
Birmania, centro de atracción del cibercrimen de mafias chinas con trabajadores esclavos
Eric San Juan
Ho Chi Minh (Vietnam), 24 oct (EFE).- El caos en que se sumió Birmania (Myanmar) tras el golpe de Estado militar de 2021 ha contribuido a que el país se convierta en el principal centro de operaciones de las mafias chinas que realizan ciberestafas con trabajadores esclavos de todo el Sudeste Asiático.
Según un reciente informe de Naciones unidas, al menos 120.000 personas están retenidas en centros de Birmania donde se les obliga a realizar estafas en internet, mientras que en Camboya, el otro epicentro de estos crímenes, se estima que rondan las 100.000 personas.
«En Birmania, los actores del crimen organizado han actuado durante años, pero la situación, especialmente relacionada con la trata de personas para esas estafas, ha empeorado desde el golpe militar de febrero de 2021», indica el informe.
La opacidad de estos negocios, operados por mafias chinas, dificulta conocer los números totales, pero se calcula que cientos de miles de personas del Sudeste Asiático son engañadas o directamente secuestradas para trabajar en estos centros y realizar estafas cibernéticas, un negocio que genera miles de millones de dólares.
En Birmania, el golpe perpetrado por la junta militar supuso el encarcelamiento o exilio de los principales líderes opositores y sumió al país en una profunda crisis económica y social que exacerbó los conflictos internos que vivía el país con guerrillas étnicas, a los que se sumó la oposición armada que defiende la vuelta de la democracia.
Esto creó un caldo de cultivo para que prosperaran todo tipo de negocios ilícitos, que se aprovechan de las necesidades creadas por la catastrófica situación económica y por el caos político de muchas regiones.
Condiciones de esclavitud
Las condiciones de trabajo de estos esclavos modernos varían, pero casi todos coinciden en que los teléfonos móviles y los pasaportes son confiscados, los trabajadores sufren largas jornadas laborales y escaparse no es una opción, ya que los operadores exigen compensaciones astronómicas por el esfuerzo de llevarles desde sus puntos de origen.
En los casos más extremos, algunos de los cientos de trabajadores que en los últimos meses han conseguido fugarse de estos centros (muchos de ellos antiguos casinos reconvertidos), cuentan que eran encadenados a la mesa de trabajo.
Rosa Susanti, hermana de una víctima indonesia rescatada en mayo en Birmania, cerca de la frontera tailandesa, contó a EFE cómo fueron engañados creyendo que iban a trabajar en Tailandia en un servicio de atención al cliente y fueron llevados a Birmania, en donde fueron rescatados en una zona conflictiva controlada por la etnia karen.
Cuando llegaron allí se dieron cuenta de que no iban a trabajar en un servicio telefónico, sino que se iban a dedicar a hacer estafas cibernéticas a ciudadanos de todo el mundo sin poder escapar.
Regiones fronterizas
Muchos de estos centros están localizados en regiones fronterizas con Tailandia y China, en zonas donde existen conflictos entre el Ejército y minorías étnicas con autoridades corruptas que hacen la vista gorda o incluso participan en el crimen.
Naciones Unidas considera que esas áreas están «pobremente reguladas» se caracterizan por «la falta de estructuras formales para la aplicación de la ley, las negligencias y la falta de responsabilidad».
En una de las regiones conflictivas donde han prosperado estos negocios, el estado Shan, cerca de la frontera septentrional con China, una investigación de la organización Shan Rights Foundation indica que todos estos negocios son operados por ciudadanos chinos que no podrían entrar en territorio birmano sin la connivencia de las autoridades.
Implicación de China
Sin embargo, la situación parece haber cambiado desde agosto por la acción más decidida de China, que ha presionado a la junta militar birmana y ha realizado con ella varias operaciones para desmontar algunas de estas redes de trata de personas.
El mes pasado, Pekín anunció que establecerá de aquí a final de año una zona restringida en un condado fronterizo con el noreste de Birmania para tratar de frenar el tráfico de personas y otros delitos perpetrados por bandas de cibercrimen.
Además, el Ministerio de Seguridad Pública de China anunció la semana pasada que hasta el momento Birmania ha entregado a China a 4.666 ciudadanos chinos involucrados en estas actividades e indicó que estos crímenes han descendido un 24 por ciento desde agosto, cuando comenzó su campaña. EFE
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