Las personas que deseen estudiar en Suiza deben solicitar los permisos correspondientes para permanecer en el país. He aquí algunas indicaciones sobre cómo debe proceder.
La emisión de visados para estudiantes es muy similar a los permisos para trabajadores extranjeros. Los estudiantes de los países miembros de la Unión Europea (UE) y de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA) tienen más facilidades que las personas de países terceros.
Ciudadanos de la UE/EFTA
Los ciudadanos de la Unión Europea (UE) y de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA) deben presentarse ante las autoridades de la localidad donde piensan vivir y solicitar el permiso de residencia.
Los solicitantes deben demostrar, en el plazo de 15 días desde su llegada a Suiza, que disponen de un seguro médico y de recursos suficientes para cubrir sus costes de vida. Tienen que probar asimismo que vienen a estudiar a tiempo completo y que están matriculados en una universidad o una institución reconocida. El permiso de residencia emitido tendrá la misma duración que el programa de estudios, siempre y cuando sea inferior a un año. En el caso de estudios que duran más tiempo, el permiso -válido por un año- deberá ser renovado anualmente hasta la finalización de los estudios.
Los estudiantes pueden trabajar un máximo de 15 horas semanales. De lo contrario, serán considerados empleados y, por consiguiente, necesitarán un permiso de trabajo.
El estudiante puede vivir en Suiza con su cónyuge e hijos. Los miembros de su familia tienen derecho a trabajar. Aun así, el estudiante debe demostrar que dispone de recursos suficientes para mantener a los miembros de su familia, así como de un alojamiento apropiado
Ciudadanos de países terceros
Los estudiantes de países no pertenecientes a la UE/EFTA tienen que solicitar un visado en las embajadas o en los consulados de Suiza en su país de origen. En la página del Ministerio de Asuntos Exteriores puede ver la lista de representaciones suizas en el mundo.
La solicitud de visado debe incluir una atestación de la escuela o la institución en la que la persona desee ingresar; un documento que certifique el pago de las mensualidades y demuestre que el estudiante está en condiciones de costear los gastos de manutención durante su estancia en Suiza; un compromiso escrito de que saldrá del país una vez concluidos los estudios, así como un currículum vitae. Las autoridades suizas pueden realizar un examen de idioma para asegurarse de que el estudiante dispone de los conocimientos necesarios para seguir los cursos.
La emisión de los permisos es competencia de los cantones. Para obtener más información sobre este procedimiento (dónde presentar las solicitudes, formularios requeridos, etc.) contacte a la instancia cantonalEnlace externo correspondiente.
Para más información sobre visados y demás requisitos para estudiar en Suiza consulte este enlaceEnlace externo.
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Erasmus: Suiza logra limitado control de daños
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El proyecto de Felix Briza de estudiar en el extranjero pendió de un hilo. La aprobación en las urnas (09.02) de la reintroducción de cuotas a la inmigración de la Unión Europea había llevado a la expulsión de Suiza como miembro de pleno derecho del programa de intercambio universitario Erasmus +.
“El plazo para la presentación de candidaturas había concluido, con lo que ya no tenía posibilidad de optar por otro país”, señala. El estudiante alemán había solicitado un intercambio, en el marco de Erasmus +, para estudiar en la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL). “No me quedaba más que esperar”.
Para Briza, estudiar en Suiza significaba la oportunidad de aprender otro idioma, tener la experiencia de una nueva cultura y enriquecer sus estudios de Ingeniería Mecánica con los conocimientos en otra universidad. Además, quería disfrutar del “sinfín de posibilidades para el esquí y el ciclismo” que ofrece Suiza.
Sus sueños se hicieron realidad cuando el Gobierno suizo introdujo una nueva red, el Programa de Movilidad Suizo-Europeo (SEMP) para salvar el intercambio universitario. El SEMP asume los costos para los estudiantes que vienen a o van de Suiza, con subsidios del Gobierno suizo en lugar de aquellos entregados previamente por Erasmus +.
Briza pudo cristalizar su proyecto.
“Nadie se queja de que de que ya no se trate de Erasmus”, observa el estudiante. Sobre todo porque la mensualidad es superior a través del SEMP, precisa, además de que:
“Erasmus tiene la reputación de que sus estudiantes trabajan poco y festejan mucho. Decir que se es becario suizo, suena mucho mejor”.
SEMP parece dar frutos. Las estadísticas iniciales mostraron descensos de entre 10 y 38% en el número de estudiantes extranjeros en universidades suizas. Sin embargo, Gaëtan Lagger, consejero científico del secretariado suizo para la Formación, espera que el intercambio se recupere en breve, merced a los esfuerzos de comunicación con las escuelas europeas.
La Universidad de Glasgow, que debió suspender el intercambio de estudiantes con Suiza en el semestre de otoño de 2014, reanudará el programa el próximo semestre gracias a la solución aportada por Berna. Elizabeth Buie, portavoz de la universidad, explica lo anterior y precisa que el número de estudiantes es el mismo que con Erasmus.
Angelika Wittek, responsajefa de la oficina de intercambio de estudiantes en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH), dice que hasta ahora, la universidad no ha visto ninguna disminución dramática en el número de estudiantes que entran y salen de intercambio y que ha sido capaz de mantener la gran mayoría de su partenaires.
“Incluso podría ser que tengamos suerte, dadas las circunstancias, ya que podemos volver a la forma en que el programa era manejado antes de 2011, cuando Suiza era un ‘socio silencioso’ dentro de Erasmus”, precisa. “Erasmus es cada vez más complicado. Por ejemplo, los estudiantes deben aprobar exámenes de lengua (para participar en los intercambios)”.
Todo el programa había sido sujeto a una revisión el 1 de enero, cuando se convirtió en ‘Erasmus +’ con el objetivo de incluir los múltiples programas de intercambio y colaboración bajo un mismo techo. Suiza solo participó como socio de pleno derecho en el predecesor de Erasmus +, el Programa de Aprendizaje Permanente, entre 2011 y 2013.
Golpe a asociaciones lideradas por Suiza
Pero algunos estudiantes, como Michael Hayes y Claudia Dietschi han visto los beneficios de una plena participación de Suiza en los programas europeos de intercambio. Aunque el primero, procedente de Canadá, no participa en Erasmus +, ha podido advertir la oportunidad que el programa ofrece a sus compañeros de universidades europeas.
“Yo pude realizar este intercambio porque mis padres son generosos y me gustaría que todo el mundo pudiera tener la oportunidad”, comenta.
Cuando Dietschi quería ir a estudiar en Viena, hace más de una década -antes de que Suiza tuviera acuerdos bilaterales con la UE y fuera parte de Erasmus - debió abrirse camino: convenció a su universidad de incluirla en un programa de intercambio sin estipendio de Erasmus y asumió la totalidad de la matrícula.
“Pensaba que era mucho más difícil para nosotros (suizos) ir al extranjero antes de los acuerdos bilaterales”, subraya.
El intercambio de estudiantes es solo una parte de lo que Suiza pierde sin Erasmus +. Las instituciones suizas ya no pueden dirigir proyectos de cooperación y reforma y diversos programas se han quedado a mitad de camino.
Previo a la aprobación de las cuotas para la UE, “muchas instituciones suizas de educación y formación se preparaban para coordinar un proyecto”, puntualiza Lagger. “En cuestión de semanas, tuvieron que pasar su tarea de coordinación a un socio europeo y quedar invitados como socios silenciosos en su propio proyecto, o abstenerse de participar”.
Tales asociaciones pueden incluir el desarrollo de nuevos currículos, compartiendo mejores prácticas y aumentando la cooperación entre universidades europeas y las empresas que eventualmente contratarían a los egresados, de acuerdo con Florencia Balthasar de SwissCore, la Oficina de Contacto para la Innovación Europea de Investigación y Educación, con sede en Bruselas .
“Cuando nos asociamos plenamente al Programa de Aprendizaje Permanente, pudimos coordinar y ejecutar proyectos de cooperación”, dice. “Ahora, si queremos participar, venimos en silencio con nuestro propio dinero, al no obtener el reconocimiento oficial. O si nos atrevemos a participar plenamente, no podemos coordinar proyectos”.
Convencer a la gente de que Suiza está perdiendo al ser excluida de este tipo de proyectos no es una tarea fácil, ya que el país solamente fue socio con pleno derecho entre 2011 y 2013. En ese breve lapso, muchas instituciones empezaban apenas a explotar las posibilidades ofrecidas.
Para Lagger, las consecuencias del cambio de estatus de Suiza en Erasmus + se puede sentir principalmente en universidades de ciencias aplicadas, escuelas técnicas y las empresas, ya que las universidades e institutos tecnológicos tienden a tener redes y proyectos más consolidados.
El control de daños
Peter Eigenmann, titular de la oficina de relaciones internacionales en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Berna, dice que su personal ha tenido que hacer un gran esfuerzo para preservar la mayor cantidad posible de asociaciones con universidades europeas, pero no todos los esfuerzos han tenido éxito. La participación en un programa de intercambio y de asociación en una red de profesores y de personal escolar con otros países europeos “se redujo drásticamente” a pesar de su éxito en los últimos años.
La pregunta ahora es cómo se financiará y preservará la participación de Suiza en los programas europeos de intercambio en los próximos años, más allá del ámbito de aplicación de las medidas provisionales del gobierno.
“Exploramos todas las opciones posibles y todavía tenemos un mandato para negociar la plena asociación (en programas de la UE)”, dice Lagger. “Eso sigue siendo nuestro objetivo”.
“Sin embargo, la Comisión de la UE ha manifestado muy claramente que seremos plenamente asociados solamente si el tema de la libre circulación de personas es resuelto”.
Suiza cambia de estatuto en Erasmus +
Tras la aprobación en las urnas, el pasado 9 de febrero, de la reintroducción de cuotas para los inmigrantes de la Unión Europea, Suiza dejó de ser país miembro para convertirse en mero socio. Dennis Abbott, portavoz de la Comisión Europea, explica:
“Bajo Erasmus +, como país socio, Suiza vuelve a la situación que tenía antes de unirse al Programa de Aprendizaje Permanente de la UE en 2011. Eso significa que ahora la participación de las organizaciones suizas está esencialmente limitada a actividades de cooperación, donde se demuestre que tienen un claro valor añadido para la UE”.
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