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Una “espiral de desinformación” asalta la democracia en Brasil

Jorge Ocaña

Redacción Internacional, 11 ene (EFE).- La campaña de desinformación promovida por el bolsonarismo durante los últimos años, destinada a deslegitimar a la oposición y acusarla de fraude electoral tras la victoria de Lula da Silva, es uno de los detonantes del asalto a la democracia en Brasil, coinciden expertos consultados por EFE.

“Queremos el código” fue la consigna que protagonizó cánticos y pancartas durante el asalto de los seguidores del expresidente conservador Jair Bolsonaro a las sedes de los tres poderes en Brasil, el Congreso Nacional, la sede del Ejecutivo y la Corte Suprema, con el objetivo de derrocar a Lula da Silva en su tercer mandato al frente del país.

Este lema hace referencia a la teoría alimentada por el bolsonarismo de que las urnas electrónicas fueron manipuladas y, por tanto, hubo fraude en las elecciones, lo que desencadenó, con el altavoz de las redes sociales, el ataque de miles de personas a los poderes del país, según coinciden los analistas.

El asalto fue “la punta de una espiral de desinformación promovida por el bolsonarismo y la ultraderecha en los últimos años”, señala Natália Leal, directora ejecutiva de la agencia de verificación brasileña Lupa, miembro de la Red Internacional de Verificación (IFCN, por sus siglas en inglés).

Desde la celebración de las elecciones, contenidos falsos en redes sociales han tratado de dibujar a Lula como un presidente ilegítimo, con mensajes que aseguraban que se había cometido fraude o que incluso su investidura fue una farsa.

Para alimentar esta idea, el bolsonarismo aseguró sin pruebas que los modelos de urnas electrónicas anteriores a 2020 no habían sido auditados, una afirmación desmentida por EFE Verifica, que, con anterioridad al asalto de este domingo, ya había explicado que todas las urnas pasaron por estrictos controles de seguridad.

Precisamente, la consigna “Queremos el código” hacía referencia al código fuente de estas máquinas electrónicas.

DESLEGITIMAR EL SISTEMA ELECTORAL DESDE LAS REDES SOCIALES

Las sospechas sobre las urnas electrónicas “sigue la estela trazada en su día por Donald Trump, tratando de deslegitimar el proceso democrático aprovechando de forma sistemática las redes sociales”, explica a EFE Carlos Malamud, investigador principal del Real Instituto Elcano y catedrático de Historia de América en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).

La teoría del fraude electoral espoleó a los bolsonaristas hacia la desobediencia tras meses de campaña para desacreditar el sistema electoral brasileño, según Malamud, que recuerda que en 2018, con Bolsonaro ya como presidente de Brasil, solo el 5 % de la población brasileña creía que el sistema de votación podía “dar lugar a irregularidades”, un porcentaje que se cuadruplicó en cuatro años hasta alcanzar el 20 %.

LA RADICALIZACIÓN DEL ELECTORADO POR MENSAJES DE MÓVIL

En aquel entonces, hace cuatro años, los contenidos falsos que se difundieron por la aplicación de mensajería instantánea Whatsapp jugaron un papel crucial para la radicalización del electorado y la victoria de Bolsonaro, como así constató EFE Verifica.

Este tipo de “teorías conspirativas”, que se difunde a diario por aplicaciones de mensajería y redes sociales, han creado “una realidad paralela” en la que “parecen estar atrapados” los atacantes que asaltaron las instituciones brasileñas, argumenta Natália Leal, que señala las elecciones de 2018 como un punto de inflexión en la difusión de este tipo de contenidos.

A su juicio, la publicación de contenidos falsos “favorece las conexiones entre personas que, creyendo en informaciones falsas, se embarcan en un atentado terrorista” contra los tres poderes brasileños.

APELAR A LAS EMOCIONES PARA DESINFORMAR

La directora ejecutiva de Lupa sostiene que si la desinformación acerca del resultado electoral ha tenido efecto entre el bolsonarismo es porque está alineada con las “creencias y deseos de estas personas”.

“Hay que reconocer que la desinformación es emocional y relacional y que una información más cualificada o un formato viral no basta para desmentir un contenido si está en la línea de lo que piensa el lector”, esgrime.

De hecho, al igual que ocurrió en el asalto al Capitolio de Estados Unidos, del que perfiles en redes sociales culparon a activistas de ultraizquierda infiltrados entre los seguidores de Trump, tras lo ocurrido en Brasil comenzaron a circular en redes mensajes que responsabilizaban a los seguidores de Lula de los ataques golpistas.

Asimismo, la agencia Lupa ha desmentido mensajes falsos que aseguraban que una anciana muriera por las supuestos malos tratos a los detenidos por el asalto o que un diputado del partido de Lula fue uno de los cabecillas de los ataques.

Por el momento, 727 personas continúan arrestadas y las autoridades brasileñas investigan lo ocurrido y si alguien financió los ataques. EFE

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