Hay que romper los clichés

La Asociación contra el Racismo de la Suiza de expresión francesa y la Unión Sindical Suiza son organizaciones volcadas en la lucha contra el racismo en el trabajo.

Convencer a las empresas del alcance de la problemática no siempre es tarea fácil.

“Hay que romper un cliché”, subraya Karl Grünberg, secretario general de la Asociación Contra el Racismo de la Suiza de expresión francesa (ACOR).

“Ya no son únicamente los suizos los que oprimen a los extranjeros, sino que este tipo de conflicto surge cada vez más entre personas de diferentes nacionalidades”, precisa.

El racismo en el seno de la empresa se manifiesta en múltiples facetas: en las conversaciones, en la organización del trabajo o bien cuando se ignora de forma deliberada las competencias de un trabajador, por ejemplo.

Muchas veces se deben a “pequeños jefes venenosos”, afirma con indignación Jean-Claude Prince, secretario central de la Unión Sindical Suiza (USS).

Los actos de racismo suelen resultar de una combinación de tres elementos, explica Karl Grünberg.

En primer lugar, están las tensiones entre personas de cualquier nacionalidad, incluida la suiza. El segundo elemento es una actitud de indiferencia por parte de un superior jerárquico o bien un superior que atiza el conflicto.

Y, por último, existe una indiferencia generalizada en las esferas superiores, ya sea en el seno de la empresa misma o por parte del sindicato.

“Pero no hay que sacar los cosas de quicio”, señala Jean-Claude Prince. “No es que hayan aumentado los actos de racismo en las empresas, sino que se habla más que antes del fenómeno”.

No obstante, pueden surgir resentimientos, cuando una comunidad determinada, por ejemplo la de la región de los Balcanes, accede al mercado de trabajo en gran número.

Actuar cuanto antes

Los actos de racismo en la empresa son un hecho y hay que buscar soluciones. El problema es que “muy a menudo, se nos informa cuando la víctima ya ha sido despedida”, afirma Karl Grünberg.

¿Despedida por qué? Porque acosada durante un largo periodo y con los nervios a flor de piel, la persona acosada tiene una reacción desmesurada de cólera, un comportamiento inaceptable. Y todo ello porque no sabe dónde buscar ayuda.

Es por ello que la Asociación Contra el Racismo de la Suiza de expresión francesa quiere poder intervenir antes de que la situación llegue a esos extremos.

De la utilidad a la prevención

Su propósito es crear un centro de consulta jurídica y social encargado de buscar soluciones por vía del diálogo con el fin de evitar medidas represivas (acosos, despidos).

También es imperativo que la empresa proporcione información a sus empleados sobre dónde y cómo encontrar apoyo, insiste la ACOR.

Karl Grünberg opina que la designación de un mediador en el seno de la empresa es una buena medida. “Pero no es fácil convencer de lo útil que es la prevención”, señala.

También los sindicatos están volcados en esta problemática. La USS y la Unión Suiza de Artes y Oficios, por ejemplo, ya están en contacto, explica Jean-Claude Prince.

El objetivo es preparar un documento que someterán a los agentes sociales, patronal y sindicatos, con el fin de fijar reglas en la materia en los Convenios Colectivos de Trabajo (CCT).

Asimismo la Unión Sindical Suiza propone que las comisiones paritarias, encargadas de supervisar el cumplimiento de las CCT, puedan intervenir donde surjan problemas y que se establezcan reglas en las empresas.

La adopción de tales estructuras es incluso imprescindible, si se tiene en cuenta los miedos que desencadena en el mundo laboral la libre circulación de personas.

Jean-Claude Prince teme que aumente la xenofobia, si “no se adoptan rápidamente medidas colaterales para evitar el ‘dumping’ salarial y social”.

swissinfo, Chantal Nicolet
(Traducción: Belén Couceiro)