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RESERVA_FISCALIDAD02_Radiografía cantonal de la diversidad fiscal

Con sus 26 derechos cantonales, el sistema fiscal suizo está muy diversificado. El monto a pagar puede variar significativamente de acuerdo al lugar de residencia.

Ciertos cantones llegan a ser considerados como “infiernos” fiscales, otros, como “paraísos”. Sin embargo, establecer una comparación resulta ser un ejercicio complicado.

Únicamente los impuestos federales son los mismos para el conjunto de la población. Sea cual sea el lugar de residencia, el contribuyente paga, por ejemplo, la misma parte del Impuesto Federal Directo (IFD).

De esta manera, un hombre soltero que disponga de un ingreso anual de 80.000 francos desembolsará 1770 francos aunque viva en Ginebra, Lugano o Schaffhousen.

La fiscalidad indirecta retenida por la administración federal (impuesto al tabaco, impuesto al valor agregado, etc.) es evidentemente también idéntica en todo el territorio nacional.

Lo doble de un cantón a otro

Todos los cantones reúnen la mayor parte de sus ingresos a través del impuesto sobre la fortuna y el ingreso. Pero la situación resulta muy diversa, teniendo en cuenta que cada entidad aplica su propio baremo.

En los dos extremos de la escala se encuentra Zug y Neuchâtel. Una persona soltera sin niños que declare un ingreso anual de 100.000 francos pagará entonces 15.990 francos de impuestos cantonales en Neuchâtel, pero únicamente 6078 francos en Zug, lo que significa ¡menos de la mitad!

Las mismas diferencias se encuentran en el interior de los cantones ya que las comunas fijan su baremo de forma autónoma. Un ejemplo en el cantón de Friburgo: por 100.000 francos de impuesto cantonal, el habitante de Cheiry pagará 11.000 francos de impuestos comunales y aquel que viva en Ferpicloz, 3000 francos.

Todo depende de la situación

Con regularidad, los medios comparan la presión fiscal en diversos cantones. La conclusión a la que llegan es que los cantones de la parte germanoparlante de Suiza resultan ser menos caros en el ámbito fiscal que los de la parte Suiza de habla francesa.

Esa constatación -que se basa en una comparación del impuesto a pagar para un salario medio- es, de hecho, correcta. No obstante, merita verse de forma relativa. En algunos casos, en efecto, algunos cantones de la parte francófona pueden mostrar ser incluso más ventajosos que los “paraísos fiscales” de la parte de habla alemana, como lo puede mostrar una comparación entre Ginebra y Zug.

Para los ingresos altos y medios, la lógica se respeta. Zug se muestra mucho menos oneroso que Ginebra. De acuerdo al simulador fiscal de los bancos cantonales, una pareja con dos hijos que dispone de un ingreso anual bruto de 150.000 francos pagará una carga fiscal total de 21.704 francos en Ginebra y una de 10.627 francos en Zug.

Pero ese inmenso margen de diferencia disminuye a medida que el monto del ingreso desciende. Para un ingreso bruto anual de 60.000 francos, Ginebra, que ha adoptado una política fiscal claramente favorable para las personas con bajos ingresos, resulta ser menos cara (81 francos) que Zug (500 francos).

Por lo demás, el cálculo del monto sometido al gravamen se realiza bajo reglas diferentes en los cantones. Por ejemplo, Friburgo y Jura permiten deducir los gastos del cuidado externo de los niños, una posibilidad que no existe en la mayoría de los otros cantones. Y más aún, las deducciones sociales por los menores de edad a cargo no son uniformes.

En ese caso, los montos en juego no son muy importantes. No obstante, de acuerdo a la política de deducciones fiscales adoptada por los cantones, la diferencia puede alcanzar algunos cientos de francos de impuestos para un ingreso medio.

Cálculo complejo

Una persona preocupada por pagar menos impuestos se interesará primero en los impuestos sobre el ingreso y la fortuna. Pero éstos no son en lo absoluto los únicos que pueden aligerar la cuenta al fisco.

Entre esos diferentes impuestos y tasas, algunos (tasa para el dueño de un perro, el impuesto sobre la tenencia vehicular, etc.) resultan ser sólo montos limitados. En cambio, otros, (impuesto sobre la sucesión, impuestos sobre las ganancias inmobiliarias, etc.) conciernen a sumas mucho más importantes.

Y como es costumbre, las prácticas y los baremos pueden variar drásticamente de acuerdo al cantón donde se resida, como lo muestra el ejemplo del impuesto sobre las sucesiones. En el cantón de Schwyz ese tributo sencillamente no existe. En otros cantones, la tasación depende del grado de parentesco del receptor y puede partir de 0% (para los descendientes directos) a 50% (para las personas que no tienen ningún parentesco).

Incluso el caso más frecuente, la herencia de padres a hijos, es objeto de diferencia. En muchos cantones, este tipo de herencia no se grava. Pero en otros cantones sí. Vaud solicitará una contribución del 2% (1% para el cantón y 1% para la comuna) en el caso de las herencias de más de 10.000 francos entre padres e hijos.

Estos son algunos ejemplos que muestran hasta que punto es complicada la situación fiscal en Suiza. Determinar el lugar de residencia más favorable desde el punto de vista fiscal no es un asunto sencillo. De acuerdo al estado de los ingresos y del patrimonio, establecerlo puede necesitar de un complejo cálculo.

swissinfo, Olivier Pauchard
(Traducido del francés por Patricia Islas Züttel)

En promedio, los contribuyente suizos consagraron este año 106 días de trabajo para el pago de sus impuestos.

No todos pudieron festejar el “día del deber fiscal cumplido”, que se celebra el 16 de abril.

Vista la disparidad de los baremos cantonales y comunales, algunos están lejos de alcanzar la cuenta, mientras que otros son detestados por esa carga desde hace mucho tiempo.

El establecimiento del número de días de trabajo necesarios para cubrir los impuestos se basa en la cuota-parte fiscal. Este indicador, que determina los impuestos pagados al Estado a través de un porcentaje del Producto Interior Bruto, debería alcanzar el 29,2%.

No obstante, contrariamente a otros países, Suiza no integra en su estadística las primas dirigidas al seguro privado en caso de enfermedad, de carácter obligatorio, y el seguro en caso de accidente. Tampoco incluye las cotizaciones obligatorias para el retiro profesional ni las de las cajas de compensación familiar. Si así fuera el caso, la cuota-parte fiscal ascendería a alrededor de 40% del PIB.

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