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La Orquesta Bosconia en Suiza

La Orquesta Bosconia en el Kursaal de Berna. swissinfo.ch

Integrado por niños -otrora de la calle- el grupo musical testimonia el éxito de un programa que conjuga el amor y el arte.

La estrategia de solidaridad cuenta con el apoyo de organizaciones de Suiza, país donde los jóvenes artistas colombianos cosechan aplausos.

“Nosotros queremos decir al mundo entero que la educación debe ser muy especial, sobre todo cuando los niños han sufrido, y que uno de los grandes valores que debe tener debe ser el arte”, subraya Javier de Nicoló, padre salesiano y padre de todos esos chiquillos músicos y bailarines, y de muchos más en Colombia -unos 14.000 por todos- que forman parte del Proyecto Bosconia.

La educación, añade el sacerdote, debe ofrecer al menor la posibilidad de darse cuenta de que las puertas están abiertas para él, “de que con un poco de esfuerzo que haga gana muchas cosas y se realiza, y entonces empieza a afianzarse, a creer en sí mismo y a creer en los demás y en las dos cosas a veces acaba uno hasta creyendo en Dios, teniendo fe en Dios”.

El padre Javier habla con entusiasmo de sus chicos. Sus palabras tienen la misma devoción que aquella con la que escucha las interpretaciones de esos jovencitos que, merced a sus esfuerzos, no sólo dejaron las calles, sino que recorren ahora escenarios del Viejo Mundo. Estuvieron en Bélgica, Liechtenstein, Suiza (Zúrich, Berna y Ginebra) y viajarán luego a España.

En su programa, piezas clásicas de Franz von Suppé, Johannes Brahms y Gioacchino Rossini y, faltaba más, los aires del Caribe en páginas de Gil Arialdo y Ariel Rey, Rafael Hernández, Pérez Prado, Pedro Gutiérrez, Mango, Velásquez, Lara y Jairo Varela. En escena, medio centenar de chicos (entre músicos y bailarines) de entre 11 y 18 años, bajo la batuta del maestro Sandro Tagliaferri.

Con apenas poco más de tres años…

“La idea empezó en el 2001 y después de tres años y medio de trabajo con los muchachos ya estaban a un nivel tal que ya podían hacer una tournée por Europa y entonces decidimos llevarla a cabo”, explica por su parte Juan J. Alarcón, director de proyectos de la Fundación Limmat.

Esa organización suiza participa en diversos programas del Padre Javier de Nicoló en pro de los niños de la calle colombianos y que se llevan a cabo a través de todo el país. En esa estrategia participan también entidades de Bélgica y de España, además de la Unión Europea y la Unicef, entre otros.

“Pero la idea de la escuela de música sí que fue un proyecto de la Fundación Limmat que recogió fondos a través de torneos de golf en Suiza y con eso se construyó el Conservatorio de los Niños de la Calle”, precisa Juan J. Alarcón.

Por su parte, la embajadora de Colombia ante la Confederación Helvética, Elena Echavarría, habla del impacto del Programa Bosconia en ese país sudamericano:

“Es un proyecto sumamente constructivo que parte de una necesidad que existe no solamente en Colombia sino que en muchas partes del mundo. Es un proyecto de rehabilitación y hay que tener en cuenta que estos niños se reintegran a la sociedad”.

Se refiere también a la respuesta que los pequeños han recogido durante sus presentaciones en este país. “Aquí hay mucha sensibilidad hacia los niños y hacia los derechos humanos, y esto tiene que ver con el derecho de los niños a tener una vida sana, a recibir educación, a tener un lugar en la sociedad y a tener acceso a las oportunidades laborales. Entonces, en Suiza ha tenido una aceptación muy alta”.

Mucho más que un entretenimiento

“Es que mira, el arte aquí lo vemos como si fuera un simple entretenimiento, pero para nosotros el arte es un gran instrumento para empezar a educar. Cuando un niño ha sido muy lastimado no le gusta la escuela, no le gusta estudiar, no le gusta estar interno”, destaca el prelado.

El padre Javier habla a swissinfo en el Intermezzo del concierto de la Orquesta Bosconia en el Kursaal de Berna (27.09.05).

“El niño de la calle es un niño que ha sido lastimado porque no le ha funcionado la familia. Ha sido lastimado porque no se ha dado respuesta a sus principales necesidades: afecto, comida, poder contar con un hogar, con unos padres que lo atiendan. Los niños a esa edad no son filósofos pero sí sufren, ese es el mundo que sufre”, explica el fundador del Programa Bosconia.

“El mejor sistema es buscarlo. Muchas veces, a esos niños los cogen y los encierran de una vez y aumentan así el problema. Lo vuelven más grave porque ese niño no está en condición de quedarse prisionero en un ambiente en el cual no encuentra a ninguna persona que le parezca simpática, ninguna persona con la cual puede sintonizar. Todo lo que le insinúan son cosas que a él no le gustan…”

Como resultado, agrega el sacerdote, esos pequeños pueden asumir conductas hostiles hacia la sociedad. El Programa Bosconia busca el acercamiento a esos chicos a través de la ‘Operación Amistad’ y una vez roto el hielo les propone un techo, alimento, un hogar.

“Entonces, una vez que pide entrar lo acogemos con mucho cariño y la primera cosa no es meterlo en el martirio de la escuela, en el martirio de lo monótono, sino que tratamos de ver las cosas que le gustan a él. Tratamos de meterlo en el campo del juego, del deporte, del paseo. De todas las cosas que son muy agradables para los niños, los dulces, los helados, todas esas cosas atractivas, las excursiones, y sobre todo meterlo en el campo del arte”.

Un cambio impresionante

Los chicos de la calle que llegan a los hogares del padre Javier empiezan el aprendizaje del baile, de la música, de alguna otra actividad artística…

“Y poco a poquito, el cambio es impresionante. El que parecía distraído, que no quería ninguna de las cosas que se le ofrecían, de pronto empieza a concentrarse en una tarea. Por ejemplo, en un taller de cerámica, de vitrales. Y eso le hace un gran provecho”.

Es entonces, cuando el chiquillo “ha sintonizado con el arte”, que sus anfitriones le empiezan a hablar de otros aprendizajes que les permiten integrarse a la sociedad, al mundo del trabajo.

“La gente a veces no entiende eso, entonces nosotros lo hacemos conocer como espectáculo, pero el arte es la esencia de nuestra educación”, concluye el sacerdote salesiano.

swissinfo, Marcela Águila Rubín

La Fundación Limmat fue establecida en Zúrich en 1972.

La organización apoya estrategias en Suiza y en el extranjero de apoyo a los más desfavorecidos.

La gira de la Orquesta Bosconia por Europa incluyó presentaciones en Bélgica, Liechtenstein y Suiza (Zúrich, Berna y Ginebra).

Los artistas, alrededor de 50 entre músicos y bailarines, concluirán su primera tournée internacional en España.

Javier De Nicoló, fundador del programa Bosconia, nació en Bari (Italia) el 29 de abril de 1928.

A los 18 años, al término de la Segunda Guerra Mundial, en Nápoles, decidió ingresar a la Comunidad Salesiana.

En 1948, llegó a Colombia para entregarse enteramente a la atención de los enfermos de Hansen en Agua de Dios.

Bosconia, es un programa pedagógico que ha extendido su accionar a siete departamentos, con sede en Bogotá, con centros urbanos y rurales para ofrecer diversas alternativas de atención.

En la actualidad, el Programa Bosconia atiende a una población de unos 14.000 menores.

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