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Protestas en Irán: cómo Internet se convirtió en un arma

Maryam Banihashemi en una manifestación, en Zúrich.
Maryam Banihashemi en una manifestación en Zúrich: desde la muerte de Mahsa Amini, la mujer dedica toda su energía a luchar contra el régimen iraní. © Keystone / Michael Buholzer

Nunca antes la resistencia contra el régimen en Irán había sido tan joven e internacional. La Generación Z lidera las protestas y las personas exiliadas intentan apoyar mediante las redes sociales.

Maryam Banihashemi todavía tiene que acostumbrarse. “Hasta hace tres semanas, nadie en Suiza conocía mi nombre; hoy es la segunda vez que me encuentro con políticos en el Palacio Federal”, dice la exiliada iraní. Desde el estallido de las protestas contra el régimen de los mulás en Irán, la mujer de 39 años se ha convertido en el rostro de la resistencia en la Confederación.

Muchos medios de comunicación la han entrevistado y fotografiado. Administradora de redes sociales, formada en la prestigiosa Universidad Sharif de Teherán y en Alemania, llegó a Suiza desde Irán hace seis años y ha creado una comunidad de 20 000 seguidores en Instagram con fotos de viajes y de la naturaleza.

Desde hace casi un mes, la vida de esta exiliada iraní ha girado en torno a las protestas en curso en Irán. Todo comenzó con el arresto de la joven Mahsa Amini por la policía de la moral, que vigila el respeto de las costumbres. ¿Cuál fue su delito? Al parecer, no llevaba el pañuelo de acuerdo con las normas. Dos horas después de la detención, la muchacha de 22 años entró en coma y murió el 16 de septiembre.

El Gobierno iraní aseguró que Mahsa Amini, de origen kurdo, murió a causa de una enfermedad. Su familia afirma, sin embargo, que hasta su detención tenía buena salud. Están convencidos de que la verdadera razón de su muerte fue la violencia policial. El mismo día de la detención de Mahsa Amini, el caso se hizo público en las redes sociales y fue recogido por los medios de comunicación iraníes al día siguiente.

Manifestación en Teherán
Después de la muerte de la joven de origen kurdo, en Irán hubo más de 300 protestas, a menudo brutalmente reprimidas por las fuerzas de seguridad. (Imagen: Teherán, 21.09.2022). Keystone / Str

El régimen bloquea Internet

El suceso desencadenó protestas masivas en todo el país. Hasta hace poco, la BBC había enlistado, a partir de videos, al menos 300 protestas en diversos lugares de IránEnlace externo. Las fuerzas de seguridad han reaccionado con brutalidad. Según la organización de derechos humanos Amnistía Internacional, solamente en el sureste del país murieron 82 personas durante la represiónEnlace externo, incluidos niños.

En los primeros 14 días tras la muerte de Mahsa Amini, el régimen comunicó muy poco en los canales de las redes sociales. La única medida adoptada por las autoridades fue limitar el acceso a Internet o cerrarlo por completo para cortar de raíz las protestas. Según el informe de la organización NetblocksEnlace externo, se han producido repetidas interrupciones. Las interrupciones de la red son “un arma poderosa del régimen”, dijo a la BBC Isik Mater de Netblocks.

Añadió que actualmente la red móvil ya no sufre paralizaciones regulares. “Sin embargo, siguen existiendo restricciones en las redes sociales y las plataformas de mensajería”, advirtió su colega Alp Toker. Aún hay problemas con la red móvil y fija. Además, se producen cortes de electricidad puntuales en varias regiones, expresó.

A pesar de estas restricciones, el movimiento de protesta hace tiempo que consiguió cruzar las fronteras de Irán. Millones de imágenes de manifestaciones de personas que no tienen miedo del régimen son compartidas en las plataformas digitales. Hasta la fecha, el hashtag #مهسا_امینی (Mahsa Amini) se ha utilizado millones de veces en Instagram, una de las redes más populares entre los iraníes porque hasta hace poco más de tres semanas prácticamente no estaba controlada ni censurada.

La Generación Z de Irán es valiente

El movimiento de protesta que ha estallado en la República Islámica de Irán es uno de los más importantes de las últimas décadas. Lo que llama la atención es que son principalmente los y las jóvenes iraníes los que salen a las calles. La Generación Z -también llamada Zoomers- se refiere a los nacidos entre 1997 y 2010.

El Instituto de Oriente Medio escribe en su análisisEnlace externo que, a diferencia de sus padres y abuelos, la Generación Z de Irán ha conseguido un mejor acceso a la información y al mundo exterior. “Su presencia activa y el acceso a los medios sociales les ha proporcionado una mejor capacidad de análisis, una plataforma para expresar sus preocupaciones y el coraje para expresar sus opiniones”. Según datos oficiales del periódico en línea ultraconservador iraní Javan Daily, el 93% de los manifestantes son menores de 25 años.

Maryam Banihashemi, que pronto cumplirá 40 años, ya no forma parte de esta generación. Sin embargo, el movimiento de protesta le da el valor de creer que algo cambiará en Irán. Desde que se enteró de la muerte de Mahsa Amini, ya casi no duerme y dedica toda su energía a protestar. Para ello se vale de su experiencia en las redes sociales y ha construido una red de contactos.

Ella misma no tiene muchos contactos directos en el país. Su padre vive en Irán y le preocupa que su hija esté ahora a la vista pública; tiene miedo. Un temor que comparten muchas y muchos iraníes en el exilio y que, por tanto, prefieren no expresarse en los medios de comunicación. Un temor, sin embargo, que la joven generación iraní ha dejado atrás. Estos jóvenes casi no tienen perspectivas y por eso se atreven a enfrentarse abiertamente al gobierno.

La diáspora suiza está activa

 Como muchos exiliados iraníes, Maryam Banihashemi recibe videos y noticias de Irán, que comparte en las redes sociales. “Pero no todos debemos difundir los mismos contenidos”, explica. Considera su papel como el de una mediadora, para mostrar a las y los iraníes que el mundo es consciente de sus protestas y lograr convencer a las autoridades y organizaciones locales de que actúen.

“El cambio tiene que producirse en el propio país, pero tenemos que ayudarles a tener la fuerza necesaria para continuar”, afirma Banihashemi. Durante mucho tiempo, Las autoridades suizas guardaron silencio sobre lo que ocurre en Irán, demasiado tiempo, según muchos iraníes en el exilio. Sin embargo, recientemente, el presidente de la Confederación Ignazio Cassis reaccionó y criticó el régimen de los mulás iraníes. No obstante, el dejó claro que no veía motivos para imponer más sanciones.

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La comunidad iraní en Suiza no es muy numerosa: poco menos de 6 500 personas de nacionalidad iraní residen en la Confederación. Aun así, las manifestaciones y actividades organizadas en Suiza han recibido un nivel de atención relativamente alto, según Maryam Banihashemi. “Sin embargo, hay que hacer más”, subraya. Por esta razón ha lanzado una peticiónEnlace externo.

Entre los aspectos positivos, menciona la interpelaciónEnlace externo presentada en el Parlamento que pide al Gobierno federal que tome medidas contra las violaciones de los derechos humanos en Irán. Simultáneamente, universidades suizas como la Escuela Politécnica de Zúrich y la de Lausana también han mostrado su solidaridad con la comunidad iraní.

Cómo eludir la censura

“Internet es el arma más importante en manos de la población”, declaró recientemente la periodista germano-iraní Natalie Amiri al periódico Tages-Anzeiger. Desde hace tiempo, la población iraní ha encontrado formas de burlar la censura. Las experiencias de los últimos años han convertido a las y los iraníes en expertos en redes. Actualmente hay un boom de aplicaciones que les permiten moverse anónimamente en Internet.

Una cosa que tanto los y las iraníes han aprendido en las últimas décadas “es a distinguir la información fiable de las noticias falsas”, dice Negin Winkler, un iraní que vive en Suiza. Se trata de una habilidad especialmente importante, sobre todo ahora que el gobierno está actualizando lentamente su maquinaria de información.

El ejemplo del cantante iraní Shervin Hajipour, recientemente liberado, muestra cómo funciona este mecanismo. Fue encarcelado después de que su canción “baray-e azadii” (“Por la libertad”) fue “pinchada” casi 40 millones de veces y se convirtió en el himno de la protesta.

El video fue borrado posteriormente de su cuenta y Hajipour quedó en libertad bajo fianza. Se distanció del movimiento de protesta en Instagram. Los aficionados están seguros de que esta decisión fue bajo presión.

“Por la libertad” se ha convertido en el himno del movimiento de protesta iraní:

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El mundo no tiene que mirar hacia otro lado

Negin Winkler
Negin Winkler quiere dar voz a las mujeres iraníes. zVg

Negin Winkler quiere ayudar a combatir la propaganda del régimen. Incluso si esto significa que ya no podrá regresar a su país de origen. La física sigue las noticias de fuentes confiables y, como Banihashemi, no duda en tomar la palabra en los medios de comunicación suizos.

Un punto que quiere destacar es que, por primera vez con esta revolución, se defienden los derechos de las mujeres en su país. “En Irán no se enteran de lo que hacemos aquí. Pero podemos llevar la voz de los que se manifiestan en el mundo y mostrar nuestra solidaridad”, dice la joven de 31 años.

De hecho, sostiene que es necesario evitar que los acontecimientos que están sucediendo en Irán dejen de estar en el centro de la atención internacional. “En cuanto el mundo deje de preocuparse por el pueblo iraní, el régimen cerrará las puertas y empezará a matar gente”.

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Adaptado del italiano por Norma Domínguez

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