
España resucita el eterno debate del cambio de hora en la Unión Europea
Luxemburgo, 20 oct (EFE).- El domingo 26 de octubre, los relojes europeos volverán a marcar el horario de invierno y a las tres de la madrugada pasarán a marcar las dos hasta el 29 de marzo de 2026, cuando el continente regresará al de verano.
Se trata de un ritual introducido durante la Primera Guerra Mundial por el Imperio Alemán para ahorrar en iluminación y recuperado tras la crisis del petróleo de los setenta, armonizado en el ámbito comunitario desde 1980 y aplicado de forma unificada desde 2002.
Y como cada otoño, toca replantearse si el ajuste se ha convertido en más que en un beneficio.
Al menos así lo entiende España, que ha querido desenterrar un dossier que reaparece periódicamente en el debate comunitario, al pedir que el asunto se incluya como punto de información en la agenda del consejo de ministros europeos de Energía celebrado este lunes en Luxemburgo.
«Cambiar la hora dos veces al año ya no tiene sentido. Apenas ayuda a ahorrar energía y tiene un impacto negativo en la salud y en la vida de la gente», dijo el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en un vídeo difundido a primera hora del lunes.
En España, el cambio horario se introdujo en 1918 y se aplica permanentemente desde 1974. Una encuesta del CIS de 2023 arroja que el 67 % de los españoles está a favor de abolirlo.
El secretario de Estado de Energía, Joan Groizard, afirmó a su llegada a esa reunión ministerial que la evidencia de que el cambio estacional «genere ahorros energéticos es cada vez más tenue» porque «el sistema energético está cambiando mucho».
Finlandia, Polonia y la Comisión mostraron simpatía por la reactivación de la discusión.
El debate
En 2018, la Comisión Europea planteó acabar con el cambio de hora, después de que Finlandia promoviera la idea en 2017.
Una consulta pública en la que participaron 4,5 millones de europeos respaldó alterar el régimen con un 84 % de apoyo, y en 2019 el Parlamento Europeo pidió acabar con el sistema en 2021.
Pero desde entonces, la Directiva está bloqueada en el Consejo, pese a que la propuesta otorga libertad a cada país para decidir si mantiene el sistema actual o lo elimina.
Polonia intentó sin éxito volver a reavivar la discusión a inicios de año y el adalid del abolicionismo en la Eurocámara, el cristianodemócrata irlandés Seán Kelly, envió la semana pasada una carta a la actual presidencia danesa del Consejo, pidiendo que relance las negociaciones.
«Las pruebas científicas demuestran que adelantar y atrasar los relojes dos veces al año altera el sueño, aumenta los riesgos para la salud (…) e incluso provoca más accidentes de tráfico», señalaba.
El Parlamento Europeo debatirá la cuestión este jueves, pero no significa que el asunto vaya a coger vuelo entre los distintos países.
«No creo que esta situación vaya a cambiar en un futuro cercano», trasladó a EFE una fuente europea familiarizada con el expediente.
Los Veintisiete
En Alemania, el país más poblado de la UE, un 70 % considera el cambio de hora un «sinsentido», según encuestas del instituto Forsa. También Suecia (58 %) y Dinamarca (56 %) albergan mayorías a favor de terminar con el cambio horario, según un sondeo de la firma demoscópica YouGov de 2023.
En Portugal, la última vez que se abordó el tema de forma nacional fue en 2018 y el gobierno no quería entonces acabar con el sistema, como Grecia y Chipre. Otros no se pronunciaron y Francia dijo estar dispuesta a estudiarlo.
El cambio exige, primero, una mayoría cualificada en el Consejo: el apoyo de al menos 15 de los 27 países y que estos representen al menos al 65 % de la población de la UE. Sólo una vez fijada la posición en el Consejo se podría negociar con la Eurocámara sobre un asunto que implicaría armonizar conexiones de trenes y aviones.
El resto del mundo
Respetan el cambio de hora unos 70 países que albergan un tercio de la población mundial, entre los que se cuentan la UE y la mayor parte de Estados Unidos y Canadá.
No se usa en ningún país africano salvo Egipto, que lo suprimió en 2011 y lo restableció en 2023. No lo tienen China, Japón, Corea del Sur o India, y en los últimos años lo suprimieron Azerbaiyán, Jordania, Namibia, Rusia, Turquía o Uruguay.
En Latinoamérica, Bolivia y Panamá nunca lo implementaron y Argentina y Brasil lo suprimieron. Lo emplean Chile, Cuba, Paraguay y algunas zonas de la frontera de México con Estados Unidos y en Ecuador y Colombia aún se recuerdan las efímeras «hora Sixto» (1992) y «hora Gaviria» (1992-93), ensayos de ahorro energético que no llegaron a asentarse. EFE
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