‘Guillermo Tell’ conmueve en Buenos Aires
'Guglielmo Tell' volvió a la ópera porteña después de 39 años de ausencia y lo hizo con un éxito rotundo en el Teatro Avenida.
La obra musical de Gioacchino Rossini, basada en la el drama del escritor alemán Friedrich Schiller, presentó a sala llena la “gesta patriótica de los suizos”.
A partir de que el maestro Giorgio Paganini comienza a agitar su batuta para dirigir la famosa obertura (muy conocida popularmente como la cortina musical de la serie hollywoodense ‘El llanero solitario’), el público empieza a zambullirse en la aventura heroica emprendida por ‘Guglielmo’.
Apenas estallan los aplausos y los vítores para ovacionar a Paganini y a su orquesta de 45 músicos, el telón se descorre para mostrar un escenario, repleto de actores, ambientado en la Suiza alpina de finales del 1300.
Una noble versión de Rossini
La idea de devolver a los escenarios porteños esta obra maestra del genial compositor italiano Gioacchino Rossini (1792-1868), fue de la soprano Adelaida Negri, directora de la Casa de la Ópera de Buenos Aires y quien encarna a ‘Matilde’ en la puesta en escena.
En conversación con swissinfo, Negri explicó que dentro de la institución que dirige intenta siempre programar obras que no son tan frecuentadas por el público argentino, fundamentalmente de autores italianos que si bien son famosos, muchas de sus obras se desconocen:
“Rossini es uno de ellos, que lamentablemente es conocido en la Argentina y en muchas partes del mundo como autor de ópera ‘buffa’, mientras que tiene óperas que son muy serias y muy interesantes. Hacía muchísimo tiempo que ‘Guillermo Tell’ no se escuchaba en Buenos Aires; desde 1966 cuando se presentó por última vez en el Teatro Colón”.
La osada decisión de la soprano –poner en escena una obra como ésta implica siempre grandes riesgos debido a la cantidad de actores, coros, músicos y despliegue escenográfico que requiere- fue considerada por los expertos como “uno de los mejores logros de la actual temporada musical”.
11 solistas, 3 solistas principales, 52 personas en el coro, 15 bailarines y 46 personas en la orquesta, sin contar a todos aquellos que asisten en la obra, son los responsables del éxito sostenido de la ópera en cada función.
El mito que alimentó la historia
Según la leyenda, Guillermo Tell –héroe nacional suizo- rehusó inclinarse en señal de respeto ante el sombrero instalado en la plaza pública de la villa de Altdorf (cantón Uri) que simbolizaba al soberano de la Casa de Habsburgo. Éste se había apropiado de varios cantones suizos en su intento por formar un bloque territorial desde sus posesiones del alto Rin hasta las del Tirol.
El gobernador Hermann Gessner detuvo a Tell, de cuya buena puntería había oído hablar, y lo obligó a disparar su ballesta contra una manzana colocada en la cabeza del hijo del “irreverente”, a 50 pasos de distancia.
Tell intentó que Gessner cambiara el castigo pero fue en vano: o atravesaba la manzana o él y el niño morirían a manos del verdugo. Tell introdujo dos flechas en su aljaba, cogió su ballesta, se colocó en la marca de los 50 pasos, apuntó y… su poderosa puntería le permitió acertar en el blanco.
Al preguntarle el gobernador la razón de la segunda flecha, Tell le respondió que estaba destinada a su corazón en caso de que con la primera hiriera al niño. Furioso por la respuesta, Gessner mandó que lo encerraran en el castillo de Küssnacht.
En el camino, y gracias a una tormenta cerca de Axemberg, Tell consiguió escapar. Cuenta la leyenda que el arquero suizo mató a Gessner con su ballesta y organizó la rebelión contra los Habsburgo.
Una ópera exigente
La ópera ‘Guillermo Tell’ es una obra no sólo riesgosa, sino además, exigente. En ella, nadie se salva de algún tramo de importancia y responsabilidad, tanto vocal como interpretativamente, y es por eso que la elección de cada protagonista llevó su tiempo.
El crítico musical Héctor Coda consideró más que acertado el papel del arquero helvético para el barítono Leonardo López Linares:
“En medio de esta diversidad, la voz y el gesto del protagonista deben constituir un poderoso factor focalizador de la gesta de un pueblo oprimido; el haber confiado ese papel a una de las voces más valiosas de la escena lírica local como la de López Linares constituyó un acierto total”.
En tesitura de soprano dramática y plenamente identificada con ‘Matilde’, Negri conmovió nuevamente con sus juegos de voces y una interpretación llena de dulzura y dramatismo a la vez y, en un mismo plano satisfactorio y con la convicción de una magnífica actuación, el tenor Eduardo Ayas asumió el también heroico rol de ‘Arnoldo’ y brilló con un desempeño dramático inobjetable.
A 200 años de la muerte del poeta
“Siempre tuve una cierta confianza en la ópera y en que la tragedia se libraría de una forma más noble, como en los coros de las antiguas bacanales”, confesó Friedrich Schiller en una carta a Goethe, allá por 1797, donde apostaba al futuro de este género musical.
Lo que jamás hubiera imaginado, es que en el año del bicentenario de su muerte, aquellas fantasías heroicas que escribió, envueltas en su espíritu de libertad y entusiasmo, se estén representando hoy, con forma de ópera, en la ciudad del tango.
swissinfo, Norma Domínguez, Buenos Aires
Guillermo Tell, ópera en cuatro actos
Libreto: De Jouy y Bis, basado en el drama de Schiller.
Música: Gioacchino Rossini
Director: Giorgio Paganini
Director del coro: Juan Casasbellas
Puesta escénica: Eduardo Casullo
Vestuario: Mariela Daga
Coreografía: Luciana Prato
Cantantes: Leonardo López Linares, Adelaida Negri, Eduardo Ayas, Alejandro Schijman, Víctor Castells, Silvia Gatti, Alicia Alduncin, Carlos Natale y otros. Orquesta y coro de la Casa de la Ópera de Buenos Aires
Cuatro representaciones en el Teatro Avenida, con el auspicio de la Embajada de Suiza en Argentina
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