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Aprovechando la guerra, colonos israelíes expulsan a palestinos de sus aldeas en Cisjordania

El pueblo de Wadi al Seeq, en Cisjordania ocupada, el 24 de octubre de 2023, más de una semana después de que los palestinos fueran expulsados de sus tierras, según cuentan, por colonos israelíes acompañados de policías y soldados afp_tickers

En una hora, una aldea palestina de Cisjordania ocupada se quedó sin ningún habitante. Todos se fueron a pie, con sus cabras y sus ovejas.

Cinco días después de que estallara la guerra entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamás en la Franja de Gaza, los habitantes palestinos afirman que decenas de colonos israelíes llegaron al pueblo de Wadi al Seeq, acompañados de policías y soldados israelíes.

Les dieron una hora de plazo a los 200 habitantes de la comunidad beduina para que se fueran de sus tierras, aseguran sus representantes.

La AFP se puso en contacto en varias ocasiones con el ejército, pero este declinó responder.

“Hemos pagado por lo que les ha ocurrido a ellos”, considera Abu Bashar, que se ha refugiado junto a una decena de familias en un terreno privado de Taybeh, en el centro de Cisjordania.

El ganadero caprino, de 48 años, se refiere a los ataques del movimiento islamista palestino Hamás en territorio israelí del 7 de octubre, inéditos por su violencia y magnitud des de la creación del Estado de Israel en 1948. Según el balance israelí, más de 1.400 personas -sobre todo civiles- murieron en ese asalto.

Desde entonces, Israel está en guerra contra Hamás y bombardea incesantemente la Franja de Gaza. Más de 8.000 personas han muerto en el enclave costero, también principalmente civiles, según el recuento del Ministerio de Salud en Gaza, controlado por Hamás.

Y en Cisjordania, ocupada desde 1967 por Israel y, donde ya antes del conflicto se producían enfrentamientos frecuentes, se ha registrado un repunte de la violencia: más de 110 personas han muerto allí desde que empezó la guerra.

– “Una pesadilla” –

La convivencia entre los tres millones de palestinos y los más de 490.000 colonos israelíes, cuya instalación es ilegal según el derecho internacional, se ha vuelto especialmente tensa, con una media de ocho incidentes diarios según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), incluyendo actos de intimidación, robos, agresiones…

“Ya ni dormimos, es una pesadilla”, cuenta Alia Mlihat, una habitante de Mu’arrajat, otra aldea beduina situada entre Ramala y Jericó.

A sus 27 años, tiene miedo de que su pueblo sea el siguiente en la lista. “Con la guerra, vemos que los colonos tienen más armas, es muy difícil, nos preguntamos qué va a ocurrir”, explica.

“Estamos viviendo una nueva ‘Nakba’ a causa de los colonos y del ejército”, agrega, aludiendo al término “catástrofe” en árabe, que designa el desplazamiento y expulsión de más de 760.000 palestinos durante la creación de Israel en 1948.

Ese año, los Mlihat, como la mayoría de los beduinos palestinos, abandonaron el desierto de Neguev.

Desde el 7 de octubre, 607 personas, de las que más de la mitad eran niños, fueron desplazadas dentro de Cisjordania, según la OCHA. En los 18 meses previos, 1.100 personas ya habían tenido que dejar sus tierras.

Los colonos de Cisjordania distan mucho de tener el apoyo mayoritario de la opinión pública, pero sí que cuentan con el respaldo de políticos de primer orden, incluyendo el de responsables del gobierno de Benjamin Netanyahu, apoyado por la ultraderecha.

– Saqueos –

Abu Bashar solo piensa en regresar. “No tengo ningún otro lugar adonde ir”, dice. “Tenemos todas nuestras cosas allí, la comida que compramos al por mayor, nuestros tractores, nuestros paneles solares…”.

Una semana después de la expulsión, el ejército israelí autorizó a los habitantes a volver para recuperar sus pertenencias.

“Todo estaba destruido, los sacos con la comida para nuestros animales estaban volcados por el suelo”, asegura Abu Bashar.

La AFP constató que se habían saqueado casas: armarios vacíos, camas infantiles rotas, cortinas arrancadas y documentos administrativos, sandalias y juguetes esparcidos por el suelo. Por las aldeas, y también en los alrededores, circulan vehículos civiles, algunos con banderas israelíes, observaron periodistas de la AFP.

Según Guy Hirschfeld, un activista israelí por los derechos humanos, “los colonos aprovechan la guerra para acabar de vaciar la zona C de personas no judías”. Esa zona es una área de Cisjordania ocupada administrada por el ejército israelí. Al menos 150 km2 de tierra fueron vaciados de sus habitantes, dijo Hirschfeld.

Abu Bashar lo único que quiere que “los colonos [le] dejen vivir en paz”, pero no confía en ello. “Hay un plan a largo plazo para expulsarnos y quedarse con nuestras tierras, y han aprovechado esta ocasión para hacerlo, mientras todo el mundo está mirando hacia Gaza”.

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