El aplazamiento de la Cumbre de las Américas pone en evidencia su fragmentación política
Marta Garde
Redacción Internacional, 4 nov (EFE).- El aplazamiento a 2026 de la Cumbre de las Américas que iba a celebrarse en diciembre en República Dominicana pone sobre la mesa la fragmentación política regional, que según algunos expertos es ya tan evidente que este último paso no va a contribuir a exacerbarla.
La Cancillería dominicana tomó el lunes la decisión después «de un cuidadoso análisis de la situación en la región» y tras considerar que las «profundas divergencias» existentes «actualmente dificultan un diálogo productivo en las Américas».
Para Andrés Laguna, consultor senior de la consultora NITID Corporate Affairs, con sede en Madrid, el aplazamiento «demuestra que los foros multilaterales tradicionales y la diplomacia de grandes bloques están siendo gradualmente reemplazados por una bilateralidad en las relaciones internacionales más pronunciada, encarnada en las figuras de sus líderes y basada en afinidades y amistades».
Haberlo pospuesto la cumbre, según indica a EFE, «es una indicación clara de que en estos momentos no hay países que estén jugando roles de mediador para la búsqueda de consensos amplios», y refleja una región «profundamente polarizada ideológicamente, donde es cada vez más complicado y políticamente costoso para sus líderes establecer espacios de diálogo».
La cita llegaba ya tocada a nivel diplomático: República Dominicana no había invitado a Cuba, Nicaragua ni Venezuela para «asegurar el desarrollo del foro», y como resultado la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el de Colombia, Gustavo Petro, habían apostado por no acudir.
«Las divisiones son tales que, el que haya o no haya cumbre, en estos momentos no cambiará nada. En cambio, plantea cuestiones sobre los vínculos entre Estados Unidos y Latinoamérica. Históricamente ha sido un foro muy dirigido por Estados Unidos», añade Kevin Parthenay, copresidente del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC) en la Universidad de SciencesPo, en París.
Validación estadounidense
El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, apoyó «plenamente» el aplazamiento y el experto francés sugiere que pueda haber habido presiones de Washington para dar tiempo a que tengan lugar elecciones clave como en Chile (segunda vuelta en diciembre) o Colombia (mayo de 2026) «que podrían dar la victoria a la derecha».
«También se puede pensar que (el presidente estadounidense, Donald) Trump intenta ganar tiempo para que (el venezolano, Nicolás) Maduro y Venezuela caigan, y que, cuando caigan, Nicaragua y Cuba se vuelvan mucho más frágiles y le sea un espacio mucho más favorable», añade Parthenay.
La cancillería dominicana había afirmado que la decisión de aplazar la cita había sido consensuada con sus socios más cercanos, incluido Estados Unidos, «impulsor original de este foro, y otros países claves».
Según el consultor de NITID Corporate Affairs, «estamos ante una América de bandos. Por un lado, un frente liderado por Estados Unidos y respaldado por el anfitrión, frente a otro bloque de países que -como señalan análisis independientes- muestran señales de erosión democrática y son respaldados en este debate por el Gobierno de Colombia».
A su juicio, la búsqueda de un acercamiento debe partir de la propia Latinoamérica: «Teniendo en cuenta las divergencias políticas actuales y la historia reciente de América, correspondería a otros países dentro de la región fomentar un espacio de diálogo como lo fue en su momento, por ejemplo, el Grupo de Contadora, que empezó a propiciar la paz en Centroamérica en los años 80».
Esto, según resume, «naturalmente requiere voluntad política tanto de Estados Unidos —que ya entra en periodo electoral con las elecciones de medio mandato de 2026— como de los gobernantes de las democracias erosionadas del continente».
El copresidente de la OPALC ve a su vez «esencial consolidar las democracias latinoamericanas para que el diálogo, la cooperación y el multilateralismo se mantenga». Pero en el desbloqueo de la situación, según concluye, Europa no debe intervenir «porque sus países no deben injerir en asuntos políticos de otros Estados». EFE
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