¿Por qué los chocolates suizos hacen tan feliz a la gente?
"Chocolate puro y de cultivos biológicos": es el futuro por el que Suiza apuesta en los mercados mundiales, afirma Susi Gerber, directora del pabellón helvético en la Feria Internacional de Dulces y Golosinas de Colonia (Alemania), la mayor muestra mundial en su tipo.
Cerca de 1.500 expositores de 70 países han participado en la Feria, de cuatro días, que cierra sus puertas este miércoles. Una de las tendencias más acentuadas este año ha sido la de estimular al consumidor a comer más dulces y golosinas sin sentir remordimientos.
Suiza se presentó con 41 empresas y sus productos tradicionales, como los chocolates, pero también con una serie de novedades.
Una de ellas es el «chocolate producido con materia prima de cultivos biológicos; chocolate puro, nada de sucedáneos, de ninguna manera», subraya Gerber, representante de la Oficina Suiza para la Promoción Comercial (OSEC).
«Los suizos estamos totalmente volcados en la producción de chocolate en el área biológica», señala la experta. La selección de la materia prima se hace bajo los más severos controles de calidad y pureza, antes de la fabricación del producto final.
«Hemos traído incluso bombones biológicos. Otra de las novedades: porciones más pequeñas», para los consumidores que ponen más cuidado en la ingestión de calorías, agrega.
En una palabra, «la mitad de las calorías con el doble satisfacción», afirma sonriente la directora del pabellón. «Con las mismas calorías puede usted comer más bombones», dice; esta es la estrategia.
Además «hemos traído también bombones o galletitas dulces funcionales, que tienen aditivos, como vitaminas, productos probióticos o fibras (como material de arrastre), y que ejercen efectos positivos para la salud».
Los fabricantes de confitería fina están muy atentos a las nuevas tendencias en materia de sabores. «Por ejemplo, bolitas de chocolate rellenas de lima, muy frescas y muy solicitadas por niños y jóvenes», señala Gerber.
La Feria Internacional de Dulces y Golosinas de Colonia es visitada anualmente por más de 100 mil comerciantes especializados de todo el mundo y Suiza espera nuevos contactos con estos compradores.
«Estoy convencida de que este es un sector que continuará desarrollándose ampliamente», dice Gerber. «Hay mucho potencial en él. La industria de dulces y golosinas está relativamente bien, incluso en épocas de recesión, y tengo mucha confianza.»
Las amarguras de la vida cotidiana, aparentemente, se hacen más llevaderas con algunos dulces.
«No hay que olvidar que el chocolate aumenta el nivel de serotonina» – una sustancia química que se genera principalmente en el sistema nervioso central, pero también en el tejido intestinal y en las plaquetas de la sangre – «causando efectos positivos sobre el estado de ánimo», señala la directora del pabellón suizo.
La llegada de serotonina al hipotálamo – por las vías más recónditas del organismo humano y en las que interviene también el páncreas – hace saltar de alegría a las neuronas hambrientas de esa sustancia por la llegada de ese mensajero del Nuevo Mundo (el chocolate, en sus más diversas formas) que estimula su producción.
Los biólogos, por ahora, se conforman con afirmar de forma general que toda ingesta de hidratos de carbono eleva el nivel de serotonina. Los científicos de todo el mundo discuten todavía si su falta es una de las causas principales de la depresión en los seres humanos.
Los suizos, mientras tanto, siguen vendiendo sus chocolates y haciendo feliz a todo el mundo.
Juan Carlos Tellechea, Berlín
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