El Festival Babel, una torre de encuentros
México, su historia y su literatura eléctrica y fascinante, fueron los principales temas de reflexión en el V Festival de Literatura y Traducción, que se llevó a cabo del 23 al 26 de septiembre en la ciudad de Bellinzona, Suiza.
Nada mejor para conmemorar el Bicentenario de la Independencia mexicana, que invitar a esta ciudad tesinesa a notables personalidades de la literatura, del cine, del vídeo y de la música, y así tomar el pulso y ver de cerca la producción artística de esa nación latinoamericana. Pero antes demos una breve ojeada a su historia.
El 16 de septiembre de 1810 el cura Miguel Hidalgo lanza el famoso “grito de Dolores” para dar inicio a la guerra de Independencia de México; cien años más tarde, en 1910, las figuras emblemáticas de Zapata y Pancho Villa encabezan la Revolución mexicana, una de las luchas más crueles y sangrientas para derrocar la dictadura de Porfirio Díaz.
El general Díaz después de varias décadas en el poder huye del país exclamando proféticamente: “Ya desencadenaron al tigre, a ver si pueden domarlo”, nos dice Cristina Rivera Garza, invitada al Festival Babel, en su novela “Nadie me verá llorar”, estupendo fresco de la vida y la sociedad mexicana en los albores del siglo XX.
En 2000 el Partido Revolucionario Institucional (PRI) después de 71 años de ejercicio en el poder pierde las elecciones, acaso caía otra dictadura con cara de democracia. De cualquier modo, se inauguraba para México una nueva era de caos.
El frenesí de la fiesta
En septiembre de este año los mexicanos, pueblo ritual por excelencia, volvieron a rememorar su pasado y a enfrentarse con su presente.
Los festejos de 2010 se sucedieron uno tras otro por la República Mexicana entre la agitación de innumerables banderas tricolores, cantos a los héroes, discursos exaltados, y la gigantesca Plaza del Zócalo capitalino se vistió de gala en medio de carros alegóricos, sorpresas y expectación.
Es ese delirio o aullido característico de la fiesta mexicana del que hablaba Octavio Paz, que sirve no para recrearse o reconocerse, sino para sobrepasarse y salir de sí mismo; es una explosión, un estallido de muerte y de vida que como un torbellino devora a quien participa.
La palabra más allá de sus confines
Los autores invitados al Festival Babel de Bellinzona, entre ellos Guillermo Arriaga, Juan Villoro y Margo Glantz, por citar sólo a algunos, abordaron a su manera el tema de la violencia, hoy más que nunca tela de fondo de una literatura golpeada y sacrificada, pero no menos brillante como la que se produce en México.
Hoy día vivimos en una era de catástrofes y agresión generalizada que la vida
parece no valer nada, tal y como cantaba Pedro Infante en su romántica
desesperación. En efecto, Guillermo Arriaga en sus novelas o relatos es una especie de ranchero terrible y sangriento, enamorado de la palabra a la cual sabe llevar a sus extremos, acaso para nombrar lo innombrable, para revelar el fuego y la rabia que se trae dentro, pues sólo la ficción es capaz de darle forma.
Los mexicanos sólo matan a sus amigos
En su intervención en el programa de Bellinzona, el escritor Juan Villoro habló, con el estilo elegante e irónico que lo caracteriza, de ese México atractivo y peligroso al que los extranjeros llegan en busca de emociones fuertes, picantes pero sabrosas.
Acaso para alivianar la situación de miedo y de horror que prevalece en el país, desatada por la guerra contra los carteles de la droga, lo único que queda es el antídoto de la ironía y el humor negro. Ese humor oscuro que se confunde con la amabilidad barroca y excesiva de los mexicanos, que incluso, afirma Villoro: “En México se puede matar de usted”…y si se puede sólo a los amigos, ¡sí, señor, no faltaba más!
La fe en la utopía
A pesar de ese panorama desolador que persiste por todos lados, de esa violencia que forma parte de la realidad cotidiana, de esa espantosa sensación de que no hay más salida y México se está desmoronando literalmente, Paco Ignacio Taibo ll defiende, no obstante, su fe en la utopía. Es imposible vivir sin puntos de referencia, dice, la literatura es lo único que puede producir pensamiento crítico y utópico. Sin una utopía válida la existencia pierde su razón de ser.
Lo mismo para Cristina Rivera Garza la literatura no debe ser reflejo de una realidad, sino más bien la creación de una vida que pueda ser otra cosa, quizás mejor o peor, pero distinta. Por eso para esta autora la cultura tiene que venir de abajo hacia arriba, debe atreverse a reclamar justicia y abogar por una apertura al espacio público.
Roberto Bolaño y su idolatría por México
México es y ha sido siempre un lugar que ha abierto las puertas a los exiliados de todo el mundo, es también el paso obligado para miles y miles de emigrantes deseosos de alcanzar el otro lado de la frontera, El Dorado, y asimismo es el canal por donde resbala la cocaína que viene de Sudamérica para aniquilar a todos.
La imagen y la vida mexicana en la obra deslumbrante y envolvente del escritor Roberto Bolaño, es innegable e inmediata. Decisiva en el nacimiento de su escritura, la ciudad de México con sus abismales contradicciones, fue en verdad la tierra del joven exiliado chileno, quien la recorría de cabo a rabo, justo como un detective salvaje, para ir en busca de una narrativa inaudita y fascinante.
México en la obra de Bolaño es efectivamente un sitio misterioso, infinito, sometido al poder de fuerzas extrañas, difíciles de atrapar. Es un espacio fantástico y temerario donde vuelan los cuervos y aúllan los chacales ideados por la imaginación del artista mexicano Carlos Amorales, quien en su lengua enigmática parece decir, “Babel”.
México fue el invitado de honor a Babel, el V Festival de Literatura y Traducción de Bellinzona, cantón suizo del Tesino.
El público helvético tuvo la ocasión de escuchar y conocer a autores claves de la literatura contemporánea mexicana o que escriben sobre México. Entre ellos: Paco Ignacio Taibo ll, Margo Glantz, Juan Villoro, Fabio Morabito, Guillermo Arriaga, Sergio González Rodríguez, Cristina Rivera Garza, Mario Bellatin, Guadalupe Nettel y Carlos Amorales.
El Festival Babel fue organizado dentro del marco de los festejos para conmemorar el Bicentenario de la Independencia de México. Cabe decir que para las celebraciones de este Bicentenario mexicano, el gobierno federal echó, como suele decirse, la casa por la ventana.
Para cubrir los gastos de dicha celebración de escasos dos días, se invirtió un presupuesto de 700 millones de pesos, mientras que miles de familias en Oaxaca, Chiapas, Tabasco y Veracruz, se encuentran sin techo para vivir debido a las espectaculares inundaciones desatadas en esas regiones. Este olvido o indiferencia escandalosa por parte de las autoridades mexicanas, no es más que la otra cara de la violencia que azota a este país desde hace varios años.
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