega.

El ISPA reclama desde hace años la despenalización del cannabis, pero rechaza trivializar su consumo.

Cuestiones prácticas y éticas

Roberto Zamboni, médico que asesora una Asociación de Jóvenes dependientes de la droga en el cantón de Ginebra, estima por su parte que el fallo judicial alentará a la policía a controlar a los automovilistas, a aquellos conductores sospechosos de fumar cannabis.

“El problema que se plantea ahora es la forma de controlar a los infractores, pues a la persona que ha bebido más de la cuenta se le puede detectar el grado de alcoholemia en la sangre; en cambio, en quien ha fumado hierba, las huellas permanecen varios días”, afirma.

Michel Tornare, que oficia de pastor laico de calle y se ocupa igualmente del seguimiento de jóvenes drogadictos en Lausana, va en la misma dirección:

“Un fumador podrá ser sancionado porque se le detectó en el examen de saliva o de sudor sustancias psicotrópicas absorbidas hace una semana y no el momento del control policial”, dice.

Por otro lado, los métodos de control de drogas, aplicados por diferentes policías cantonales a los automovilistas, no han dado resultados convincentes.

Francine Zambrano, portavoz de la policía de la ciudad de Friburgo piensa que el problema estará resuelto con la introducción general de las pruebas de saliva (drug wipe) utilizadas para detectar el consumo de marihuana en los cantones de Zúrich, Tesino y Zug.

Cuestión de sociedad

El problema en Suiza es que el consumo de cannabis entre la población joven se ha duplicado en los últimos diez años. Más de un tercio (35%) de los jóvenes, en edades comprendidas entre los 16 y 20 años, fuman marihuana o hachís, la mayoría de forma esporádica o simplemente por probar y conocer sus efectos.

En la misma proporción ha aumentado el consumo de alcohol y tabaco. No es un fenómeno específicamente suizo, sino una evolución que se percibe en los demás países europeos.

Para Michel Graf se trata de un problema de sociedad, pero en este caso la cuestión es otra. Hay que dar preferencia a la seguridad en la ruta y, por tanto, el que fuma debe estar consciente de si acepta o no conducir después de haberlo hecho. “Para mí, el límite es cero”, sentencia.

swissinfo, Alberto Dufey

– En Suiza, el comercio y el consumo de drogas suaves está prohibido.
– Pero los cantones y las comunas aplican la ley de manera diferente.
– La legalización significa la liberalización ilimitada de la marihuana.
– Una variante propone una liberalización reglamentada y fija la edad mínima para el consumo (16 o 18 años).

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