Amnistía Internacional denuncia abusos laborales en la construcción del metro de Riad
El Cairo, 18 nov (EFE).- Amnistía Internacional (AI) denunció este martes el cobro de «tasas ilegales para conseguir trabajo» y las «largas jornadas en condiciones inseguras a cambio de un salario mínimo y discriminatorio» a las que se vieron expuestos los obreros del metro de Riad entre 2014 y 2025.
En la presentación del informe ‘Nadie quiere trabajar en estas condiciones: Una década de explotación en el proyecto del metro de Riad’, AI documenta, a través de 38 entrevistas, algunos de los abusos laborales cometidos durante la construcción del metro de la capital saudí, parcialmente inaugurado en diciembre del año pasado.
La directora del Programa de Clima, Justicia Social y Responsabilidad Corporativa de AI, Marta Schaaf, denunció que «el hecho de que estos abusos se hayan prolongado durante años en múltiples empresas que participan en un proyecto de infraestructura emblemático pone de manifiesto el flagrante fracaso del Gobierno a la hora de hacer cumplir las medidas de protección».
El metro de Riad fue construido por diversas empresas saudíes e internacionales -entre las que se cuenta el grupo español FCC- bajo la dirección del Ejecutivo saudí y está previsto que se amplíe aún más en los próximos años.
Endeudados antes de salir de casa
AI habló con 38 hombres provenientes de Bangladés, India y Nepal, que fueron contratados por contratistas, subcontratistas o proveedores de mano de obra para construir el sistema de metro de Riad.
La organización afirma que antes de iniciar el trabajo se les pidió que pagaran entre 700 y 3.500 dólares en concepto de tasas de contratación y gastos asociados a agentes en sus países de origen, lo que obligó a muchos a endeudarse y agravó su exposición a nuevos abusos.
Estos pagos superaban a menudo los límites establecidos por los gobiernos de los países de origen e incumplían la legislación saudí, que prohíbe que los trabajadores carguen con los gastos de contratación.
Los abusos en Arabia Saudí
Una vez en la obra, los trabajadores cobraban menos de 2 dólares por hora con jornadas que en muchos casos se alargaban por encima de las 60 horas semanales, no por obligación sino porque «sus salarios básicos eran tan bajos que sentían que no tenían otra opción», explicó AI, que criticó la ausencia de «un salario mínimo universal» en el país.
Además, la organización denunció que las largas jornadas se veían agravadas por el calor, que a menudo superaba los 40 °C en los meses de verano, a pesar de la prohibición del gobierno de trabajar al aire libre bajo el sol directo desde el mediodía hasta las 15:00 horas.
Para AI, las experiencias de sus 38 entrevistados «ponen de relieve no sólo las deficiencias del Gobierno saudí, sino también el entorno de alto riesgo en el que operan las empresas —incluidas las grandes multinacionales— cuando deciden hacer negocios en el sector de la construcción de Arabia Saudí, que depende en gran medida de una amplia red de subcontratación».
Las últimas reformas sobre el sistema kafala -que hace que los trabajadores dependan de su empleador, que se responsabiliza de sus visados y permisos de residencia- no bastan y AI pidió desmantelar por completo este modelo de contratación de mano de obra migrante.
También pidió a los países de origen asumir la responsabilidad de proteger a sus ciudadanos y advirtió a las empresas que operan o se establecen en Arabia Saudí de que «la diligencia debida en materia de derechos humanos no es opcional». EFE
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