Diego San Román reclama su sitio con una puerta grande en Aguascalientes

Borja Ilián

Aguascalientes (México), 23 abr (EFE).- El mexicano Diego San Román cortó dos orejas en la cuarta corrida de la Feria de San Marcos en Aguascalientes (México) y salió por la puerta grande en una entretenida tarde de toros.

También obtuvo dos orejas protestadas el mexicano Octavio García «El Payo», mientras que el español Julián López «El Juli» se fue de vacío sin premio alguno.

Los toros de Fernando de la Mora fueron descastados salvo el segundo y tercero de la tarde. Se registró un casi lleno en la Monumental de Aguascalientes.

La tauromaquia purista del joven torero mexicano Diego San Román se impuso a la veteranía del español El Juli, quien tuvo en suerte el peor lote de la tarde y las decisiones inexplicables del palco.

El juez de plaza dio en la corrida del viernes una oreja de más a Roca Rey, sin que el público se lo demandase y hoy regaló un par de apéndices a Octavio Garcia «El Payo» sin más razones para merecerlo que una buena estocada. Insuficiente argumento para tapar la deficiente faena del torero.

San Román dejó claro con su muleta que está a un mundo de calidad de la generación de toreros mexicanos que le precede.

Su faena al tercero de la tarde, sin ser perfecta, tuvo momentos de mucha clase como las tandas ceñidas de cuatro y cinco derechazos ligados, citando de frente, al pitón contrario, por el corazón de la muleta desmayada y con el pie plantado en la arena.

No era un toro de bandera ni un exceso de bravura, pero la casta que tenía se sometió al toreo de verdad que el de luces le ofrecía.

Tras hacer lo mejor de lo que va de Feria con la mano derecha se echó la muleta sobre la izquierda, citando con el compás cerrado y volcado sobre el pitón contrario nuevamente.

No pudo repetir la ligazón pero logró llevar al toro hondamente en un viaje obedeciendo la tela. Consciente que tanta ortodoxia no calaba en los tendidos, hizo un intermedio para realizar unos pases en redondo que lograron exaltar a los presentes.

También dejó para la galería los socorridos circulares y ambas suertes las hizo muy quieto y sin que vestido y piel de toro siquiera se rozasen.

Antes de entrar a matar volvió al toreo al natural pretendiendo la excelencia que antes no logró, pero el astado era tuerto por ese pitón.

Mató de una estocada desprendida y el público empujó con enfado hasta lograr las dos orejas para el joven Diego San Román.

Con la puerta grande asegurada era de interés cuál sería su actitud con el que cerraba plaza. Una manera de comprobar la ambición que guía la carrera del torero con apenas un año de alternativa.

Frente a un rival sin casta y parado, San Román se jugó el tipo como única opción de triunfo total.

Los pases de uno en uno literalmente encima de los pitones tuvieron fuerza por lo expuesto que quedaba su cuerpo para que el manso entrase en la muleta.

Entró a matar y dejó una estocada caída, cuando su cuadrilla quiso hacerla suficiente Diego los apartó, sacó el acero y volvió a entrar a matar de manera fulminante y hasta la bola.

La plaza se volcó al grito de torero.

Las otras dos orejas a «El Payo» se dieron tras una faena que empezó citando con distancia y por la mala colocación se quedó vendido ante el toro que le amagó con prenderlo.

A partir de ahí «El Payo» se dedicó a los adornos siempre con la cara del toro adelantada. Mató, tras un impase en el que vomitó en el callejón, de una gran estocada. La segunda oreja no gustó a muchos de los presentes.

Julián López «El Juli» poco pudo hacer con sus dos toros aunque al primero le lidió con mucha seriedad y sitio. Un descastado al que una buena puya sacó la poca raza que tenía pero también mermó sus escasas fuerzas.

Concluyó la tarde con la sensación de haber visto el esperado golpe de timón de Diego San Román en una feria de primera en México y a la espera de retos mayores para el joven torero mexicano. EFE

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