
Castells llega a la ciudad india de Bombay, el asombro mutuo de dos mundos verticales
Nueva Delhi, 17 ago (EFE).- La ‘colla castellera’ catalana Marrecs de Salt ha sido la invitada de honor en el festival Dahi Handi, un encuentro entre dos mundos verticales que, desde extremos opuestos del planeta, comparten la misma obsesión por la altura en las abarrotadas calles de Bombay.
Decenas de miembros de la colla, llegados desde Girona, han vivido una semana intensa en la capital financiera de la India, inmersos en la celebración del Janmashtami y su clímax, el Dahi Handi, un festival que recrea las travesuras del dios Krishna, donde jóvenes compiten por alcanzar y romper vasijas de barro colgadas a gran altura.
«Nos pusimos en contacto con la asociación de los Govindas ya desde aquí, y nos han gestionado todo, desde los alojamientos y comidas hasta las visitas a los diferentes ‘pathaks’ (equipos) de govindas. Ha sido una experiencia muy intensa porque hemos dormido muy poco, pero a nivel cultural es lo que más nos gusta», explica a EFE Pau Caravaca Fuentes, jefe de los Marrecs de Salt.
La presencia de los ‘castellers’ ha servido para exhibir su propia técnica, que prioriza la estabilidad con estructuras más rígidas, generando admiración entre los ‘govindas’, cuya aproximación se caracteriza por la velocidad y la agilidad.
«Lo que les sorprende mucho y lo valoran mucho es cómo lo hacemos; ellos dicen que es muy difícil, igual que nosotros creemos que lo suyo es muy difícil. Son técnicas completamente diferentes y hay muy buena relación», subraya Caravaca.
Las diferencias técnicas entre ambas tradiciones son notable, dice Caravaca que explica la estructura de los ‘govindas’ con una analogía arquitectónica: su base es más abierta y menos compacta, similar a la arquitectura gótica. Los ‘castells’ catalanes, en cambio, se asemejarían a la arquitectura románica, con estructuras más recias y rígidas, y una base con la gente más apretada.
La principal distinción, sin embargo, radica en la ejecución. Mientras los catalanes priorizan una subida precisa y controlada para no desestabilizar la torre, los indios impresionan por su explosiva agilidad y la enorme velocidad con la que montan toda la estructura.
Los catalanes han quedado impresionados por la destreza de los indios. Caravaca admira «la complementación y la velocidad con la que lo hacen, la verdad, lo hacen muy rápido. Los govindas tienen una agilidad impresionante con la velocidad con que se monta todo», describe.
La relación entre ambas tradiciones se remonta a más de una década, cuando los Castellers de Sants visitaron la India por primera vez. «Somos la cuarta colla que viene, pero estamos contentísimos de la experiencia», afirma Caravaca.
Más allá de las diferencias técnicas, el jefe de la colla encuentra similitudes en el espíritu comunitario de ambas prácticas. A la pregunta de qué similitudes ha encontrado, responde: «A nivel cultural no tiene nada que ver, porque el origen es completamente diferente, pero creo que al final tienen un mismo propósito, ¿no? En el caso de los govindas, romper la vasija; en el caso de los Castells, subirlo lo más arriba posible».
«¿Cómo lo hacemos? Pues nos juntamos, subimos unos encima de otros y al principio fatal, y a lo largo de los años perfeccionamos, miramos qué funciona y qué no. Y bueno, sale una tradición que realmente es muy enriquecedora para los que la practican y para los que están fuera», concluye Caravaca. EFE
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