La descalificación de Rahul Gandhi, el golpe a la mayor dinastía de la India
Indira Guerrero
Nueva Delhi, 24 mar (EFE).- La destitución este viernes de Rahul Gandhi, delfín de la dinastía Nehru-Gandhi, de su escaño como miembro del Parlamento de la India tras una condena por difamación supone el último traspié del hijo, nieto y bisnieto de primeros ministros que vive el ocaso de un legado.
La destitución de Gandhi, anunciada por el Parlamento un día después de que un tribunal pronunciase la condena a dos años de prisión por difamar al primer ministro indio, el nacionalista hindú Narendra Modi, despliega un abanico de inquietudes sobre el futuro del principal líder opositor de la India.
EL CASO
Un tribunal del estado de Gujarat, lugar de nacimiento del primer ministro indio, halló a Rahul Gandhi culpable de difamación por un discurso hecho en 2019 en el que el líder opositor preguntó por qué todos los ladrones llevan el apellido «Modi».
En el discurso Gandhi nombró al primer ministro y a los fugitivos Nirav Modi, un magnate acusado del fraude de 1.770 millones de dólares al Banco Nacional del Punyab (PNB); y el exjefe de la Indian Premier League (IPL) de críquet Lalit Modi, como casos referentes de corrupción.
La comparación hecha en el marco de la campaña por las elecciones generales de 2019, fue vista como una ofensa contra Modi que logró una victoria aplastante en esos comicios.
Gandhi fue condenado a dos años de prisión aunque recibió una fianza provisional y una suspensión de la pena por 30 días a la espera de que el político de 52 años recurra la decisión en un tribunal de apelaciones.
EL DELFÍN
Rahul Gandhi es la figura política más relevante de la oposición del país y su nombre está directamente relacionado con el de su formación, el histórico Partido del Congreso, que fue por décadas la mayor fuerza política de la India.
La dinastía Nehru-Gandhi comenzó con el primer jefe de Gobierno de la India independiente, Jawaharlal Nehru, y siguió con su hija, Indira Nehru, que cambió su apellido tras su matrimonio con Feroz Gandhi, sin vínculo alguno con el líder pacifista mahatma Gandhi.
Tras la muerte de Indira Gandhi a manos de sus guardaespaldas en 1984, tomó el relevo su hijo Rajiv Gandhi, padre de Rahul, que sería asesinado años después durante un mitin político, lo que empujaría luego a su esposa, la italiana Sonia Gandhi, a presidir el partido.
Si bien la familia dimitió el año pasado a la dirección del partido, el bisnieto de Jawaharlal Nehru sigue siendo el personaje más emblemático de la formación aunque esta vive actualmente sus horas más bajas.
EL FACTOR GANDHI
La descalificación de Rahul Gandhi como parlamentario podría mantenerse a menos de que un tribunal suspenda por completo la sentencia o un tribunal superior falle a su favor. Su inhabilitación propone grandes riesgos para el partido que se prepara para las próximas elecciones generales que tendrán lugar el año próximo.
Según la legislación india, todo político que cumpla una condena judicial de mínimo dos años, está inhabilitado para presentarse a un cargo de votación popular, un veto que continúa por varios años incluso tras cumplida la pena.
El líder del Congreso enfrenta además otros casos por lavado de dinero y difamación en otras cortes del país, algunos de ellos promovidos por miembro del partido del primer ministro indio, el Bharatiya Janata Party.
Gandhi es el nombre más relevante entre la lista de políticos que enfrenta procesos judiciales o investigaciones por parte de las agencias de seguridad y financieras del país.
Al menos, una docena de partidos de oposición acudió hoy al Tribunal Supremo de la India para alegar el uso de las agencias centrales de investigación por parte del Gobierno para perseguir a la disidencia.
El mes pasado el número dos del Gobierno de Nueva Delhi, Manish Sisodia, fue detenido y acusado de corrupción por el Buró Central de Investigaciones de la India (CBI, en inglés), la agencia federal anticorrupción, en relación a una norma del gobierno delí sobre la venta de alcohol.
Autoridades fiscales de Gobierno indio efectuaron a mediados de febrero pasado una inspección a las oficinas de la BBC en la India, exactamente un mes después de que cadena británica estrenase un polémico documental sobre el rol del primer ministro durante unos sangrientos enfrentamientos religiosos entre hindúes y musulmanes. EFE
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