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El nominado de Trump a director del FBI aboga por la independencia y la imparcialidad

Christopher Wray testifica ante la Comisión de Asuntos Jurídicos del Senado de EEUU como nominado al cargo de director del FBI, el 12 de julio de 2017 en Washington afp_tickers

El abogado Christopher Wray, nominado por el presidente Donald Trump para ser el nuevo director del FBI, se comprometió este miércoles con una justicia imparcial que proteja a esa organización de influencias políticas.

“Si me dan el honor de dirigir esta agencia, nunca permitiré que el trabajo del FBI sea dirigido por algo que no sean los hechos, la ley y la búsqueda de una justicia imparcial”, dijo Wray ante la Comisión de Asuntos Jurídicos del Senado durante su audiencia de confirmación como máxima autoridad de la policía federal estadounidense.

De acuerdo con Wray, “sólo hay una forma correcta de hacer este trabajo, y es con total independencia, siguiendo las normas, jugando limpio, siendo fiel a la constitución y nuestras leyes, fiel a las mejores prácticas de la institución, sin miedo, sin favoritismos y obviamente sin hacer caso a ninguna influencia político-partidista”.

En otro momento de su testimonio, Wray dijo a los senadores que “el director del FBI no sirve al presidente; sirve a la institución, a la ley y a los estadounidenses”.

Por ello, apuntó, debe ser “un líder” que posea “la integridad y la fortaleza que le permita resistir cualquier intento de interferencia política”.

También prometió ser “el líder que el FBI merece y dirigir una oficina independiente que haga que todos los estadounidenses se sientan orgullosos”.

– Larga polémica –

Wray deberá sustituir al frente del FBI a James Comey, quien fue despedido de su cargo por Trump en mayo, en medio de la controversia por los presuntos vínculos de la campaña del ahora presidente con Rusia durante la campaña electoral del año pasado.

Poco después de ser despedido, Comey afirmó ante el comité de Asuntos Jurídicos del Senado que, en una reunión en la Casa Blanca, Trump trató de persuadirlo de que la investigación que entonces llevaba adelante el FBI dejara tranquilo al general Michael Flynn.

Este militar había sido nombrado por Trump como asesor para Seguridad Nacional y ya dejó el cargo por haber ocultado sus contactos con funcionarios rusos antes de asumir su puesto.

Hasta el fiscal general y secretario de Justicia, Jeff Sessions, tuvo que recusarse de cualquier vínculo con investigaciones sobre el asunto, a raíz de sus contactos con funcionarios rusos durante la campaña electoral.

En ese marco, el Departamento de Justicia no tuvo otra salida que nombrar a un fiscal especial, Robert Mueller, para que asuma las investigaciones.

La larga controversia sobre las eventuales relaciones de complicidad entre Rusia y el comité de campaña de Trump durante las presidenciales representa un dolor de cabeza del que la Casa Blanca no logra despegarse.

Este mismo miércoles, Trump aseguró en la red Twitter que toda la controversia y sus denuncias no pasan de una “caza de brujas”.

“Esta es la mayor Caza de Brujas en la historia política. ¡Triste!”, escribió este miércoles el presidente, repitiendo una opinión que comenzó a usar poco después de vencer en las elecciones de 2016.

Ante los senadores, Wray expresó una visión diferente, al afirmar que no creía que Mueller “esté dirigiendo una caza de brujas”.

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