Autoridades brasileñas, indignadas por las críticas del canciller alemán sobre Belém
Autoridades brasileñas reaccionaron con indignación a declaraciones del jefe del gobierno alemán, Friedrich Merz, sobre Belém, que consideraron despectivas hacia la ciudad amazónica que acoge la COP30.
Belém, capital del estado de Pará (noreste), es una urbe de clima tropical de 1,4 millones de habitantes, la mitad de los cuales vive en favelas.
La polémica estalló cuando la prensa brasileña dio cuenta de declaraciones de Merz del pasado martes, formuladas tras regresar a su país luego de participar en la cumbre de líderes previa a la conferencia climática de la ONU el 6 y 7 de noviembre.
En un congreso comercial en Berlín, elogió la belleza de Alemania y afirmó que toda su comitiva se había alegrado de abandonar Belém.
«Pregunté a algunos periodistas que me acompañaron en Brasil la semana pasada ‘quiénes de ustedes querrían quedarse aquí. Ninguno levantó la mano», dijo Merz.
«Todos se alegraron de haber regresado a Alemania de aquel lugar», agregó.
En Brasil, las palabras del líder conservador cayeron mal al ser interpretadas como despectivas.
«Es curioso ver cómo quien contribuyó al calentamiento global encuentra extraño el calor de la Amazonía. Un discurso prejuicioso del canciller alemán @_FriedrichMerz revela más del que lo dice que sobre lo que habla», escribió el lunes en la red social X el gobernador de Pará, Helder Barbalho.
Barbalho reclamó «menos promesas y más apoyo concreto para quién protege los bosques».
Merz prometió durante la cumbre que Alemania hará un «aporte significativo» a la iniciativa brasileña de un fondo de inversiones para la protección de bosques tropicales, aunque sin mencionar una cuantía.
«Lamentablemente, el canciller alemán destila prejuicio y arrogancia en su discurso, muy distinto a su propio pueblo, que demuestra en las calles de Belém su fascinación por nuestra ciudad», escribió de su lado el alcalde de Belém, Igor Normando, en un video en X.
Empeñado en realizar la conferencia en Belém para mostrar al mundo la realidad de la gente que vive en la Amazonía, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva resistió críticas por la escasez de hoteles para recibir a los más de 40.000 acreditados.
«Queremos que la gente vea la situación real de los bosques, de nuestros ríos, de los pueblos que aquí habitan», argumentó Lula antes de comenzar la COP.
El ministro alemán de Medio Ambiente, Carsten Schneider, celebró en cambio el lunes, día en que estalló la polémica, la «gente maravillosa de Brasil» que lo «cautivó con su cálida hospitalidad» durante la plenaria de la COP30.
«Viva Amazonía», concluyó.
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