¿Puede Suiza reducir los aranceles agrícolas para negociar un acuerdo más favorable con Estados Unidos?
Suiza trata de negociar una salida al elevado arancel del 39 % que el 1 de agosto le impuso Estados Unidos. La Unión Europea —que ha conseguido un arancel mucho más bajo, del 15 %— ha hecho concesiones sobre determinadas importaciones de alimentos estadounidenses. ¿Es esta una opción para Suiza?
Es habitual que el 1 de agosto, el Día Nacional de Suiza, la gente vaya a una granja local para disfrutar de una comida tradicional con especialidades regionales. Nada despierta más el sentimiento patriótico que hincarle el diente a un bufé de carnes, quesos y los típicos panecillos weggen —o pan del 1 de agosto— hechos con levadura y mantequilla y adornados con la bandera suiza.
El apetito por los productos frescos de granja, sin embargo, este año se ha visto mermado por el anuncio —el mismo 1 de agosto— de un arancel del 39 % a todas las exportaciones suizas a Estados Unidos. Es el tipo más alto de Europa. Este anuncio tomó a la población por sorpresa, ya que el Gobierno suizo estaba convencido de que había negociado reducir el arancel del 31 % anunciado el 2 de abril (que el presidente Donald Trump denominó como Día de la Liberación) a un 10 % más manejable.
Los aranceles estadounidenses a las importaciones desde Suiza, en Estados Unidos, encarecerán más todavía los ya de por sí costosos productos suizos y afectarán a la venta de productos de alta gama como quesos, relojes o maquinaria.
Plantean, además, la cuestión de qué concesiones puede hacer Suiza para apaciguar a la Administración Trump, que acusa a Suiza de tener un superávit comercial con Estados Unidos. Una de las opciones sería reducir los aranceles de los productos agrícolas estadounidenses que se venden a la Confederación. Eso significaría la entrada en Suiza de más productos estadounidenses y, potencialmente, menor calidad y estándares de bienestar animal más bajos.
«Los aranceles generales del 39 % a los productos helvéticos que anunció el Gobierno estadounidense están afectando duramente a la industria quesera. El tipo actual del 10 % se multiplicará casi por cuatro, lo que tendrá graves consecuencias en las exportaciones», afirma Désirée Stocker, portavoz de Switzerland Cheese Marketing [organización de la industria quesera suiza].
La asociación láctea suiza Swissmilk ha confirmado que en Estados Unidos tendrán que pagar más por su queso gruyère.
«Actualmente, se exportan unas 8.000 toneladas de queso suizo a Estados Unidos. Los aranceles de importación estadounidenses provocarán que los precios aumenten en el mercado estadounidense, lo cual puede afectar a las ventas», reconoce su portavoz, Christa Bruegger.
Altos aranceles suizos
En Estados Unidos el precio medio del queso gruyère es de 50 francos (60 dólares) el kilo, más del doble de lo que cuesta en Suiza. Con el arancel, el kilo costaría unos 65 francos, lo que significa que se venderá menos queso suizo. El hecho de que en Estados Unidos el gruyère no sea una denominación protegida agrava el problema. Ya que en Estados Unidos puede comprarse gruyère más barato fabricado allí mismo o queso etiquetado como gruyère producido en otros países europeos con aranceles más bajos.
La Unión Europea (UE) —que ha negociado unos aranceles estadounidenses mucho más bajos, del 15 %— ha hecho concesiones en los aranceles de los productos alimenticios importados de Estados Unidos. Eso incluye aranceles más bajos sobre cuotas específicas de productos como mariscos, frutos secos, productos lácteos, frutas y verduras frescas y procesadas, alimentos procesados, cereales y semillas para plantar, aceite de soja, carne de cerdo y bisonte. No obstante, quedaron fuera de las negociaciones productos agrícolas sensibles, como la carne de vacuno, las aves de corral, el arroz y el etanol.
¿Puede Suiza hacer el mismo tipo de concesiones para apaciguar a Trump y negociar un acuerdo más favorable para la Confederación? El laboratorio de ideas liberal suizo Avenir Suisse considera que sí.
«Quienes exigen condiciones comerciales justas en Washington no deben ignorar sus propias barreras», afirma en un análisis recienteEnlace externo sobre lo que debe hacer Suiza para mantener su credibilidad en materia de política económica.
En 2024 —según datos de aduanas— Suiza exportó a Estados Unidos productos agrícolas por valor de 1.590 millones de francos (unos 2.000 millones de dólares), es decir, más de cinco veces el valor de las importaciones suizas de productos agrícolas estadounidenses.
Una de las razones de este desequilibrio comercial son los elevados aranceles que impone Suiza a los productos agrícolas importados, que en determinados productos —como queso, carne o verduras— pueden superar el 100 %.
«En 2024 el arancel medio ponderado por el comercio agrícola [los ingresos totales por aranceles divididos por el valor total de las importaciones] se situó en el 21,3 %, casi 2,5 veces más que en la UE y cinco veces más que en Estados Unidos», apunta Michele Salvi, vicedirector y miembro senior de Avenir Suisse.
Los aranceles medios suizos sobre los productos no agrícolas, por el contrario, son insignificantes, ya que solo alcanzan el 0,6 %. Según Salvi, este desequilibrio debilita la posición negociadora de Suiza, por lo que propone que en la mesa de negociaciones se incluyan los aranceles agrícolas suizos, sobre todo porque en 2024 los productos agrícolas solo representaron en torno al 3,5 % de las exportaciones suizas de bienes.
Margen de maniobra
El sector agrícola suizo, sorprendentemente, no se opone por completo a la idea de permitir que más productos estadounidenses entren en Suiza.
«Nuestra industria está dispuesta a considerar concesiones específicas para el queso. Por supuesto que también debe garantizarse la protección de las variedades de queso con DOP (Denominación de Origen Protegida) cuando quesos estadounidenses se importen a Suiza», dice Stocker, de Switzerland Cheese Marketing.
Y también está abierta a concesiones la poderosa Unión Suiza de Agricultores, aunque no para todos los productos.
«No tenemos ningún problema con las reducciones arancelarias propuestas para productos como naranjas y mariscos. La situación sería diferente si Suiza hiciera concesiones en materia de carne, por ejemplo, que es un producto agrícola sensible», señala la portavoz Sandra Helfenstein. Una de las razones por las que la carne suiza es la más cara de Europa es porque existen límites en el número de animales que pueden criarse en una granja. La ley permite un máximo de 300 terneros, 1.500 cerdos o 18.000 gallinas por granja, mientras que estos límites no existen en los países de la UE.
«A nivel político, es tarea del Consejo Federal [órgano ejecutivo] sentar nuevas bases para la actual situación aduanera con Estados Unidos. Guardando silencio fortalecemos nuestro Gobierno», indica Bruegger, la portavoz de Swissmilk.
El Ministerio de Economía, consultado al respecto, no quiso hacer comentarios sobre si los aranceles agrícolas suizos estaban sujetos o no a las negociaciones con Estados Unidos.
«Actualmente, las discusiones continúan en varios niveles. El Consejo Federal [Gobierno] proporcionará más información a su debido tiempo», declara el portavoz Markus Spörndli.
¿Dejar que decida el mercado?
Las preferencias del mercado también determinarán si las concesiones arancelarias son aceptables para el sector agrícola suizo. Tomemos como ejemplo la carne de ganado estadounidense tratada con hormonas de crecimiento. Esta carne puede venderse en Suiza siempre que las pruebas realizadas en el país —en Suiza— no revelen ningún residuo de hormonas. La industria cárnica helvética confía en que el mercado suizo no aceptará la carne de vacuno estadounidense, aunque sea más barata.
«La carne de vacuno estadounidense contiene hormonas y, por tanto, no tiene gran demanda en Suiza. Así que el mercado [quienes consumen] también decide qué necesita y qué hay que importar», afirma Philippe Haeberli, responsable de comunicación de Proviande [la asociación interprofesional suiza del sector cárnico].
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¿Cómo ha conseguido Suiza contener la inflación en los alimentos?
Suiza ha incorporado a su legislación nacional sobre barreras técnicas al comercio el principio Cassis de Dijon, que ha desarrollado el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. El principio estipula que un producto que cumple con la normativa de la UE y se vende en un país de la UE también puede venderse en Suiza sin otros requisitos adicionales. Existen, sin embargo, ciertas excepciones, como los huevos de granjas industriales o los productos que contienen organismos genéticamente modificados.
«Es posible que la gama de productos disponibles en Suiza se diversifique un poco más, pero también que sea menos transparente. En Estados Unidos muchas normas son menos estrictas que en Suiza o la UE, desde el bienestar animal hasta los productos modificados genéticamente o los aditivos que en Suiza están prohibidos», reconoce Josianne Walpen, directora de nutrición de la Asociación Suiza de Protección al Consumidor.
Walpen quiere que la población en Suiza esté informada sobre cómo se producen y procesan los productos alimenticios estadounidenses, especialmente si dichas prácticas en Suiza están prohibidas. Así, el etiquetado debería declarar si la carne de pollo se ha desinfectado con soluciones a base de cloro o se han utilizado hormonas y antibióticos para estimular el crecimiento del ganado vacuno. Actualmente estas declaraciones son obligatorias, pero a Walpen le preocupa que, si se hacen concesiones a Estados Unidos, puedan suavizarse.
«Queda por ver si este requisito de declaración para la carne y los productos modificados genéticamente seguirá vigente. Además, los requisitos de declaración en Estados Unidos son menos favorables para los consumidores que en Suiza», asegura Walpen.
Editado por Virginie Mangin. Adaptado del inglés por Lupe Calvo / CW.
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