
Afganistán y Pakistán cierran en Doha una semana de tensión con acuerdo de cese inmediato
Nueva Delhi, 19 oct (EFE).- Afganistán y Pakistán pusieron fin este domingo a una semana de enfrentamientos y acusaciones mutuas en su frontera, marcada por ataques aéreos y combates que causaron decenas de muertos y elevaron el riesgo de una nueva crisis regional.
La escalada comenzó el 9 de octubre, cuando Pakistán lanzó un presunto ataque con dron en Kabul dirigido contra el líder del grupo Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP) o talibanes paquistaníes, Mufti Noor Wali Mehsud.
La operación, que Islamabad no confirmó, derivó en bombardeos y choques armados a lo largo de la línea Durand, de 2.600 kilómetros, donde ambos ejércitos intercambiaron fuego durante varios días.
El Ejército paquistaní afirmó haber abatido al menos 30 presuntos militantes del TTP en distintas operaciones desarrolladas en zonas fronterizas del noroeste del país, como parte de su respuesta a los ataques que, según Islamabad, fueron lanzados desde territorio afgano.
Los enfrentamientos más intensos se registraron entre el 12 y el 15 de octubre en el distrito de Spin Boldak, en la provincia afgana de Kandahar, donde, según medios afganos, se produjeron combates fronterizos que dejaron víctimas civiles.
Ese mismo día, ambos gobiernos acordaron un alto el fuego temporal de 48 horas para contener la violencia, mediado por «países amigos», según confirmaron Islamabad y Kabul.
China e Irán llamaron a la moderación y respaldaron el alto el fuego, mientras que la India acusó a Pakistán de albergar a grupos terroristas y reafirmó su apoyo a la soberanía de Afganistán.
Intercambios de fuego
Los intercambios de fuego a lo largo de la frontera provocaron el cierre total de los principales pasos, entre ellos Torkham y Chaman, lo que paralizó las vías vitales de comercio y dejó varados a centenares de refugiados afganos, en plena crisis humanitaria marcada por las deportaciones forzosas de afganos desde Pakistán.
La situación se agravó el viernes con un bombardeo paquistaní en la provincia afgana de Paktika, que según Kabul causó la muerte de varios civiles, entre ellos ocho jugadores de críquet.
Islamabad afirmó que fue una operación contra combatientes del grupo Hafiz Gul Bahadur, vinculado al TTP, y aseguró haber abatido a más de 70 insurgentes, una cifra no verificada de forma independiente.
Horas antes, el líder del TTP, Mufti Noor Wali Mehsud, reapareció en un vídeo desmintiendo su muerte tras el primer ataque con dron en Kabul y confirmando que se encontraba en Pakistán.
En medio de la creciente tensión, Catar y Turquía impulsaron una ronda de contactos diplomáticos en Doha, a la que viajaron el sábado delegaciones de ambos países para intentar contener la crisis.
Las conversaciones, encabezadas por los ministros de Defensa de Pakistán y Afganistán, culminaron tras doce horas este domingo con la firma de un acuerdo de cese inmediato de las hostilidades y el compromiso de mantener un nuevo encuentro en Estambul el próximo 25 de octubre.
Tras el anuncio del alto el fuego, anunciado por Catar, el Gobierno paquistaní aseguró que «los ataques terroristas desde Afganistán cesarán de inmediato», mientras que el Ejecutivo talibán sostuvo que el pacto supone «un avance hacia el diálogo y el respeto mutuo».
Horas después del anuncio, el ministro de Defensa talibán, Mawlawi Mohammad Yaqoob, aclaró que Afganistán no reconoce la Línea Durand como frontera oficial con Pakistán, en respuesta al comunicado de Catar que mencionaba «tensiones en la frontera».
El conflicto se centra en las acusaciones de larga data de Islamabad de que el régimen talibán ofrece refugio al Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), un grupo insurgente que busca derrocar al Estado paquistaní y que ha intensificado sus ataques desde la llegada de los talibanes al poder en 2021.
Kabul niega esas acusaciones y reprocha a Pakistán las incursiones aéreas y operaciones militares que, según denuncia, utiliza para encubrir su propia inestabilidad interna. EFE
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