
Bayrou se lanza a la arena ante un otoño político muy caliente por el presupuesto de 2026
París, 24 ago (EFE).- El primer ministro francés, François Bayrou, lanza el lunes un complicado curso político marcado por la complicada negociación del presupuesto de 2026, rechazado de forma unánime por la oposición política y los sindicatos.
Bayrou ofrecerá mañana una conferencia de prensa e iniciará una ronda de consultas con los principales sindicatos, con la patronal y con los partidos políticos, en busca de acercamientos que puedan evitar el éxito de una casi segura moción de censura.
Con convocatorias de huelgas en varios sectores (hospitales, taxis o energía) y un llamamiento a paralizar el país el 10 de septiembre, el primer ministro intenta adelantarse a lo que se prevé como un otoño muy caliente en Francia.
En unas declaraciones que publica este domingo Le Parisien, el jefe del Gobierno insiste en su convencimiento de que los franceses acabarán por tomar «consciencia» de la gravedad de la situación y de la necesidad de recortar el gasto público.
Las líneas generales del presupuesto presentadas en julio prevén un recorte de gastos y un aumento de ingresos por un total de 43.800 millones de euros y el primer ministro insiste en la urgencia de actuar ya de forma decidida contra el déficit público.
«Tenemos dos opciones: seguir sin hacer nada y empobrecernos, o volver al trabajo para mantener nuestro nivel de vida», insiste.
El centrista Bayrou reconoce que el Gobierno es «minoritario» en la Asamblea Nacional, donde su predecesor, el conservador Michel Barnier, cayó en una moción de censura a comienzos de diciembre pasado precisamente por el proyecto de presupuesto de 2025.
Sin embargo, insiste en que solo hay dos alternativas: «Caer por el acantilado o emprender el camino para salir de allí».
Bayrou se reunió con el presidente Emmanuel Macron el pasado jueves en el retiro vacacional de este último en el Fuerte de Bregançon (sureste), aunque no ha trascendido el contenido de la cita, que previsiblemente estuvo centrada en cómo buscar una mayoría parlamentaria que respalde las cuentas públicas.
El reproche general de los partidos de la oposición y de los sindicatos es que el esfuerzo propuesto se centra sobre todo en medidas que afectan las clases populares y medias, mientras que las personas más ricas apenas se verán afectadas.
También hay un rechazo unánime a la propuesta del Gobierno de suprimir dos de los once días festivos nacionales que hay en Francia, con el objetivo de mejorar la productividad.
Moción de censura y movilizaciones
Varios partidos de izquierda han avanzado que presentarán una moción de censura en cuanto empiecen las sesiones de la Asamblea Nacional, a partir del 22 de septiembre, aunque necesitarán que el Partido Socialista y la extrema derecha de Marine Le Pen les apoyen para reunir los votos suficientes para derribar al Gobierno.
Pero antes, para el 10 de septiembre, hay un llamamiento a paralizar el país, surgido a través de redes sociales, y al que algunos partidos estudian sumarse, aunque con cautela.
El primer secretario del Partido Socialista, Olivier Faure, ha dicho sobre ese movimiento que «debemos acompañarlo para abrirle una salida política que no sea la de la extrema derecha».
Y líder de la formación más radical La Francia Insumisa, Jean Luc Mélenchon, ha pedido directamente la convocatoria de una huelga general para ese día.
Mélenchon recalcó en la noche del sábado que la llamada «tasa Zucman» (un impuestos del 2 % del patrimonio de los 147 franceses más ricos) aportaría 13.000 millones, mientras que un impuesto sobre los beneficios excesivos de la multinacionales supondría otros 26.000, y que otros 4.000 millones llegarían con el restablecimiento del impuesto sobre las grandes fortunas.
El total, según Mélenchon, ya supone todo lo que el Gobierno prevé ahorrar o ingresar por otras vías. «Hay que buscar el dinero allí donde está», dijo en unas declaraciones a BFMTV.
El objetivo del Gobierno es iniciar un camino claro para la salida del déficit público, que se ha desbocado en los últimos ejercicios hasta alcanzar el 5,8 % del producto interior bruto (PIB) en 2024.
El objetivo de déficit para este año es del 5,4 % y el Gobierno prevé que las medidas planteadas lo recorten al 4, 6 % en 2026, en una senda que permitiría llegar a 2029 con un déficit del 2,8 %, por debajo del 3 % del PIB que establece el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la Unión Europea.
Paralelamente, la deuda pública francesa se ha disparado en los últimos años, alcanzó 3,345 billones de euros (un 114 % del PIB) al final del primer trimestre de este año.
El servicio de la deuda pública francesa supondrá 55.000 millones de euros este año, el doble que en 2020, y podría alcanzar los 75.000 millones en 2027 sin no se toman medidas drásticas, y así situarse como la mayor partida del presupuesto, según alertan las previsiones del Ejecutivo. EFE
rcf/jgb