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Cuba no es el Paraíso, pero… ¿existe el Paraíso?

Robert Heymann y su sueño de una casita frente al mar. swissinfo.ch

“Para encontrar el lugar perfecto hay que llegar al cielo y eso... ¡nunca nadie ha regresado para confirmarlo!”

La reflexión es de Robert Heymann, un zuriqués que sucumbió al contagio del encanto cubano.

“En 1993 llegué por primera vez a Cuba, de vacaciones, y desde entonces atrapé el virus del país”. Al año siguiente cruzó de nueva cuenta el Atlántico para rendirse, esta vez, al amor de una cubana.

A una década de distancia, este antiguo comerciante, egresado de la ‘École Supérieure de Commerce’ de Neuchâtel, forma parte del contingente de la Quinta Suiza con domicilio en la Perla del Caribe.

“En Cuba, como en otros países, también a veces hay que mirar del otro lado. Nosotros como suizos somos neutrales y desde el principio de nuestra educación, desde que entramos a la escuela, nos enseñan que cuando vamos a otros países hay que adaptarse, hay que aprender la lengua”.

De hablar pausado pero cautivante, Robert Heymann comparte con swissinfo su experiencia en la mayor isla de las Antillas, ahí donde su sueño de tener una casa frente al mar, dejó de serlo.

Sobre su bicicleta china, primero, y luego a bordo de su jeep Willys modelo 52, recorrió cuanto meandro fue necesario hasta hallar el sitio idóneo para lanzar las anclas e iniciar una nueva vida en compañía de la cubana que le robó el sosiego y a la que desposó en 1997, cuando se ofreció el regalo de su propia boda para su sexagésimo aniversario.

Poco menos de cuatro décadas

Establecido por cuenta propia desde los 24 años, Robert Heymann se consagró sin tregua, durante casi cuatro décadas, a la atención de su negocio en la capital financiera helvética, un establecimiento de venta de productos para escaparates.

“Me retiré a tiempo porque me dicen que las cosas se han complicado últimamente. Trabajé bastante durante 36 años, es suficiente ¿no?”

Ahora, con la tez bronceada por el sol del Caribe, Robert Heymann invierte buena parte de su tiempo de jubilado, en la búsqueda de toda suerte de objetos de uso cotidiano.

“En Cuba es difícil encontrar cosas. Pero bueno, no hay un lugar perfecto…”

En una actitud que atribuye a su educación, privilegia la búsqueda de explicaciones a la formulación de enjuiciamientos fáciles.

“Para entender Cuba hay que estudiar su historia, una historia de sudor de sangre y de lágrimas desde que empezó la colonización. Cuba todavía tiene la herencia dolorosa de la colonización española”.

Se refiere también a la presencia de Estados Unidos, a su voluntad de obtener las mayores ventajas de Cuba. Alude al “famoso” ministro del Exterior John Foster Dallas, cuya familia fue accionista principal de la United Fruit Company que controló la mitad de la tierra en Cuba, “y hace falta más tiempo para que esas heridas se cierren”.

Robert Heymann mantiene un estrecho contacto con su país al que viaja con regularidad. “A mi esposa le gusta mucho Suiza porque encuentra todavía cosas nuevas”.

Con las ventajas de su situación de jubilado visita también países del vecindario:

“Desde aquí voy a menudo a México, voy a Cancún también para hacer compras o voy a Miami, pero para ir a Miami hay que pasar por Nassau, no se puede ir directamente por el embargo, no hay contacto directo entre los Estados Unidos y Cuba”.

Una motivación de adrenalina

De su vida cotidiana habla en términos de calidad y no disimula su entusiasmo cuando se refiere al entorno humano:

“La población aquí es una población honesta. Te ayudan. ¡Es tan agradable estar en contacto…!

“Vivo a 500 metros de una discoteca, si pienso que a mi edad… bueno, discoteca en Suiza, a mi edad, es impensable. Yo aquí soy bienvenido, pues hay una muchacha joven que se levanta: ¡Ay tío! ¿Quieres sentarte?

“Eso no te hace sentir más joven, pero al menos te aceptan. Estás aquí y la música, el cielo con las estrellas, la salsa y todo. El ambiente sensual. Eso también es una experiencia que enriquece la vida.

“Es una motivación de la adrenalina, tu piensas que hay todo eso. Bueno, el sol todavía te calienta cada día”.

swissinfo, Marcela Águila Rubín, La Habana

Estadísticas de la Quinta Suiza:

A mediados del siglo XIX un millón de suizos vivía en el extranjero.
Para 1870 la cifra ascendió a dos millones.
De 1850 a 1888 más de 200 mil suizos cambiaron de horizonte.
Tres cuartas partes se establecieron en América.
En 1880 la mitad de los suizos emigrantes vivían en el Continente Americano y la otra mitad en Europa.
Entre 1846 y 1924, 55 millones de personas dejaron Europa con destino a América y sólo regresó una cuarta parte de entre ellas.
Cerca de 600 mil suizos residen actualmente en el extranjero.

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