El corto peruano “Heroínas” brinda una reflexión sobre la memoria colectiva
Elena Garuz
Berlín, 15 feb (EFE).- El culto a la guerrera peruana Tomasa Tito Condemayta centra el cortometraje “Heroínas”, de Marina Herrera, aspirante a Oso que se estrena hoy en la Berlinale, es un falso documental que en el bicentenario de la independencia de Perú reflexiona sobre la memoria colectiva.
Lo que más le interesaba trabajar en el bicentenario en el que se enmarca el rodaje de este corto, “muy humilde”, era el tema de la memoria colectiva, explica Herrera en entrevista con Efe.
Busca entender, así, “cómo las personas en un lugar determinado se pueden agarrar a la figura de alguien que es un héroe un gran cantante o alguien que ha hecho historia, para poder identificarse con ese ideal de lucha, o de fortaleza, o de éxito”, agrega.
A raíz de eso pensó en heroínas de la zona y dio con Tomasa Tito Condemayta, descendiente de la nobleza y cacica de Acos, que hace casi 250 años reunió a más de mil mujeres para luchar contra las fuerzas coloniales españolas.
En su filme, rodado en español y quechua, mujeres de todas las edades, interpretadas por actrices no profesionales, depositan ofrendas -objetos punzantes- ante el altar donde se encuentra el cráneo de esta heroína, en busca de fuerza, valentía, protección o el cumplimiento de cualquier tipo de sueño.
Hay mucha gente, no sólo extranjera, sino también del Perú, que pregunta dónde está ese culto para ir a verlo, pero la capilla no existe, ni tampoco conserva, por lo tanto, el cráneo de Tomasa Tito Condemayta, explica Herrera.
La idea del cráneo nace del culto en Cuzco al Niño Compadrito, un esqueleto del que, al estar completamente vestido, sólo se ve la cabeza, y al que se prenden velas y piden cosas, cuenta.
A Herrera, de padre peruano (de la provincia de Puno) y madre catalana, le gustan mucho las historias que se generan a través de este tipo de cultos y todas las cosas que a su alrededor se inventa la gente, que respeta, dice, pero que no dejan de parecerle increíble.
Al estudiar la historia de Condemayta, averigua que muere decapitada y desmembrada igual que Túpac Amaru, y que con ella hacen lo mismo: enviar partes de su cuerpo a los diferente pueblos de donde ella era líder.
La cabeza de la guerrera independentista fue exhibida en Acos para que todo el mundo se arrepintiera de haberse rebelado contra los españoles, y también allí se pierde su rastro.
“A partir de que ya no hay historia, nos agarramos de este cráneo y seguimos para adelante”, explica la directora.
El guión consiste en una ficción escrita como un documental, pero resultó que todo era “sumamente normal”, un culto muy parecido a cualquier otro, con hombres y mujeres, con situaciones muy naturales, explica la directora, y se dieron cuenta que tenían que meter “algo bizarro” que hiciera sospechar que era falso.
Entonces decidió ir a los extremos: “al cráneo sólo lo vienen a ver mujeres, a los hombres no les hace caso, no les cumple los milagros” y como en este tipo de cultos siempre se llevan ofrendas, decidieron que a Tomasa Tito Condemayta le iban a llevar objetos punzantes, por las armas que no pudo tener en su momento.
Así buscó “exagerar esta cosa más bizarra, que al final parece muy normal, porque todo el mundo se lo cree”, ríe.
Tras su estreno en la Berlinale, esta previsto que este falso documental, junto con el resto de cortometrajes del bicentenario, se estrene en Lima para recorrer luego las regiones, con el fin de que los cineastas puedan presentar sus filmes también en sus respectivas ciudades. EFE
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